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miércoles, 25 de junio de 2008

El deseo


Al llegar a la puerta de calle, no dice nada.Solo me besa.

El beso es mejor que el que hubiera soñado jamás.

Es de esos besos tibios, intensos, con el poder de estremecer cada rincón del cuerpo.

- ¿Vamos a tu casa? - me pregunta

Pienso un instante.

Mi casa está a veinte cuadras.Desde donde estamos, a su casa, hay cinco.
El se levanta a las 7.30 hs.Así que digo:

- No, vayamos a un telo que quede por acá cerca

- Pero no tengo plata, amor y no traje la tarjeta - dice

- La plata es lo de menos -contesto



Caminamos.

En realidad él camina, y yo ando, como puedo.

Estoy borracha de pies a cabeza, como nunca estuve en mi vida.

Si existiera el hada de los cuentos y me dejara pedir un deseo, pediría simplemente poder estra lúcida,para poder disfrutarlo.

En el camino, que no se cuán largo es porque no lo recuerdo, paramos varias veces para mimarnos.

- Blonda, quiero preguntarte algo - dice

- Preguntame -contesto

- No estás acá conmigo solo porque estás borracha,¿no? - dice intrigado

- No, quedate tranquilo -respondo

- Ok, porque si no , no quiero - contesta

Su inseguridad me gusta.

Me encanta que haya sentido duda, y que no le diera lo mismo que yo accediera por deseo y convicción, a que lo hiciera como un acto de inconsciencia.


Llegamos a un hotel, del que solo recuerdo la voz de la recepcionista, a él pidiendo un turno y a mi firmando ilegiblemente un cupón de Visa.

La habitación es en la planta baja.

Entramos,la luz es tenue, y la música casi inaudible.

Ramiro va al baño.

Yo me caigo en la cama, y como puedo me saco las botas.

No recuerdo como fue que me quitó la ropa,ni tampoco se en que momento se desvistió él, pero de pronto estábamos los dos desnudos , tendidos en la cama.

0 Blondas y algunos rubios no se callaron: