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domingo, 31 de agosto de 2008

La primavera


Estuve recluída estos últimos días.

No hablo sólo del encierro en mi casa, que ya es algo inevitable cuando me siento mal, sino que estuve recluída en mí.




Lloré mucho, y por todo.


Creo que no es casual que me haya sentido tan mal este último tiempo, y que hay una gran cuota en la que incide la reaparición de mi viejo. Esas cosas de la vida no suelen ser gratuitas.


Justo mi mente encontró la excusa de la espera por la confirmación del préstamo y de la falta de guita para generar una gran crisis que tapaba el malestar genuino, el generador de mi angustia.




Hoy la plata ya está acreditada, y habiéndose solucionado ese problema, no me quedó más remedio que ver la realidad.







Recién fui a comprar algo a lo de la china de la vuelta, y cuando sentí el sol , y me di cuenta que me molestaba la campera, advertí que está llegando la primavera.
Que empiece septiembre es sinónimo de que se aproxima mi cumpleaños, sinónimo de que voy a cumplir 35 años. Digamos que no tengo mas ganas de vivir como hasta hoy, que tengo ganas de tomar las riendas, y de conducirme o encaminarme al menos, hacia la vida que quiero.




A partir de mañana, voy a trabajar mucho para poder pagar esta enorme cuota que me va a acosar durante tres años. Mientras tanto, voy a provechar para ir tirando redes y poder cambiar a otro trabajo que me guste más y por el que me paguen mejor, para que la mochila del préstamo no sea tan pesada.


Me voy a anotar en el gimnasio, para verme bien, y sentirme mejor.

Se acabó el llanto y la angustia.


Quiero salir a la calle otra vez con una sonrisa.




Bienvenida la primavera, a mi vida.

jueves, 28 de agosto de 2008

Chica de humo


Un humo espeso cubriendo el ambiente. Mi cuerpo envuelto entre delgados hilos grises, mis ojos irritados por la humareda que se cuela por la hendija de la puerta...


No es el inicio de una poesía, ni un cuento nuevo.
Es la realidad con la que me encontré al despertarme a un nuevo día.
La perilla del horno anda mal, desde anoche, y cuando terminé de hacerme una rica porción de carne con papas y lo apagué, en realidad no fue así y quedó encendido. Durante las horas en que yo dormí, el resto de la carne y las papas sobrantes se siguieron cocinando hasta convertirse en cenizas, y llenaron de humo mi casa, como si hubiera sido víctima de un incendio.

El otro día el fuego del microondas, hoy el horno encendido durante 9 horas.
Un tiempo atrás, en una época de angustia como la de ahora, dejé la plancha enchufada... Se ve que mi cabeza, cuando estoy mal, no tiene el poder de concentrarse ni siquiera es las mínimas cosas del hogar.
Así que por si acaso, antes de irme a la oficina, desenchufo todo, bajo la llave del gas y les pongo a los gatos un traje de amianto. No vaya a ser cosa que el dicho ese que dicen las viejas de que cuando uno está mal atrae la desgracia sea cierto.
Más vale prevenir, que curar.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Histeriqueo de oficina



Arranqué el día en terapia.
Fui con los tapones de punta contra mi viejo.
El día del encuentro con mi papá, cuando me preguntó como andaban mis cosas, le dije que complicadas, que no tenía plata para viajar, que este mes lo máximo que podía encontrar en mis bolsillos, cartera, caja de ahorro, eran 10 pesos.
En el momento se ve que lo dejé pasar, pero con el correr de los días, ese insignificante comentario, resultó que tenía un contenido oculto.
¿Cuál era el contenido, la intención?
Que mi papá, como buen padre que estuvo ausente durante muchos años de mi vida, dijera:

- Hija, tomá .
Y ofreciera al menos un billete de 5 pesos.

Ese gesto nunca estuvo, y mi mente, lo fue procesando hasta poder vomitarlo hoy en terapia.
Por supuesto, que las cosas no son tan simples como parecen, y mi psicóloga arremetió con la pregunta:

- ¿Vos le pediste plata a tu papá? ¿Le pediste ayuda?

Mi respuesta fue un no, seguido de una lógica explicación. "Si a mis amigos no hace falta que les explique para que ellos solos se ofrezcan a ayudarme, como voy a tener que pedirle concretamente a mi viejo?Se supone que él debería querer ayudarme..."

Entonces, la devolución de mi psicóloga:

- Error.Ahí está el punto en que todo se complica con tu viejo y con todos los tipos que conocés.Vos preferís no preguntarle directamente, para no escuchar la respuesta, que claramente puede ser un NO. Preferís quedarte con la duda, antes que confirmar que el padre ideal e imaginario, que el tipo ideal e imaginario no existen más allá de tu cabeza, y son eso que tenés enfrente. Evitando la respuesta, te evitás sacarles la careta y descubrir que hay cosas que no están dispuestos a darte. Preferís quedarte con tu imagen antes que enfrentarte a la realidad.

Supe, con total convicción, que tenía razón. Que ese había sido un error reiterado durante años. Siempre había encontrado un motivo para JUSTIFICAR, a mi viejo o a un novio. Ante esa omisión, yo podía argumentar un desconocimiento del otro sobre lo que a mi me pasaba, en lugar de reconocer que el otro, aún conociendo mi necesidad, me la negaba.Para ser concreta y que se entienda: Como yo no le pedí plata a mi viejo (solo comenté mi necesidad), hoy puedo decir que mi papá no me dió porque yo no le pedí, pero que quien sabe, tal vez, quizás, me hubiera dado. Cosa muy distinta a ASIMILAR que le pedí y me dijo que NO.


Salí de la terapia con la cabeza en 4000 revoluciones por minuto.
De ahí, a la noticia de mi préstamo que me esperaba cuando entré a la oficina, y que inevitablemente desembocó en llanto.
En ese instante, entró Ramiro.
Hacía 15 días que no lo veía, y tenía que aparecer justo en plena crisis mía.

Vino directo, como si un imán oculto en mi persona se atrajera con el de él, y me abrazó. Un abrazo largo, fuerte, silencioso.
Lo primero que me dijo fue:

- Te extrañé

Lo segundo que me dijo fue:

- Te llamé el sábado a la tarde, pero tu celular estaba apagado.

Seguramente me había llamado en mi horario de taller.UNICO momento de mi vida en que lo apago, por supuesto.

De ahí en más, durante toda la tarde, hubo comentarios, sonrisas, códigos propios que ya me había olvidado.
Esta vez fue él quien me dijo "¿Vamos a fumar?", y quien cuando llegamos abajo y vio que había compañeros a los que deberíamos acercarnos dijo:" Vamos para aquél lado". Aislados del resto.

Cuando llegó la hora de irse, me dijo: ¿Te venís conmigo? ¿Te espero?

Respiré hondo, conté hasta tres, y le dije: "No, andá, tengo para un rato".

Su última frase fue: Bueno, si no te veo por acá el viernes, te llamo.

Y mi última frase, mirándolo a los ojos fue: ¿Para qué? Rami..... ( silencio) Andá.

Con la soga al cuello


Este no es un post alegre, ni esperanzado, ni positivo.
Es un post negro y oscuro, como mi presente.
Hoy estoy enojada con el mundo.
Cuando digo con el mundo, hablo de mi mundo: padres, amigos, laburo, ex novios, futuros novios,vecinos, el chino del super, diputados, senadores, los Kirchner.
Tengo ese mal humor agudo que transforma las facciones, que pone para abajo las comisuras de los labios, que frunce el entrecejo, que agarrota los músculos.
Nada me conmueve, nada me divierte, nada me interesa ni me importa.
No veo el horizonte, sino una pequeña línea que termina acá, en la vereda, ni un poco más allá.

Hoy me dieron el okey del préstamo, y en lugar de estar contenta estoy furiosa.
Me llamaron para decirme que ni la tasa ni las cuotas pueden ser como habíamos pactado, porque RR HH no es una financiera....Así que el monto de mi cuota se eleva exactamente al doble.
Esa enorme cuota sumada a la que ya pago del préstamo hipotecario, equivalen a más de lo que tengo de sueldo fijo. Por lo tanto, si no genero comisiones estoy al horno.
Dicho de otra manera más concreta: si no vendo, no como.

Se avecinan tres años duros, en que deberé trabajar como un animal simplemente para poder pagar lo básico y traer un par de bolsas del supermercado.
Chau vacaciones, remeras nuevas, proyectos de decorar la casa, de festejar mi cumple, de ir a cenar afuera.Chau a esos pequeños lujos del laburante: zapatos de cuero cómodos para andar, un taxi si estoy muy cansada, comida delivery.
Adiós a todo lo que estuve acostumbrada a tener...eso si, mientras contemplo por la tele de aire (chau cable) como Cristina se pasea por Paris con su cartera Vuiton y su peinado de peluquería.
La soga ajusta el cuello del que trabaja.
Asi parece que es la vida.

lunes, 25 de agosto de 2008

34 velas y 3/4



El mes que viene es mi cumpleaños.
Cuando empecé el blog tenía la esperanza de que para esa fecha pudiera estar acompañada.Hoy, además de que me doy cuenta de que es imposible, ya no se si me interesa.
Durante este último tiempo me fui cruzando con tipos de diferentes estilos, pero con un punto en común: No servían. Y a esta altura de mi soltería, en la que me acostumbré tanto a vivir conmigo, me resulta hasta innecesaria la presencia de un tipo en mi vida.
La soltería, viviendo sola, se va camuflando detrás de un montón de cosas que van cobrando importancia hasta el punto de hacerse mucho más elementales que un novio.
Por ejemplo: Estar de entrecasa con medias de diferente color, remera al revés (gastada y vieja), y calzas aún más viejas que la remera. Tener el pelo enmarañado al levantarnos sin tener que salir corriendo al baño a cepillarnos. Andar sin maquillaje. Quedarme en la computadora hasta las 3 de la mañana, o viendo una película, sin que nadie diga "apagá que quiero dormir".Comer ensalada toda la semana, sin que haya ningún reclamo de que "eso no es comida". Dormir con los gatos enroscados al cuello sin tener que escuchar el comentario "los gatos o yo". Ser dueña del control remoto, de los dos lados de la cama, de las cuatro sillas, de todos los turnos para bañarme. Puedo tardar dos horas en arreglarme sin escuchar ninguna voz que diga "apurate que es tarde".
Claro que a veces extraño tener a alguien para hacer cucharita, o siento la necesidad de que un hombre me arregle un enchufe que no anda o me cuelgue una lámpara nueva.Pero para ésto último me di cuenta que pagando se consigue, y para dormir abrazado a alguien sin amor me di cuenta que ya se me fueron las ganas.
Este último tiempo pude dormir abrazada con muchos. Ninguno me dejó demasiado.Incluso algunos me dejaron un sabor tan amargo que hubiera preferido dormir sola con tal de no pagar el excesivo precio de tener que llorar una semana por un breve rato acompañada que se diluía en el silencio.

Involuntariamente, me surge un repaso mental de lo que hubo:

* La época del chat:

Diego ( el tenista presumido), Jona( al que se le fueron las mariposas en 48 hs) , Kubrick (el asesino serial) , Mr Shoes (el narcisista inconstante) , Soco (el adolescente freack), Toto (el impotente) , Juan ( el publicista incoherente).
En este rubro, hubo dos tipos que fueron bastante más que una anécdota:

Norman: descubrí que no valía la pena llorar tanto por él.Tarde, pero lo descubrí.
Ben: Un capítulo bastante bueno, pero que inevitablemente tiene que cerrarse.

* La otra época:

Acá entran los intentos fallidos con tipos del mundo real, no cibernético, como :

Charlie (el músico que jamás me dio cabida ni para hablar), Beto (mi vecino), Leandro (mi compañero/amigo con quien dormí enroscada sin que pase nada), Ramiro ( con el que obviamente nada debería haber pasado).


A eso se le suma el mail ridículo de Richard después de 7 años, y el casamiento de mi ex.
(Más algún episodio con algún que otro tipo que no vale la pena ni recordar)

¿Qué más hubo en mi vida en este tiempo?

*Terapia.Ese espacio perfecto para ir puliendo esas manías, obsesiones, ansiedades que detesto de mi.

* El trabajo. Con altibajos, muchos, y sin hacer exactamente lo que me gustaría, pero bueno, trabajo al fin.

* El reencuentro con mi viejo.Episodio importante y movilizador que está teniendo bastantes efectos en mi presente que no llego a ver del todo bien, pero que puedo sentir como se van gestando en mi interior.

* Mi casa. Departamento nuevo.Una de las mejores cosas de este último tiempo.Un logro, aunque me cueste mucho pagar la cuota todos los meses.

* Taller. Descubrir que uno puede hacer lo que le gusta.Que hay un tiempo y un espacio para eso. Por sobre todo, haber descubierto que tenía una vocación, tan importante como ser médica o abogada. Yo quiero escribir.

* Mis amigas/os. Nuevas/os y viejas/os. Mucha menos cantidad que a los 18, pero con mucha mayor intensidad.Incondicionales.Dispuestas.Entrañables.


En esto se sintetiza esta última parte del camino que vengo recorriendo con la intención de encontrarme, de acertarle al rumbo preciso, que hoy por hoy no encuentro.
Se que hoy estoy más cerca que hace cinco años, pero que así y todo falta.Cuando en un mes esté soplando mis 35 velitas, voy a ser consciente de que hay muchas cosas que quisiera tener que no tengo, pero que tengo otras que me costó bastante conseguir, y que no cambiaría por nada del mundo.



Aprovecho la foto de este post para desearle Feliz Cumpleaños a dos afectos del alma: Mi sobrino postizo Iufi, y mi amiga Lola.Que pasen un lindo dia.

Fuegos artificiales


Hoy me levanté con el canto del gallo.A las siete estaba desayunando, dispuesta a empezar mi semana en la que sidiosquieretodosevaaarreglar. Por lo general, un solo café con leche en mi enorme taza no me alcanza para despabilarme, así que casi siempre lo refuerzo con una segunda taza, un poco más chica que la primera.
Puse el café y el chorrito de leche en la taza, y la taza en el microondas. Giré el reloj hasta que marcara un minuto, y cerré la puerta.Mientras esperaba que se calentara, me sorprendieron unos ruidos de explosión, como de petardos navideños.Levanté la vista hacia el aparato, y vi que adentro, sobre mi taza, había luces como de fuegos artificiales (aunque no tan buenos como los de Beijing). Del susto, me paralicé.Y en una milésima de segundo, pensé de todo: que se prendía fuego, que yo agarraba a los gatos, y salía, en remera y bombacha, al pasillo pidiendo auxilio, que apagaba el fuego con una cacerola llena de agua, que el fuego se expandía por toda la cocina. La mente es demasiado veloz, y el cuerpo demasiado lento en estas situaciones.Pero cuando me volvió la lucidez, estiré el brazo hasta el enchufé, y tiré. Los fuegos artificiales se detuvieron, y yo volví a respirar. Por supuesto, que no me animé a enchufarlo de nuevo.Lo que si hice fue llamar al service, porque todavía - y gracias a Dios- está en garantía.
Cuando iba en el subte para el trabajo, pensé si lo de los fuegos no sería una señal de festejo, de que hoy estaría arreglado mi temita, pero no.Cuando llegué al centro descubrí que el mail que estoy esperando no había llegado, así que agarré el teléfono y llamé a la persona que se ocupa de lo mío. "Mañana, te prometo", me dijo.Y yo, que soy de creer en la gente, le creí. Esperemos que mañana sea EL DÍA.
Para terminar mi larguísima jornada - volví a las 9 de la noche de la oficina - me llamó mi papá, sólo para saber cuando nos vemos y preguntarme si estaba mejor de la gripe.Fue así de breve su charla, pero creo que alcanzó para darle un pequeño sentido a mi día.

Boomerang



Tengo tanta efedrina encima que me cuesta dormirme. El último remedio que estoy tomando debe ser de esos que si me hicieran un dopping me dejaría afuera del mundial.
Bueno, mientras intentaba dormirme, me vino una reflexión a la mente.
Hay personas que aunque no sean mediáticas no soportarían un archivo como el de Televisión Registrada, que son esclavas de sus palabras y sus actos.
Hace poco hubo una persona que criticó mucho mi comportamiento, para después comportarse exactamente igual, o peor que yo, en circunstancias muy similares.
Creo que la soledad hace estragos, y les aseguro que es muy triste ver a alguien que se escuda detrás de la apariencia de tipo inteligente que puede cuestionar nuestras actitudes impulsivas, que finalmente se comporta igual que cualquier perrito callejero que logra una caricia al pasar.
Cuanto tipo patético que hay dando vueltas...pero cuanto, cuanto!!! Agradezco al cielo, y a las estampitas de todos los santos, no haberme involucrado con un personaje de esta especie, con un discurso que hace agua por todos lados.
Hubiese sido tan humano de su parte darse cuenta que lo que me criticaba era exactamente lo que él hacía.Que mi imagen era la devolución de su propio espejo y que por eso le resultaba tan incómodo mirarse en él.Pero no, el señor optó por tirarme la pelota, haciéndome creer que yo era una desubicada, una loquita de atar, una obsesiva.

Pero la vida es un boomerang, y hoy el muerto se ríe del degollado.
Yo no soy obse, ni soy una desubicada.
Soy una mina con suerte que zafó de enroscarse con otro inmaduro desesperado por conseguir un par de tetas para el fin de semana.

Ojito,con lo que dicen y con lo que hacen, que todo vuelve en esta vida.



Gracias por dejarme hacer catarsis!!! (Lo tenía atragantado)

domingo, 24 de agosto de 2008

A puro huevo




Esto de estar enferma y sin un mango, me obligó a sumergirme en la tarea de no hacer nada. Así que salvo ir a taller, me la pasé haciendo huevo.
En otro momento, de mal humor y angustia, me hubiera querido golpear la cabeza contra la pared por quedarme en casa un fin de semana de sol.No es este el caso. Por suerte.

Ayer me abrigué, mucho mas que la gente que pasaba por al lado mío en remerita sin sweater, y fui a taller, con un surtido de carilinas, antibióticos y jarabe en la cartera. Estuvo bueno el encuentro, y eso generalmente pasa cuando viene el segundo profe, cosa que no ocurre habitualmente.Está bueno poder escuchar dos opiniones, que a veces son bastante opuestas.
Me tocó leer un cuento que hace como un mes que tengo escrito, sobre un tipo que habla con su psicólogo. Si bien hubo consejos sobre que debería seguir el relato porque la historia daba para más, también hubo comentarios favorables, y por sobre todo, pude escuchar las risas del grupo mientras lo leía, y casualmente mi única finalidad al escribir ese cuento era ver si podía lograr hacer reír con un relato. Así que por mi parte, misión cumplida.
Después, el cafecito post- taller de cada sábado y a casa.
Llegué tan enchufada, que me tiré sobre la computadora a escribir, cosa que no hacía hace una semana. Entre medio, sonó el teléfono.Era papá que llamaba para ver que tal había estado mi semana.Le conté que estaba enferma, y me respondió: Uh, si habrás tenido gripes...
Respondí con una leve risita, pero en mi interior, inevitablemente pensaba "Tuve muchas más de las que vos creés, y no estabas ahí para verlas, ni para que puedas hacer este comentario".
Por supuesto, que el pensamiento fue borrado de mi mente en un pestañeo, porque no sirve de nada el reproche constante, y no es la finalidad de este nuevo acercamiento. Igual, parece que esos reclamos internos siguen existiendo, y que no son tan fáciles de eliminar como uno pretende.


Después me miré el partido de basquet, y a dormir. Hoy, fiaca. Escribir, escribir,escribir, y leer un poco.Mañana empieza la semana en que puedo reorganizar mi vida, y eso me da una enorme tranquilidad.

viernes, 22 de agosto de 2008

Cambia el paisaje



Ayer a la mañana llamé a RR HH y me dijeron que ya está.Por fin. Para el martes tengo la plata y además mis tarjetas quedan en cero y partidas en dos mitades inutilizables que no pueden volver a generarme agujeros negros en mi economía.
Por supuesto que estoy contenta, porque es lo que vengo esperando hace 20 días, el tema es como llegar al miércoles con 16 pesos.
¿A alguien se le ocurre alguna forma?
Bueno, a mi si: Enfermándome.

La mente es tan inteligente, que descubre todas las soluciones.Así que ayer, luego de aceptar la invitación al cine de mi madre (harta de verme encerrada), empecé a sentirme afiebrada.A las 10 de la noche era una piltrafa llena de mocos, dolor de garganta, tos, y más fiebre...
Digamos que si estoy en cama, no tengo gastos.¡Qué buen recurso el de esta cabecita!

Por supuesto que lo de recién fue en tono irónico, porque no hay nada que me reviente mas que estar enferma.Además pienso que me voy a perder la reunión de trabajo de hoy, y no se si para la hora de taller de mañana me sentiré mejor, y la verdad es que me da mucha bronca faltar.

Estuve pensando en que estos días estuve detenida.Esto de estar a la espera de una respuesta que no llegaba nunca me dejó suspendida en el tiempo.Planificando mi vida a partir de la semana que viene.Como si desde ese momento fuera a recuperar mis energías, mis ganas.Esta semana no pude escribir ni dos lineas (salvo el blog,los blogs), no pude vender nada, no salí, casi no me relacioné con la gente (salvo por teléfono o Msn).En cambio, estoy llenando mi agenda para la próxima semana.Inclusive agregué el gimnasio entre mis prioridades.

Después de que mi canoa se desplazara en aguas turbulentas, comienzo a ver como el paisaje se transforma, y voy viendo una orilla donde tal vez pueda descansar. Lo tengo merecido después de tanta espera.



Ah! Recomiendo la película que vi ayer, Mamma Mia, sólo para aquellos a quienes les encante la idea de recordar la música de Abba, ver a Meryl Streep divinamente flaca y espléndida a sus sesenta y pico de años, y unos paisajes de Grecia que dan ganas de sacar un pasaje corriendo.
Por el resto: guión, puesta,coreografías,etc,etc, la peli deja mucho que desear.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Bendita terapia


Gracias a Dios tuve terapia.
A veces ir me cuesta, pero cuando llego, o mejor dicho cuando salgo, agradezco tener la posibilidad de estar un poquito mejor que antes.
La sesión fue intensa, ya que tuve que contarle la serie de hechos más recientes, que no son "moco de pavo": Encuentro con papá, el bendito y maldito concurso con la correspondiente frustración, la boda del enano.

Escuchó atentamente lo de mi papá, para luego decirme: ¿Imagino que estás tranquila después de haber descubierto que el que había actuado mal en el pasado era él y no vos?
En el punto de distanciamiento con mi viejo, yo tenía una laguna, un bache, en el que con el paso del tiempo había dejado de saber cuál había sido el motivo concreto que nos había distanciado.Cuando me junté con mi viejo, lo primero que él hizo fue pedirme perdón por ESE motivo que yo no recordaba, y del cual asumía la culpa. Así que mi respuesta a la psico fue "Si, mucho mas tranquila".
Después les tocó el turno a mis hermanos, y mi vomitada de sensaciones al respecto. Lo que ella resumió en : "Está bueno que seas consciente que formás parte de una red de hermanos que aunque no se vean existen, están, y esa red seguramente ellos también la reconocen. Tendrías que pensar que para ellos tampoco es fácil descubrir OTRA VEZ que tienen una hermana.No son cosas sencillas de asimilar".
En el punto del cuento, y mi querida gorda Elena, me hizo sentir bien, diciéndome nada más que esto formaba parte del aprendizaje, y que no se me ocurriera dejar de ir, que justo al contrario, debería esmerarme para que algún cuento mío alguna vez sea elogiado por ese profesor, que seguramente habrá tenido sus motivos para criticarlo.Simple, sin vueltas.
Y con la boda del enano...acá vino lo mejor. Yo relataba el hecho como si fuera una hecatombe.Le repetía una y otra vez: ¿Cómo pudo casarse? ¿No se suponía que éramos el uno para el otro? ¿Tan fácil de olvidar soy?
Su respuesta fue genial: Bueno, de esto hace 7 años, tampoco es que se casó a los 6 meses, y después de todo, deberías estar contenta,porque si bien él pudo haberte olvidado, tenés un amigo que parece que no te olvidó aunque hayan pasado 15.
Sonreí.
Dijo : ¿Dejamos acá? Y yo pensé: "Suerte que vine".

martes, 19 de agosto de 2008

Amor adolescente




Nuestro amor incluyó cenas familiares en ambas casas con presentación de padres incluida, una carta de amor increíble que aún guardo, unas chapitas de esas militares que mandó a grabar donde decía : Serás mi amor para siempre (en inglés, que sonaba menos cursi).Además, como él cantaba muy bien, y le gustaban los Ratones Paranoicos, en la fiesta de 15 de la hermana, se subió al escenario y me dedicó: "El rock del gato".Tema para nada romántico, pero sí el hecho de que me lo dedique adelante de 150 personas.Me pasaba a buscar por el colegio, en algún recreo y nos rateábamos los dos a cualquier parte, o venía, desde el Oeste donde vivía, a buscarme por Inglés y nos íbamos escuchando música por cualquier calle de la ciudad.
Era dulce, tierno, perfecto y encantador. ¿Cómo no enamorarme?
Pasamos vacaciones juntos, y en medio de una playa solitaria, en pleno atardecer, nos juramos amor eterno.Y en ese momento se sentía así, como un amor de esos que le pasan a la protagonista de Antes del amanecer, o a Meg Ryan en Sintonía de amor.
Pero la adolescencia tiene otras cosas que uno no mide, las hormonas.Un día él me fue infiel con una del barrio, y yo me vengué con un amigo de él.Y ahí empezaron las andanzas.
Habíamos formado un clan, sus amigos y las mías.Los pibes del Oeste eran tema en cada recreo.A cada una de mis amigas les gustaba alguno, y se fueron armando parejitas.Así que de no ser por nuestros mutuos cuernos que nos hacían ir y venir de la relación, hubiera sido todo más perfecto de lo que fue.
Estuvimos yendo y viniendo 4 años.Cada vez que yo me lo quería olvidar, me lo cruzaba en la Costa, o en un boliche de Capital, o en un Shopping, o en un trabajo.Y otra vez su misma frase: "Estamos hechos para estar juntos" o " Esta vez no nos vamos a separar más". Y así estábamos dos meses y otra vez la misma cantinela...
Hace un tiempo que intento buscarlo.De hecho, una compañera de trabajo que vive por el Oeste lo conoce, y por cierto, cuando le dije que yo había sido la novia me dijo: "Del Rubio??? De ese bombón??" Pero ella también le perdió el rastro, y yo me lo imagino viviendo en otro país.
Pero hoy, quien me contactó, fue su gran amigo de esa época, Mauricio, quien fue novio de una de mis mejores amigas, y de quien yo me había hecho super pegote.Teníamos una relación fraternal, de esas que se dan pocas veces en la vida con el sexo opuesto.
Cuando chateé con él hoy se me llenó el corazón de alegría.Por un momento me sentí adolescente de nuevo.Quedamos en vernos en esta semana o la próxima, y la verdad es que siento que fue una grata sorpresa de esas que hacen que al menos, en la mala, uno sonría de oreja a oreja.

El Rubio perfecto



La historia se remonta al viaje a Bariloche.Si bien hace bastante de esa época tengo los recuerdos nítidos, supongo que por lo importante que fue para mi.No precisamente por el viaje con mis compañeras, sino porque en Bariloche me enamoré, y me enamoré en serio.
Pasó en Cerebro, el super boliche de aquella época, junto con Grisú.Si recuerdo como estaba vestida, juro que lloro de la risa.Tenía puesto un vestido trapecio, sin mangas, color turquesa (color que siempre me gustó), medias negras, zapatos negros de charol y un colgante enorme en forma de flor.Era de tan mal gusto que los pétalos podían usarse de cenicero, eran de metal, grandes y con la forma justa como para sostener un cigarrillo sin que se caiga. Estábamos en uno de los tantos pasillos de Cerebro bailando con tres amigas, cuando se acercan dos tipos a hablarnos.Uno petiso y feo y un rubio simpático y lindo.Muy lindo.Se nos ponen a hablar en una típica charla de levante barilochense.El rubio:Mauricio, el petiso: El sapo (asi se presentó, y su cara bien valía el apodo). Cuando estábamos en plena charla, se acercó un tercer amigo: El Rubio.Alto, buen cuerpo, cara perfecta, ojos verdes,camisa blanca, y pantalón de cuero negro, que para la época era sinónimo de tenerla clara en la vida, además de ser "cheto".Fue cosa de acercarse y quedarnos los dos con la mirada fija en los ojos del otro.De pronto, sus amigos y las mias se hicieron humo, y quedamos él y yo.Yo temblaba como una hoja, muerta de timidez."Un tipo así no puede estar hablándome tanto tiempo", era lo único que yo pensaba, mientras él me invitaba a sentarme en los reservados a tomar una cerveza. Debemos haber hablado cuatro horas, por lo menos, y antes de que se terminara la noche, vinieron los besos, de sueño, de película de sábado a la tarde.Me dijo que me buscaba al otro día en el hotel, pero eso era Bariloche, y él era demasiado perfecto como para creerle.
Al día siguiente, excursión.Típica excursión en catamarán que nadie recuerda y que todo el mundo usa para dormir porque el tiempo de sueño es poco... Después de la excursión, ducha,y cena multitudinaria en el hotel.En medio de las milanesas con papas fritas, entra el tipo de la recepción y grita: ¿Hay alguna de nombre Blonda?
Las caras de mis compañeras se giran hacia mi.Levanto tímidamente la mano, y digo: Yo.
El de la recepción agrega: "Te busca un muchacho (dijo muchacho) en la entrada.Ahí vino el grito de mis compañeras: "uhhhh"
Y me levanté, llegué a la entrada y lo vi.Sonriente, esperándome.Desde ese día no nos separamos más, por bastante tiempo.



Un toque de color




Amanecí con la grata noticia de que había partido.No hay nada mejor para olvidarme de los problemas que una buena dosis de fútbol.Ayer la victoria de River, y hoy, nada menos que poder gritar tres goles de Argentina que me permitieron descargar bastante bronca contenida.Por supuesto que llegué tarde a la reunión que tenía, pero bien valía la corrida con tal de ver el partido.
De la reunión en pleno centro, corriendo a otra en Belgrano.Y cuando salí, ya era la hora de venir a casa. De RR. HH, no hay noticias.Suponen que mañana me dan una respuesta.
Me di cuenta que la falta de guita me cambió por completo el humor.Estoy insoportable, e intolerante.No soporto que se me acerquen a preguntar como estoy, ni que me hablen de nada. Sólo necesito que me den una respuesta ya, porque no tolero estar con monedas en el bolsillo.Creo que el que lo pasó alguna vez entiende.Uno no se siente libre, además de la preocupación que genera pensar que si nos pasa algo no tenemos un mango para salir del paso.Eso me tiene angustiada, tensa y colérica.Y creo que no es para menos.

Pero la vida va mechando cosas, como para no matarnos de pálidas.Y hoy me tocó una buena.
Entre tanto programita que ronda por Internet, y que tengo todos (Yahoo, Msn,Facebook, gmail y todos los del estilo), una persona a la que hace como 14 años que no veo, me agregó. Y fue motivo de tanta alegría que creo que me va a durar un buen rato.
Como esa etapa de mi vida es tan importante, merece post aparte.
Así que ya mismo me pongo a escribirlo.

lunes, 18 de agosto de 2008

Crecer




Se va el feriado y a mi me quedan muchas preguntas dando vueltas en mi cabeza.

¿Será sano perdonar tanto?¿Es mejor perdonar que sentir rencor?¿ No enojarse es sinónimo de falta de amor propio? Frente a una similar situación esta vez reaccioné diferente.Creo que es síntoma de haber crecido un poco, de haber razonado las cosas, pero tal vez me equivoco, y sea señal de cobardía, de no saber decir: Estoy enojada.Porque el punto es que no estoy enojada, que mi mente borró la bronca de estos años, y ya ni me acuerdo por qué fue que me distancié de mi viejo... Tal vez mi poca memoria sea mi arma protectora, para poder sobrevivir con una ausencia a cuestas, con una dosis inmensa de abandono y desamor que se hicieron crónicos, y que con esa técnica de preservación impuesta por mi falta de recuerdo,por esas lagunas que tengo en el lugar en que debería existir una piedra que señale el dolor del momento que pasé, logro evadir lo malo del pasado y le doy una nueva oportunidad a un presente y a un futuro incierto, en el que sigo poniendo fichas.

¿Es justo sentir bronca por un amor del pasado?¿Es de ingrata y mala persona desear que el otro que nos rompió el corazón en pedazos no se reponga antes que nosotros?
Anoche soñé con El enano en plena fiesta de casamiento.Yo veía todo desde el costado, y sentía nauseas. Él me miraba, en un momento de la fiesta, y me guiñaba el ojo, no era en sinónimo de burla, y yo no entendía su mensaje.Esperaba toda la fiesta a que él me dijera algo, pero sólo se limitaba a mirarme.Jamás se acercaba.Y me desperté con esa sensación de mierda que a veces tengo con los tipos...esa sensación de esperar siempre algo que no va a llegar.
(Ay, papá, mirá que en este punto si que me marcaste, eh!)


Por último, de esta semanita para el olvido, me queda la agridulce sensación del concursito pedorro ese, que para mi es como haber perdido la nominación al premio Nobel.
Digo agridulce, y no amarga, y eso ya es un avance. Es rancio cuando me acuerdo de lo que sentí en el momento en que mi profe lo leía mientras lo iba criticando, y más rancio cuando lo vi ponerme un dos.Es dulzón cuando recuerdo mi charla por el Msn con La Tana, compañera de taller, diciéndome que mi cuento de la gorda estaba bueno, que el voto del profe condicionaba la votación, que esto, que aquello.Todas cosas que yo creía pensar como autodefensa, pero que descubrí que eran compartidas por alguien que razona como yo. El cuento que ella escribió, yo lo había calificado con un 4 y cuando el profe le puso 2, dudé, como una idiota despersonalizada, y le puse un 3.Ahora descubro que esto fue poco democrático, y que por ese método turbio de votar yo hace tres días que no puedo escribir ni tres renglones, y hasta me cuestioné si dejar de escribir.

Conclusión: Esto es lo que hay.Una seguidilla de malos momentos, que se habrán decidido a aparecer todos juntos en mi vida para que el calvario sea uno solo.Detrás de todo esto, seguramente haya una experiencia nueva, un aprendizaje, que con el paso de los días iré descubriendo, y que me van a preparar para que en la próxima ocasión similar yo tenga más herramientas para soportar la tristeza.
Mientras tanto, con las últimas horas del feriado, se me acentúan algunas nuevas certezas...
En la vida, sólo se trata de crecer, a fuerza de golpes, pero crecer al fin.

domingo, 17 de agosto de 2008

La boda del año


De tan al pedo que estaba me puse a buscar gente en Facebook.
Esa gente que hace mil años que no ves, esa de la que te cuesta recordar el apellido.
No pude encontrar a nadie interesante, y le llegó el turno a los ex novios.
Ahí tipeé 5 letras para el nombre, y 4 para el apellido. Y apareció. En la foto, él, "el enano" vestido de frack junto a una rubia con vestido blanco.Al principio pensé que sería la foto de algún álbum del casamiento de alguna amiga.Cuando leo la info personal de él, descubro que la fecha de cumpleaños es correcta, y que abajo dice: Estado civil, casado. Mierda, mierda , mierdaaaaa!!!
En la vida de toda mujer existen Ex y EX. El enano entra en la categoría de EX.Con el enano conviví, del enano me enamoré, y con el enano me comprometí en una pequeña ceremonia en la Iglesia en la que nos íbamos a casar.Con bendición del cura y todo.Hasta nos fuimos a trabajar juntos, con mi viejo, de la necesidad de compartir todo que teníamos.Hasta que un día, cuando la plata no alcanzaba para todos nuestros proyectos, decidió buscarse un trabajo aparte. Ahí fue que se metió de encargado en un restaurant de La Recoleta, y de tanta buena onda que pegó con el dueño, éste lo empezó a llevar a navegar en su barco, a su quinta, a sus fiestas.Y fue la perdición.Se hizo adicto a cuanta droga existía, y nuestra vida de perfectos novios, se convirtió en la vida de una novia que no tenía noticias de su novio por tres días.No volvía a dormir, y cuando aparecía lo hacia en un estado irreconocible.Así fue que se terminó el amor, después de que me dijera que "no podía hacerme esto a mi". Lo lloré durante dos años, con varios encuentros y cenas románticas preparadas por él, con alguna que otra aparición de sorpresa a las 4 de la mañana, borracho, en mi casa.Después, como todo, llega el olvido. O el semi olvido.O el recuerdo y la nostalgia.
Esos EX, son los que no deberían casarse hasta tanto no nos hayamos casado nosotras, y si es posible, nunca.
Este es el momento en que observo detenidamente la foto y me pregunto: ¿Cómo puede ser? Y donde descubro que la vida de él siguió, hasta llegar a este punto en que decidió casarse con otra, que no soy yo. Ojo, acá no hablamos de tristeza porque yo hubiera querido que volviera a buscarme hoy para proponerme casamiento.No. Hablo de esa sensación, estúpida, de bronca porque somos olvidables, prescindibles...
El casamiento de un EX, es sencillamente un golpe al ego.Un dolor de huevos.

Aburrida hasta la médula



Domingo.Domingo sin plata y sin plan.
Después de haber dormido 12 horas, me levanté fresca como una lechuga.Me puse a archivar facturas pagas que habían estado juntando polvo en un rincón del mueble.Hice limpieza general, tiré ropa que no uso, papeles que quien sabe por qué motivo guardaba en un cajón, lavé, ordené, acomodé.Me premié con dos horas de fiaca a pura Olimpíadas, tirada en la cama.Me vi todo lo de gimnasia rítmica,hasta las aburridísimas premiaciones con himnos incluidos.Leí dos revistas de decoración, de esas que muestran casas tan lindas que nos hace pensar que vivimos en la villa. Leí mails, leí blogs ajenos.Hablé con Renata.Cociné, comí, dormí siesta.
¡Y recién son las cinco y media de la tarde!Todavía queda más de medio domingo y ya no tengo nada para hacer, ni para inventar, y el aburrimiento se apodera de mi cuerpo, me asfixia.
Se me ocurrió ponerme a completar el Gran DT por internet, pero supongo que la página está saturada de tanta gente que intenta registrarse, al punto de que no puedo entrar.Cada vez que completo mis datos y le doy continuar, me aparece el odiado "No se puede mostrar la página".
¿Qué se hace en este mundo un día domingo sin plata?¿Hay algo divertido que no sea salir a caminar?Por lo pronto, sólo se me ocurre un plan típicamente femenino: Baño de espuma, manicuría,cremas exfoliantes, y quedar espléndida para irme a dormir.Sola, claro.

sábado, 16 de agosto de 2008

El dia que el tiempo se detuvo




Ayer fue el día, el que estaba escrito en el destino de ambos, supongo.
Después de que Liliana me pasara a buscar por Palermo y de que hiciéramos un largo recorrido hasta llegar a provincia, demoradas en un tránsito insoportable de hora pico, llegamos.
A los diez minutos, cuando yo recién me aclimataba a esa sensación de estar a punto de ver a mi viejo, escuché el ruido del portón que se abría, y a Liliana diciendo: Ahí llegó.
Salí al jardín, para verlo entrar.No lo pensé, sólo mis pies se trasladaron hasta esa puerta detrás de la que aparecía manejando su auto.Su cara se iluminó al verme.No se si la mía, porque estaba como dormida, como si me hubieran golpeado.Se bajó del auto y me abrazó. Y el tiempo se detuvo.Eramos él y yo en medio del jardín y de un abrazo.¿Hoy?¿Ayer?¿Hace 6 años? Sentí que no habían pasado 2400 días sin verlo.Salvo porque lo encontré más lindo y mucho más delgado, el resto estaba igual.Hubo un silencio extraño que siguió al encuentro, y que nos acompañó hasta que Liliana arremetió con comentarios salvadores Después las brasas cocinando el asado, y la mesa que nos tenía a los tres poniéndonos al día.Dijo tanto, contó tanto, y tan junto, que todavía tengo que desmenuzar el relato.Me habló de mi hermano que fue papá, y de que mi sobrino es igualito a mi, de mi otro hermano y lo enamorado que está de su flamante mujer.De mi hermana, a la que más le cuesta asimilar toda esta historia de la que yo formo parte. De los intentos de los tres para que se arregle con la madre, la misma madre que durante años le impidió que me viera.La que nunca le dijo: Tenés una hija, llamala. Y después mis reproches, pero que no sonaban igual que cuando tenía 27 y lo vi aparecer después de 22 años, sino que sonaban tan adultos, tan racionales, que me sorprendí. Liliana, al escucharme, solo pudo expresar en voz alta: Te juro que otra no estaría acá sentada, lo más fácil hubiera sido que tuvieras un enorme rencor hacia tu padre. Pero no, no había rencor de mi parte.Sí un enorme arrepentimiento de parte de él.Sí el llanto en sus ojos y la voz entrecortada.De mi lado, el perdón, el decirle que "ya está", que la gente se equivoca, y que él tiene una forma particular de amar, que yo no soy quien para juzgar si buena o si mala, y que a pesar de todo, es mi papá, imperfecto, con actitudes egoístas, con ausencias, pero mi papá. Terminé racionalizando todo tanto, pero tanto, que puse en mi boca una suerte de explicación para lo que él había hecho conmigo.Y él enmudeció.Lo último que agregó fue: Me asombra verte tan madura.
La cena fue divertida, llena de anécdotas de este tiempo que no compartimos.Le regalé el cuento que había escrito para el concurso, y lo leyó.Me dijo que era brillante (hoy entiendo que exageró), y que mi hermano hace cuatro años que está escribiendo un libro y que la historia se desarrolla en Paraguay, por lo cual ya viajó varias veces. Me emocioné pensando en ese hermano al que adoro aunque no vea, empeñando su tiempo frente a una computadora escribiendo una historia, en un tiempo paralelo al mío.Mi hermana escribe para un diario de la costa, ahora que se recibió de periodista.Pensé en que todos habíamos heredado los genes de él, e imaginé nuestros nombres, con el mismo apellido, en la tapa de algún libro en un futuro no tan lejano.

La sobremesa se prolongó viendo fotos del casamiento de mi hermano, en el que hubiera querido estar.Cada foto era una lágrima contenida en mi interior, y equivalía a cada palabra que le hubiera dicho a cada uno de ellos si los hubiera tenido delante en ese momento. Descubrí que hay un amor al que no me acostumbro, ese amor fraternal que me fue ajeno por tanto tiempo.Recordé lo maravilloso de esa sensación que descubrí al conocerlos, y me pregunté por qué hoy no nos hablábamos.No encontré respuesta, más que la lógica absurda de que al distanciarnos mi papá y yo ellos habían quedado omitidos como por asociación.Ahora ellos no sabían de mi presencia en esa casa, ni de esa cena.Yo era tabú para ellos como ellos lo eran para mi mamá.Eramos un gran secreto, pero sin duda, eramos parte en la vida del otro.

50 y 50



Generalmente todos tenemos, en la lógica, un 50 y 50 de probabilidades de que las cosas nos salgan bien o mal.Proporciones equitativas, mitad y mitad.
Cuando salí de casa para ir a taller y presentar mi relato breve para el concurso tenía la misma posibilidad de ganar que de perder.Ahora que ya estoy de regreso, me doy cuenta de que no todo es blanco o negro, sino que hay matices, más allá de la matemática.

Llegué primera, de la ansiedad supongo.Cuando estuvimos todos sentados alrededor de la mesa llena de galletitas y café, el profesor dijo que le pasáramos los cuentos y explicó la modalidad de la votación: Cada cuento iba a ser numerado, y cada uno, en hoja anónima iba a tener que calificar del 1 al 5, sin hacerlo con el propio.Además, él iba a dar su voto apenas terminado de leer cada cuento, y a lo último se sumarian las votaciones de todos nosotros.
Mezcló los cuentos, de arriba a abajo, y hacia los costados, mil veces.Hasta que sacó el primero para empezar a leer.Por desgracia era el mio. El dicho dice que los últimos serán los primeros, pero no dice nada de como serán los primeros....¿últimos?
Leyó el título, y ya señaló que no le gustaba.(Arrancamos mal, pensé, tratando de que mi cara no diera señales de nerviosismo para que no me sacara del anonimato). Al llegar a la comparación con la escultura de Botero, dijo que era poco original, aunque le pareció acertada la comparación con la mamushka.En ese momento se abrió la puerta, y alguien ingresó al aula.A esa altura yo quería ponerme a gritar que era injusto que mi cuento se leyera entrecortado, y que las correcciones y observaciones se hicieran después de leído. Pero tuve que mantener la calma, con la ira torturándome por dentro.
Cuando terminó de leerlo, se levantó y escribió en el pizarrón: Por su propio peso, cuento nro 1, puntaje: 2 .Agregó que no había historia.
Mi mente se detuvo por un largo rato. Dentro de mi cuerpo se debatían a muerte mis ganas de salir corriendo y las de ponerme a llorar y explicarles que había tenido una semana de mierda, donde mi única esperanza se basaba en ese puto concurso. Que desde que voy a taller me quedo hasta las 3 de la mañana escribiendo.Que mi vida, últimamente, se reduce a pensar historias, que no me importa salir un fin de semana, porque lo único que quiero es escribir. Que prefiero más estar frente a la computadora tipeando un cuento nuevo que salir con un tipo.
Todo eso se enfrentaba con ese DOS, insignificante, vulgar, ridículo y mentiroso.
¿Cómo que no había historia? ¿Elena engordando al marido en lugar de querer adelgazar no era historia?¿La gente que lo había leído y me había dicho que lo elija, que era original, bizarro, etc, etc, me había mentido?
No pude evitar mi cara de fastidio en las dos horas siguientes, hasta que terminó la clase y me di cuenta que con los puntajes de mis compañeros había quedado en el montón de los que sumábamos 30 puntos, escazos, contra los 53 y 57 que obtuvieron los ganadores (muy buenos por cierto).
Me quedé a esperar al profesor a la salida, para preguntarle qué había de malo en mi relato. Al parecer, es esa manía que tengo de poner un párrafo descriptivo que siempre está demás. Traté, a regañadientes, de agradecer el comentario, y de tratar de memorizarlo para futuros cuentos.
No fui a tomar cerveza con mis compañeros.Quería estar sola. Quiero estar sola, pero no porque esto sea el fin del mundo, sino que para alguien que está teniendo días grises, es como una pincelada más de negro que se escurre en el paisaje.
Ahora, mientras posteo, me doy cuenta que no gané ni perdí. Que fue una prueba, una más, de tantas que uno pasa en esta vida, y que tengo la opción de decidirme por mandar todo a la mierda, romper lo que tengo escrito y dedicarme al bonsai o a hacer un curso de primeros auxilios, o poner más esmero, y escribir hasta que me salgan callos en las yemas de los dedos.
Opto por lo segundo. Algún día ese DOS irá desapareciendo.

Disculpas


Este pequeño post es para pedir perdón a Mariana y a otra lectora anónima, porque por descuido borré sus comentarios.
Creo que tengo la cabeza como un bombo, y de tan atontada no se que apreté, pero definitivamente no fue la opción indicada.
Así que a ambas, gracias por los deseos, y a la que corresponda : suerte con la presentación de los dibujos.
Ah, perdón nuevamente.

viernes, 15 de agosto de 2008

Delirios de escritora



Ayer a la noche me senté a dar los retoques finales al cuento para el concurso.
Elegí el que quedó segundo en la encuesta, después de mucho análisis minucioso con todos mis amigos. Ganó la gorda Elena, y el título de su historia fue suplantado por "Por su propio peso", que me parecía más oportuno. La verdad que ahora que lo veo prolijo y listo para presentar, estoy conforme, y más allá de que no gane, estoy contenta con el resultado.Me encariñé con ese personaje, con su historia, y es un hijo al que me conozco de memoria de tanto releerlo.

Anoche, algo más surgió en torno a la escritura.
Mientras miraba el programa de Graña (que lo agarré de casualidad haciendo zapping porque no sabía ni que existía), me quedé pegada a la historia que contaba.Era una entrevista al asesino de Abel Beroiz, el tesorero de Moyano, que seguramente recordarán. Tener a la vista el relato del propio asesino no es una cosa que sucede todos los días, y se me ocurrió que ese historia iba a ser el argumento de mi primera novela. Me di cuenta que como dijo una vez Cortázar, las historias vienen a la mente para ser narradas sin que uno las busque, y la verdad que hasta ahora siempre me pasó de esa manera. Ir en el subte y que me aparezca la cara de Elena pidiendo que escriba sobre ella y su gordura irremediable, o que aparezca el enamorado de Sabrina diciéndome que no puede olvidarla. Así fue como anoche, la entrevista de este tipo me pedía a gritos que la contara.

Delirio de escritora tal vez, lo cierto es que ya tengo el boceto, como un croquis, diseñado en mi computadora, y este fin de semana largo arranco a tipear con la expectativa de siempre, de que al llegar al punto final, el resultado sea leído y disfrutado por un lector que hoy desconozco.

Veremos como resulta.

jueves, 14 de agosto de 2008

Mezcla de emociones


Ayer fui a la oficina, y me senté a ver pasar la tarde en mi escritorio, sin trabajo para hacer salvo el de contestar los mails. Así que hoy no fui, si al final de cuentas es lo mismo, con la diferencia de que estar allá me obliga a gastar plata en café, comida, etc. Es más negocio, considerando mi situación, quedarme en casa viendo los Juegos Olímpicos. No me envidien, porque mi estado de nerviosismo y de tortura mental no me deja pegar un ojo, ni concentrarme en escribir, ni en leer un buen libro.Hasta que esto no se resuelva y pueda estar al día con todo, no hago otra cosa más que sentirme mal, angustiada.

Pero la vida tiene algunas pequeñas cosas que en momentos como este hacen que sonría. Entre ayer y hoy me llegaron cinco mails de nuevas lectoras.Para ser gráfica con la sensación que eso me produce, diría que es como estar frente a la compu y que cinco personas salgan a saludarme desde el monitor.Algo así como en la película "La rosa púrpura del Cairo", cuando los personajes salen de la pantalla. Esas cinco personitas dándome aliento o simplemente diciéndome que me leen porque les gusta lo que escribo, me llenaron de alegría.Esto de jugar a escribir, sea un blog, un cuento o lo que sea, es una tarea bastante solitaria. Cuando uno escribe no sabe quien va a estar del otro lado leyendo, y jamás podrá imaginar si será apreciado o no por un otro. Al ir descubriendo quien es "ese otro", se me llenan algunos vacíos del ego y de la curiosidad.

Por otra parte, mañana voy a ver a mi papá.Finalmente, y llueva o truene. Y esta vez si tengo ganas, y no quiero excusas. Tengo ganas de verlo, de escucharlo, de comer con él, y con ella. De jugar un rato a que tengo un padre, por mas que sepa que no es la gran maravilla de la Creación.
Quiero poder decirle que me siento mal, que las cosas no me están saliendo como yo quiero, que soy imperfecta, y que así y todo me quiera y me entienda.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Fumando espero


Hoy fui a la oficina con la esperanza de que mi jefe me diera una solución.
Me quedé esperando hasta las siete de la tarde que llegara de una reunión.
Mientras tanto, estuve con Ramiro, que hacía mucho que no lo veía, y que para mi asombro, lucía felizmente la corbata hermosa que le regalé (tengo buen gusto, para que negarlo). Cuando nos vimos nos pegamos un abrazo enorme, pero esta vez, yo se lo di desde otro lugar. Mi abrazo fue lleno de cariño, casi maternal. No fue nostálgico, ni meloso.Fue un abrazo de alguien que asume que la historia se cerró y que queda un afecto muy grande que va más allá de todo.
Digamos que Rami fue lo más lindo de la tarde.Hasta su gesto al decirme que mañana "van" al médico, señalando la panza y haciendo una clara curvatura de embarazada, fue lo mas lindo del día. Sentí ternura, no pude ser egoísta.Creo que con el tiempo me vuelvo más comprensiva y mas tolerante con la vida, y con el otro, y con los errores, y entiendo que no puedo juzgar a nadie por algo que no fue, cuando no hubo mala leche. Es así, porque tuvo que ser así, y esa noche de estar juntos, o ese amor fugaz y repentino fue como un día de 25 grados en pleno invierno. Y ya pasó.

A las siete de la tarde tuve la reunión con mi jefe, donde me dijo que el problema se elevó a recursos humanos y que tengo que esperar.Me dijo así:

- En tu situación se que es difícil esperar, pero no te va a quedar otra porque acá las cosas no son rápidas.Lo lamento, pero no pierdas la esperanza.

Además de estar sin plata, descubrí que estoy sola de la gente que creí que estaría cerca, al menos para preguntar como estoy. De mis amigas de siempre, no aparece nadie, y lo mas sorprendente es que amigas y amigos más nuevos, por decirlo de alguna forma, aparecieron a ofrecer una mano, como Gretel, mi compañero Manuel, Daniel, y hasta ahí llegamos. Las amigas del alma solo sugirieron ideas como "dale de baja al cable", o cuestionaron cosas como "debés estar manejando mal tus finanzas". Mi mal manejo de "finanzas" se debe a que este mes cobré la mitad de mis comisiones habituales.Simplemente.
Así que mientras el temita se arregla, fumando espero.

martes, 12 de agosto de 2008

Bajé la persiana


Esto de la situación económica me tiene mal, peor de lo que me imaginaba.
Ayer no fui a la oficina para no gastar las monedas que me quedaban.
Tengo que estirar esas chirolas hasta el viernes que cobro los tickets de almuerzo, que entonces cambio con un descuento del 17 % con el resto de mis compañeros que tampoco llegan a fin de mes, y con eso sobrevivo.
Hoy voy a ir un rato, con la esperanza de que mi jefe me de alguna solución, y en el camino voy a ir mirando la vereda con la ilusión de encontrarme algún maletín lleno de dólares que me salve.
No se si es porque el tema de la plata me absorbió el cerebro, o si se será porque estoy en esos días femeninos, pero la realidad es que me siento asexuada, pero en un término más amplio de la palabra. Me siento asexuada ante la vida.Se que es pasajero, pero no tengo ganas de nada.
Ayer una amiga a la que hace mucho no veo me preguntó como estaban las cosas con Ramiro, y su nombre me resultó ajeno. Como si por un instante me hubiera costado asociar ese nombre con mi vida. Parece como si hubiera pasado mucho tiempo de esa historia, y recordar lo que lloré me hace confiar en que lo mal que me siento hoy por otros motivos, también va a pasar y será anécdota mañana.
Ben tampoco aparece, como si supiera que no tengo ganas de hablar con nadie. Como él goza de un oportunisimo sorprendente, sin duda aparecerá cuando yo ya tenga ganas de conectarme con el mundo.
A mi papá no lo pude por ver, porque la intoxicación que se agarraron el otro día, no fue una simple cuestión de vómitos, sino que a Liliana el virus se le alojó en el sistema nervioso, algo así como la vaca loca, y terminó internada con una medicación para enfermos terminales que fue lo único que la curó.
Por ende, esta semana me guardo, bien guardadita, hasta que se solucione el panorama.
Bajo la persiana, y en mis cuatro paredes sobrevivo hasta que valga la pena asomar la cabeza otra vez.

Y el premio es para...



Ya cerrada la votación sobre las Historias de Amor, no me queda más que agradecer a los que quisieron compartir una anécdota de sus vidas en mi blog, y felicitar al ganador, y por qué no al segundo puesto que durante la semana venía peleando la primera ubicación.

Los resultados finales son:

1er puesto, con el 45 % de los votos : "Un amor de Verano" , publicado por El Panza.

2do puesto, con el 32 % de los votos: La historia de amor enviada por Lubi, mi amiga virtual.

3er puesto, con el 13 % de los votos: La historia que escribió la lectora que prefiere mantener el anonimato.

4to puesto, con el 8 % de los votos: La historia de un blogger que me encanta como escribe, Fran.

A todos, mis felicitaciones, y mi agradecimiento, nuevamente.

lunes, 11 de agosto de 2008

Yo me pregunto



El viernes todo me hizo click.

No pude más, y exploté.Fui a hablar con mi jefe, y le dije que con este sueldo no se puede seguir viviendo en la Argentina de hoy, que estamos a la primera semana del mes y que con las magras comisiones solo podía llegar hasta ese día, y debiendo expensas, prepaga y cable.Que no era justo, y que no doy más. Le dije así: No doy más, y con los ojos llenos de lágrimas.

Me sentí peor que los que venden linternitas en el tren.

Hasta hace cuatro meses podía darme gustos, no muchos, pero si tarjeteaba algo que me gustaba lo podía pagar al mes siguiente aunque me quedara corta. Después, con el tema del campo se empezó a sentir el parate, y mi economía fue tomando un rumbo incierto, encaminándose tal vez hasta este agujero negro de hoy.

Así es que el fin de semana me tocó quedarme adentro, porque no tengo para gastar, aunque quiera. Mi sueldo que antes alcanzaba para pagara todo y sobrevivir con alguna camisa nueva en el mes, ahora me alcanza para pagar la cuota del hipotecario y una compra de supermercado. Algo anda mal, y no se cuando se proponen arreglarlo.Mientras tanto, se supone que hay que seguir trabajando,pero ¿Cómo se hace para lograr concentrarse en el trabajo cuando la única preocupación es la plata?


Por otra parte, como la gente está acostumbrada a vernos de determinada manera, el encontrarnos empobrecidos de repente los hace huir de nosotros como si fueramos un enfermo terminal, un perro sarnoso, alguien con un virus contagioso.

Entonces, en lugar de sentirnos acompañados, nos sentimos más solos que nunca.

Como si el hecho de estar en la mala, además de privarnos de salidas, comida de delivery y gastos esenciales, nos privara del mundo.


Inevitablemente pienso que si estuviera acompañada de una pareja, un novio o un marido, esta crisis la llevaría de otra manera, pero como estoy sola, lo único que hace es agrandar ese vacío y sentirme más sola que nunca.

Me pregunto hasta cuando durará esto, si llegará el punto seguido que significa que mi vida vuelve a la normalidad de antes o si esta será la realidad que me va a tocar de ahora en adelante.

Que alguien me mienta y me diga que pronto va a pasar.

domingo, 10 de agosto de 2008

Relato breve 4


Un problema gordo


Elena era tan gorda que su sola presencia bastaba para superpoblar el mundo. Pesaba tanto como la vejez, como un ropero de algarrobo, como cien toallas empapadas en agua. Dormía llenando el ancho de la cama, y sus sueños, de tan grandes, eran ilusiones. Elena era inmensa. Sus ojos, redondos como ciruelas, se perdían entre el pequeño espacio que quedaba disponible entre sus abultadas mejillas y las arrugas de su frente. Sus brazos colgaban sin gracia al costado de la masa de su cuerpo, sin rozarlo, al igual que un espantapájaros .Sus piernas rollizas y aletargadas se arrastraban con incomodidad por la ciudad apenas amanecida.
Su vestido floreado parecía un mantel de pic nic de primavera, y el lazo que pretendía ceñirse en la mitad de su figura sólo lograba acentuar su aspecto de mamushka rusa o de escultura de Botero. Elena caminaba por Rivadavia, y con cada paso ondulaba el aire y arremolinaba las copas de los árboles. Cuando sonreía contrayendo los mofletes y mostrando los dientes parecía un bulldog de exposición. Todos los sábados Elena se sentaba en la mesa del fondo del mismo bar, y en susurros, como avergonzada, le pedía al mozo un cortado y una porción de selva negra. La devoraba en cinco bocados, y con el café ayudaba a empujar la crema empalagosa que se atoraba en su garganta. Ella sabía que era gorda, enorme. Se dio cuenta el día en que vio las fotos de su cumpleaños número cuarenta. Había una en la que abrazaba a Héctor, y que le llamó la atención porque en lugar de un gesto de ternura parecía un intento de asfixia. Estrechaba el cuerpo de su esposo al igual que un pulpo con cientos de tentáculos, entre los que asomaba la cabeza de Héctor y su cuerpo escuálido, desgarbado. Junto a la delgadez de él, la gordura de Elena sobresalía notoriamente, y eso era lo único que la perturbaba. En el fondo de sus grandes entrañas, temía ser abandonada, que su marido se fuera con alguien a quien pudiera alzar o con quien pudiera dormir sin miedo a ser aplastado. En dos oportunidades había intentado camuflar su obesidad. La primera, cuando probó disminuir su inflamada barriga conteniendo la respiración, pero tuvo que suspender el método al descubrir que le era imposible hablar sin expulsar el aire contenido. La segunda, cuando pensó que un cabello largo podría disimular su cuerpo y se colocó extensiones hasta parecerse a Rapunzel. Nada le dio resultado, y había pasado noches de desvelo buscando una solución al problema de su gordura. Esta vez creía tener el remedio para semejante congoja. Pagó la cuenta y salió del bar con una sola idea en su mente: continuar la tarea que había comenzado esa madrugada. Entró al almacén contiguo y compró los alimentos más calóricos que se exhibían en las góndolas. Llegó a su casa y luego de saludar a su marido con el brazo en alto, como quien avisa que se ahoga en medio de la corriente, se dispuso a hornear pan casero, y a freír milanesas que acompañó con papas empapadas de aceite. En una sartén aparte colocó harina y leche, y revoleó con maña los panqueques que luego untó con una capa gruesa de dulce de leche. Colocó la comida en una bandeja gigantesca y la sostuvo con firmeza en su trayecto hacia el comedor. Al llegar al centro del living se detuvo y se agachó para apoyarla sobre la alfombra, junto a la silla que ocupaba Héctor. No creyó conveniente desatarle las manos que con esmero había anudado por la espalda esa mañana, pero de un solo movimiento le arrancó el pañuelo con que lo había amordazado. Cortó la comida en pedazos, y pinchó una porción de carne y algunas papas fritas. Llevó el tenedor hasta la boca de su marido, y con una sonrisa digna de la Mona Lisa y su ancho cuerpo hinchado de alegría, lo obligó a comer.

Relato breve 3


Cadena perpetua


Dos lágrimas inadmisibles, obstinadas, ridículas, se soltaron de su ojo derecho y merodearon el contorno de su rostro sin perturbar ninguno de sus sentidos. Comprendió entonces que tenía que decírselo esa misma noche.
“Tengo que hablarte”, se repetía mientras coloreaba la curvatura de sus pestañas con el diminuto cepillo, y ensayaba formas y palabras apropiadas para la separación, frente al espejo del ascensor.
En apariencia ese era un sábado como cualquier otro, pero para ella sería como un punto de quiebre en su historia, el día que se liberara de la monotonía, del aburrimiento crónico.
La decepción de descubrir que aquél que había conmovido el seno de sus emociones se convertía en un ser intolerante, pasivo ante la velocidad de la vida, rutinario y conformista, copaba sus pensamientos desde hacía casi seis meses.
El sexo era lo único que los mantenía unidos, como una telaraña invisible que pendía entre ambos, como un imán, como una cadena perpetua.
Ella era imperfecta, como todas, pero autoexigente, perfeccionista y segura, por lo que el hecho de que por uno u otro motivo postergara la decisión de dejarlo la hacían sentir presa de una conducta que desconocía. Blanco o negro, así era todo según su visión de mujer decidida y resuelta. Su relación de pareja era un gris, incómodo, fastidioso, una mochila pesada, una piedra en el zapato.
Él abrió la puerta de su departamento con una copa de vino en la mano, esbozando una débil y tímida sonrisa, como si presintiera el desenlace.
Los platos y cubiertos estaban deliberadamente ubicados junto a las velas encendidas que desplegaban formas ondulantes sobre la pared del comedor. La luz tenue, el jazz cubriendo el silencio entre ambos, el perfume a incienso, la ropa cuidadosamente elegida por él, las pastas con salsa de hongos, nada librado al azar. Un marco perfecto para una cena de amantes, para la fotografía de un amor de ensueño, para el final de una película de dos seres cautivados ante la presencia del otro, pero distaba de ser perfecto para los ojos de ella.
El silencio se interrumpió con la voz de él, que sonaba tan molesta a sus oídos como el murmullo en el cine, como el sonido de la aspiradora una mañana de domingo, como la gota intermitente que cae de una canilla mal cerrada. Nada de lo que aquel vozarrón pudiera decir hoy podría hacerla cambiar de rumbo en su determinación. Estaba convencida.
De la comida sólo quedaban los rastros de algunas migas de pan desparramadas sobre el mantel. Él llenó ambas copas con vino por tercera vez en la noche, y caminó hasta el centro del living. Desde ahí la llamó extendiendo su brazo, invitándola a bailar sobre la alfombra. Ella culpó al cigarrillo encendido, buscando una excusa para no sentir su piel. Él insistió tanto que terminó llevándola a su lado y bailaron, con sus cuerpos pegados, y los pies descalzos. Le murmuró algo al oído, pero sus palabras se confundieron con la saliva que recorría su cuello. Ella, inmunizada ante sus encantos, perdía su mirada en las luces de las casas vecinas que se veían por el espacio vacío que dejaba la cortina. De su boca salieron tímidamente tres palabras:” tenemos que hablar”, dijo y esperó la respuesta. Del otro lado, sólo la yema de los dedos recorriéndole la sinuosidad de la espalda. Ella repitió la frase con determinación y firmeza. Él cubrió su boca con un beso húmedo e intenso que absorbió junto a su aliento la decisión más consistente que ella hubiera tenido en ese momento. Se besaron con una mezcla de vehemencia y melancolía, con los brazos apretando las frustraciones del otro, con los ojos cerrados para no ver.
Ella se sintió despojada en lo más hondo, saqueada en su orgullo, imprudente, privada de la razón, cuando las manos de él encontraron el cierre de su vestido. Sin oponerse, callando el secreto, se dejó desvestir.

Relato breve 2



Amnesia obligada


El día en que vi como su figura se alejaba de mi vista para abordar ese avión, me hice un juramento: olvidarla.
Hace ya diez meses de aquella tarde, y la tortura de extrañarla sigue tan vigente como el olor de su piel. Cuando descubro la arbitrariedad con que su recuerdo continúa invadiendo cada rincón de mi existencia, mis nervios comienzan a crecer, desparramándose por todo mi cuerpo. Es entonces cuando cierro ambos puños para luego estamparlos con furia sobre la mesa del comedor. En la realidad, donde no hay huecos para refugiarme, vuelvo a darme cuenta de que esta ausencia desalmada se está devorando mis horas. Necesito operarme del amor que aún siento por ella, evaporar nuestra historia, erradicar el dolor que me causa este vacío. Pienso si habrá un cirujano capaz de extirpar de mi médula espinal el recuerdo de Sabrina, o un hechicero que pueda crear la pócima para el olvido. Con resignación comprendo que la clave para desterrarla de mi vida se oculta en mí. Nadie, que no sea yo, puede ayudarme a cumplir la promesa de que ella deje de existir en mi mente. Decido entonces deshacerme de las cosas que tienen que ver con ella, como un ingenuo e improvisado exorcismo que me libere del fantasma de Sabrina. Elimino los mails que me mandó desde su partida, donde habla de su promisorio futuro en ese país, de como le cuesta acostumbrarse a la distancia, de cuanto me amó. Después cierro la cuenta de correo electrónico, y cuando lo hago, pienso que las próximas palabras que ella me escriba irán a parar a algún lugar sin nombre del ciberespacio. Tomo las cartas que nos escribimos para los aniversarios, y las apilo en el jardín, sobre la loza fría. Agrego todas las fotos en que estamos juntos, e improviso una fogata. El fuego parece desplegar en sus llamas las imágenes de esos momentos que compartimos, y hasta por un instante creo escuchar su risa que emerge entre las cenizas. En una bolsa de polietileno negro acomodo los libros de Cortazar y los discos de jazz que no quiso llevarse, el cenicero donde sus cigarrillos se convertían en colillas teñidas con lápiz labial, la pulsera de plata que se cerraba sobre su delicada muñeca. Doy vuelta los cajones de todos los muebles buscando cualquier cosa que evoque su memoria. Tiro todo, hasta la pequeña nota de despedida que escribió antes de que la llevara al aeropuerto. Tacho frenéticamente su nombre y sus teléfonos que guardaba en mi agenda, lo mismo hago con los datos de sus familiares y amigos, como si al hacerlo enterrara a todos en una misma parcela en el cementerio imaginario donde descansan los rostros de aquellos que pertenecen al pasado.
Al llegar la noche no existe rastro visible de Sabrina, y con una tranquilidad que hace tiempo que no siento, me acuesto decidido a que las horas de sueño sean como aguas turbulentas que arrastren su recuerdo hacia la orilla del olvido.
A la mañana siguiente, me despierto más liviano, distinto, renovado. Después de desayunar parado junto a la ventana del comedor, y de ponerme el traje que requiere mi rutina, salgo. Antes de subirme al auto, siento una mano tibia que se apoya sobre mi hombro. Al darme vuelta, veo el rostro de una mujer que me sonríe. Noto sus pupilas húmedas y brillantes, y como por acto reflejo le ofrezco mi pañuelo. Al tomarlo, me acaricia la punta de los dedos, y la miro sorprendido. Ella me dice que llegó ayer, y me cuestiona mi forma de recibirla. Le digo que no entiendo a que se refiere, y me repite con una voz entrecortada por el llanto: “Octavio, soy Sabrina”. Le digo que debe estar confundida, que yo no conozco a nadie con ese nombre, me subo al auto y acelero. Al llegar a la esquina, por el espejo retrovisor, puedo ver que aquella mujer continua de pie sobre el asfalto, inmóvil.

Relato breve 1


Morir dos veces



Tres rayas de coca en la mesada de mármol y el vértigo latente en el baño de aquél bar.
Te dí mi vaso de whisky y me incliné a inhalar el polvo blanco, mientras me mirabas apoyado en el marco de la puerta. Recuerdo que me dijiste algo sobre romper la promesa pero no quise seguir escuchando. Las ansias de ese momento eran más fuertes que lo que te hubiera prometido tiempo atrás para intentar retenerte. Dejar que me intoxique ante tus ojos era una forma de hacerme entender que lo nuestro estaba terminado, sin necesidad de explicaciones ni reclamos. Ya está, pensaba mientras aspiraba con fascinación la segunda línea. En un solo movimiento bebí lo que quedaba en el vaso, y tuve que apoyarme en la pared, con las palmas sobre el frío de los azulejos. Me detuve para ver mi cara en el espejo, los ojos colorados como el vino, un latido colérico en mi párpado izquierdo. Así y todo absorbí la última hilera de cocaína.
Después, el negro de mis pupilas cubriéndolo todo y mi cuerpo cayendo a tus pies.
La tirantez de mi rostro, las piernas agarrotadas que no me dejaban levantar los tacos del piso, ni flexionar las rodillas para poder erguirme.
Quise hablarte, decirte que sentía mi cuerpo enajenado, como usurpado por la muerte, pero de mis labios morados no salía ningún sonido, como si las palabras que mi mente redactaba se hubieran quedado atrapadas entre la tráquea y la garganta. Traté de hacerte una señal, como si me estuviera ahogando y me llevara la corriente, pero mis brazos se habían dormido, rigidos a mi costado. Tus ojos cerca de los míos, tu mirada de desesperación y tus brazos sacudiéndome con firmeza. Tu pedido de que reaccione y mi grito sofocado bajo la lengua inmóvil. Los únicos alaridos eran los tuyos.
De pronto la rapidez de los pasos de aquella gente, un sirena aullando en medio de la noche, los pasillos tan blancos como las luces que me iluminaban.
Recuerdo el frio del metal a la altura del corazon, tu cara desorbitada junto a la frustración de los médicos. Mi desesperación queriendo huir de mi cuerpo quieto.


Lo vi todo, y no pude hacer nada.
Un aire gélido y espeso precedió a la humedad del encierro.
Mucho mas tarde nuevas voces, que pude oir a lo lejos, llegándome como entre sueños, a través de las paredes de madera.
Lentamente recuperé el control de mi cuerpo, aunque mi voz continuara callada en mis pulmones. Con mis uñas rasqué una y otra vez la superficie, con desesperación e impaciencia. El espacio era tan estrecho que no lograba ponerme de pie, y las patadas quedaban sólo en el intento, en un gesto torpe y sofocado.
La falta de oxigeno aumentaba mis palpitaciones, un tic tac frenético marcaba el tiempo que quedaba, vaticinando el final.
La locura ejercía el máximo poder sobre mi mente, y desplegaba todas mis fuerzas en un último movimiento, vano, estéril, antes de escuchar el sonido que marcara el desenlace.
La última palada de tierra cayendo sobre mi cuerpo encerrado.

Necesito una mano


Lo más importante de mi fin de semana fue taller.
Al final de la clase me tocó leer un cuento, al que para ser sincera, no le tenía mucha fe. Para mi sorpresa, al profesor le encantó y elogió la calidad con que había logrado describir el patetismo del personaje, además de resaltar lo bien logradas que estaban algunas imagenes a las que había podido darle realismo a partir de algunas metáforas y descripciones.
Su comentario me llenó de satisfacción y no tuve más que palabras de agradecimiento por tan buena crítica.
El sábado que viene hay un concurso, con un premio más que interesante para los dos ganadores: ser publicados en el suplemento cultural de un conocido diario. Como escribí bastante para la ocasión, se me complica poder elegir el mejor, el más original, el que pueda destacarse sobre el resto. Así que para eso, se me ocurrió ir en busca de opiniones a través del blog, para que mis criteriosos lectores puedan votar cual es el que más les gusta, y ayudarme en la difícil decisión.

Así que los dejo leyendo.No escatimen en críticas, que todo me sirve para mejorar.
¡Gracias por la colaboración!

sábado, 9 de agosto de 2008

El día de los muertos



Siguiendo con la temática del título de este post, mi día de hoy fue la muerte.
Me quemé el cerebro todo el santo día para ver la forma de pagar todos los gastos del mes con las comisiones insignificantes que cobré por haber estado capacitando gente en lugar de dedicarme a lo que me genera ingresos que son las ventas (porque por capacitar no veo una moneda).

Llegué a mi casa, después de haber hablado con mi jefe por esto de que el sueldo es demasiado poco para la Argentina de hoy donde un kilo de pan cuesta $ 5 , y me puse a chequear los mails de Hotmail , cosa que no hago habitualmente y se acumulan hasta alcanzar cifras descomunales (1400 había hoy sin leer). Después de hacer una rápida limpieza de mails de publicidad, y de gente que no conozco, quedaron los que me interesaban.Y ahí vinieron dos de las tres sorpresas de la noche.

La primera, un mail de Leandro, de hace una semana atrás, de esos típicos con flores, fotos de paisajes otoñales y tipografía en cursiva (que en este caso deriva de "cursi"), en el que decía algunas frases, entre ellas: "lo difícil que es decir te amo a otra persona". Leandro nunca, desde que lo conozco me mandó un solo mail, ni para Navidad, por lo cual me resultó un tanto extraño, aunque no tanto como el mail siguiente...

Era de Richard.
Richard fue en mi vida sencillamente "un moco", un traspié, un error enorme.
Él trabajaba en el frigorífico que tenía (o tiene, aun no se) mi papá y al cual me había llevado a trabajar con él cuando nos reencontramos luego de 22 años sin vernos. Era el contador, casado, una hija.
Descripción de Richard: 5 años mas que yo (no calificaría en mi target, pero bueno...), alto, amorfo (si, amorfo), pelado, medio narigón, sin gracia, anticuado (algo así como Enrique el antiguo, el personaje de Francella), y muy cursi.
Con Richard, se dio, no se ni como, pero se dio, y fui su amante por 8 meses (eternos). Cuando empezamos la relación me confesó que su mujer esperaba un segundo hijo, pero yo ya me había involucrado, y no me abrí.Entre medio nació su segunda hija, y lo que yo pensaba que se convertiría en un acercamiento del matrimonio, fue en realidad lo que terminó de separarlos. Así que cuando a mi se me había pasado el encantamiento, él estaba hasta las manos conmigo, y yo no sabía como hacer para cortar.Intenté decirle, y él no quería entenderlo , y hasta a llegó a pensar,ridículamente, que yo le hacia esos planteos porque estaba dolida porque aún no se separaba, y por su reciente paternidad.Así que un día me llamó para decirme que se estaba separando, y que a la noche hacía el bolso y que se venía a "vivir" a mi casa. Yo estaba en plena mudanza, y por suerte él aún no conocía la dirección de mi próximo departamento. No lo atendí nunca más en mi celular y como yo ya no trabajaba mas con mi papá, tampoco tuvo donde ubicarme.Jamás supo a donde me mudé y no lo vi mas.
Hoy había un mail con un remitente raro: R@ubbi.com, y me sonó conocido.Lo abrí y decía:

"Como estás..."

Así, sin signo de pregunta, y con esos puntos suspensivos que lo único que me daban era una tremenda sensación de pena.
No había firma, ni nada, pero supe que era él, después de seis largos años.¡Seis años!

Dudé si responderle o no, y finalmente le contesté:

" Bien, intentando descifrar el sentido de tu mail".

Tampoco firmé.



Al rato, me sorprendió un nombre entre mis contactos del Msn.Alguien que me había borrado y eliminado luego de que admitiera vía mail a modo de despedida, que se le habían ido las mariposas en el estómago. Jona, al que conocí por chat y que me llamaba 400 veces por día desde su celular (imagino millonarias cuentas de Movistar).Si no lo recuerdan pueden chequear viejos posts.
Jona me había agregado nuevamente, y exhibía una foto abrazado a una mina, felices.
¿Qué sentido puede tener que me haya agregado nuevamente, ya que en apariencia no está solo?


La conclusión es que si nosotras creemos estar locas, indecisas, complicadas y conflictuadas, confirmo que ellos están mucho peor.No paran de sorprenderme.

Hoy fue el día en que resucitaron los muertos.Salieron todos juntos, cual fantasmas, de adentro del placard.
Y me dio miedo.

viernes, 8 de agosto de 2008

Barajar y dar de nuevo



Ayer fue un día de esos que marcan un antes y un después.En todo, o casi todo.

Hace varios días, semanas diría, que se viene gestando una movida rara en el trabajo.
Cuando yo entré a la empresa veía que los que hacía un par de años que estaban querían irse, y no le encontraba sentido "siendo tan buen laburo". Es cierto que el trabajo es bueno, pero no ciertas políticas ni movidas a nivel gerencial, por lo cual hoy estoy metida en el grupo de esos que quieren irse mientras que los nuevos, como Ramiro, dan gracias al cielo de haber conseguido ese trabajo.
Citando a Ramiro, ayer no le di bola, en absoluto.No fue un rol impostado, sino sincero.Hacía un par de días que no lo veía, y verlo me dio ternura de alguna especie.Sólo eso. A media mañana me pidió la computadora para mandar un mail porque la suya se había colgado.Le dije que se sentara y la usara tranquilo, a lo que me respondió:

- No, tipealo vos mientras yo me siento al lado tuyo y vamos hablando, porque te extrañé.

En otro momento el corazón se me hubiera subido a la garganta, y me hubiera ruborizado como una quinceañera. Ayer me dio lo mismo. Creo que en parte se debe a que me hago la idea de que me queda poca vida útil en ese laburo y que inevitablemente va a venir el corte, voy a dejar de verlo, y así el tiempo va a ir haciendo de las suyas hasta convertirnos en un vago recuerdo.
Hablamos, nos pusimos al día; por mi parte como viejos amigos.Cuando se estaba yendo, vino a saludarme con el mismo abrazo dulce y prolongado de siempre. Y yo seguí con la mala sangre habitual que me hago cada vez que me siento en ese escritorio.

A la tardecita, nos reunimos varios compañeros para tratar de encontrar una solución al tema de la falta de trabajo, la disminución de las comisiones, y el malestar general que se vive desde que detectamos que nos deben bastante plata por no haber aplicado el aumento sobre las comisiones.
La charla se prolongó hasta la medianoche, para finalmente decidir que hay una sola vía posible de efectuar el reclamo, la que sin duda trae aparejada la salida de la empresa.
Se que este trabajo no da para más, que cumplió su ciclo, y que fue muy bueno mientras duró, pero que es tiempo de barajar y dar de nuevo.Así que a partir del domingo empezaré a buscar algo distinto, que me haga feliz, donde me paguen lo que corresponde.
Tal vez se aproxime una época de cambios en varios aspectos, y aunque eso genera un nerviosismo inevitable, tengo que prepararme para lo nuevo, considerando que puede ser mucho mejor que lo que hoy tengo.

Sigo en el medio del camino, frente a la bifurcación, sabiendo que en breve voy a tener que optar por seguir hacia uno u otro lado. Me dejaré llevar por mi instinto, cruzando los dedos para no equivocarme.