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sábado, 21 de junio de 2008

El perro guardián


Una vez por semana nos juntamos en la casa de Betty para hablar de la problemática del edificio y revisar los gastos.

Cada vez hablamos más.

Con el paso del tiempo voy conociendo sus horarios.

Sale de su casa en auto a las 9.15 hs.

Vuelve a las 20.45 hs.

A las 21 hs va al gimnasio.

A las 21.45 hs vuelve.

A veces, cuando escucho la puerta de su casa, me asomo al balcón solo para verlo subir al auto.

Los sábados por la mañana se va con ropa deportiva a eso de las 11 hs y vuelve a eso de las 15 hs.

A veces, por temas del consorcio nos mandamos mails o mensajes.

Yo siempre pongo "besos". Beto me manda "saludos".

Empiezo a cansarme, a impacientarme para ser precisa.

Una noche, escucho la puerta de su departamento a las 22.30 hs.

Es jueves, y para él esa hora significa que es tarde.

Me asomo al balcón, y entonces lo veo.

Debería decir: los veo.

Sube a su auto con una chica.

En la noche y desde el 5to piso no puedo distinguir ni que edad tiene ni si es linda o fea.

No se si es una prima, una amiga o la enfermera, pero a mi me alcanza para ponerle punto final a la idea de conquistarlo.

Haber jugado el papel de perro guardián me hizo dar cuenta de que hoy por hoy, Beto está en otra.

Así que otra vez estoy libre para mirar hacia otra parte.

0 Blondas y algunos rubios no se callaron: