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jueves, 26 de junio de 2008

El después (parte 1)

El martes tengo reunión a las diez de la mañana.

Nos juntamos todos los de mi grupo en la sala grande.

Estoy impaciente por verlo, pero se que él llega más tarde.

Justo antes de que cierren la puerta, lo veo pasar.

El mira hacia adentro, y yo justo miro hacia afuera.Inevitablemente nos cruzamos la mirada, y él me sonríe.Yo no. Estoy tan preocupada por como será el después, que me tensiono y no puedo ser espontánea. Si hubiera podido serlo, habría salido eyectada de la reunión y lo hubiera abrazado.

La charla se hace larga, y recién nos liberan al mediodía.

Salgo pensando en que se viene la prueba de fuego, llegar a mi escritorio, dejar las cosas y saludarlo.No me da tiempo.Cuando estoy a un metro levanta su cabeza y me dice:

- Hola Reina

Y pienso que todo parece normal, y vuelvo a respirar.

Las dos sillas frente a mi computadora vuelven a ocuparse.

Estamos los dos juntos todo el día.

En lo único que hace alusión al domingo es cuando pregunta:

- ¿La pasaste bien?

- Muy bien, ¿vos? - respondo

- Muy bien - responde

A mi se me agolpan las preguntas en mi cabeza.Pujan por salir todas a la vez, pero me callo porque no puedo hablar en la oficina.Cuando mi ansiedad por saber que piensa se hace insostenible, le digo:

- ¿Me acompañás acá a dos cuadras?

- Obvio,vamos -dice

Y salimos.

Prendemos un cigarrillo y me pregunta adonde vamos.Le digo que por ahí, que quiero hablar.

- Rami, quería decirte algunas cosas, y en la ofi no podía -digo, y al hacerlo ya me siento mal.Siempre que quiero hablar con alguien es porque en el fondo no tengo nada claro, y a su vez, siempre me molesta que sea yo la que tiene que preguntar.En esta ocasión me pasa lo mismo.

- Decime - dice a la espera

- Primero quería pedirte infinitas disculpas por mi estado del otro día.Creo que no es nada agradable ver vomitar a alguien -digo

- Una disculpa ya hubiera sido excesiva, pero infinitas.... - dice - No me tenés que pedir disculpas por nada.¿La pasaste bien? - pregunta

- Si, digo, ese no es el punto - contesto

- ¿Y cuál es el punto? - pregunta

- El punto es que hay mucho que no me acuerdo,pero hay algo que si, y te quería avisar ante todo, que tomé la pastilla,así te quedás tranquilo.Bueno, y eso, que si bien hay cosas que no me acuerdo, hay cosas que dijiste que no me las saco de la cabeza.Vos sabés que soy grande, y .... - (acá empiezo a dar vueltas, enroscándome con la soga hasta ahorcarme) - bueno, que yo entiendo tu situación, pero quiero que sepas que está todo bien y que podemos encontrar un lugar, un tiempo para estar juntos.Yo vivo sola, así que... - digo

- Pará.Primero, genial lo de la pastilla.Segundo, te entiendo, ¿Pero sabés qué? -dice - Yo la pasé muy bien, y de hecho nunca había estado con alguien más grande que yo,y bueno, creo que lo mejor es que dejemos las cosas como están.


Este es el punto que odio de cuando conozco a alguien.El momento en que uno quiere borrar lo que preguntó, y sobre todo, lo que oyó.Esta es la razón por la que descubro que es mejor estar sola ,porque en este segundo el mundo se me cae encima y me aplasta con todo su peso, dejándome sin nada inteligente para decir.



- ¿Por? - es lo único que sale de mi boca

- Porque nosotros no tenemos una relación normal.Nosotros somos culo y calzón.Yo no estoy con vos como estoy con el resto.Vivimos estando juntos, y si a eso le sumamos "algo más" , conociendo como soy yo, se que me voy a terminar enganchando mal con vos, y tengo miedo que eso haga que en algún momento lo nuestro de hoy se termine.

- Ah,mirá vos.Qué pena que no me avisaste antes -digo, extremadamente seria

- Bueno, pensé que estaba clara mi situación.Yo no puedo darte lo que vos necesitás -dice

- ¿¿¿Y que mierda sabés vos lo que yo necesito??? -digo, y descubro que mis ojos se llenan de lágrimas

- Bueno, perdón, no quise... - empieza a decir y lo interrumpo

- No sabés nada, eso es. Yo no soy una mina que sirva para esto, y si sabía que todo iba a terminar así no hacía nada.La verdad es que me arrepiento.Y para colmo de males no me acuerdo.O sea, encima de que fue una sola vez, ni siquiera me queda un recuerdo concreto.Una cagada, dejá, problema mío - digo muy enojada

- No me digas así.Basta de decirme que no te acordás -dice con un dejo de pena

- Basta, Ramiro, ya está - contesto y empiezo a caminar, dejándolo con la palabra a medio decir.

- Pará, Blonda -acelera el paso para alcanzarme -No te enojes.Yo me muero si te enojás conmigo - exagera, obvio

- Basta, te dije que ya está -digo sin mirarlo mientras me sostiene por el brazo

- No toleraría lastimarte, ¿no entendés?- dice

- Lo lamento, acabás de hacerlo -contesto


Prendo un cigarrillo en la puerta de la oficina.El se acerca, dice algo que trato de no escuchar y yo giro mi cuerpo para darle la espalda.

Puedo percibir que se queda parado detrás mio unos instantes, y después lo veo entrar.

Yo inspiro hondo.Trato de pensar que no es el fin.Que siempre se puede cambiar de opinión.Que no debe tener nada claro.Que es chico y que esto debe ser algo nuevo para él.


Termino el cigarrillo, y un poco mas calmada, decido volver a la oficina.

2 Blondas y algunos rubios no se callaron:

Luna dijo...

Blonda: Creo que a veces, cuando uno puede mirar desde la distancia, se da cuenta de muchas cosas, incluso se pregunta porqué "insistí" y/o traté de "convencer" a alguien de que puede quererme como necesito; si ya de entrada él lo está advirtiendo?. Y después cuando nos vamos enganchando más porque"le facilitamos al otro el querernos como necesitamos porque nos convertimos en "dadoras" de facilidades en la relación y así y todo el otro no avanza más de lo que ya nos había advertido que podía avanzar lo queremos matar y nos sentimos estafadas en el alma...porque "creimos"...pero en realidad en qué creimos, en lo que el otro nos quiso adevertir o en la obsesión nuestra de poder cambiar al otro para que sea justamente lo que necesitamos?

Blonda dijo...

Luna: Es tan cierto lo que decis.De más está decirte que lo comparto, el punto está en que a veces eso que el otro dijo puede modificarse.Ojo,igual creo que la clave está en uno, en poder vivir con eso que el otro nos dijo y no pedir mas de lo que el otro ofrece.Ahora,si al otro le nacen ganas de darnos más, bienvenidas sean, pero no eso de estar pidiendo la escupidera.No va más esa conducta de pedigüeña.
Besotes!