Pipa, que es conocedor, dice que donde estamos es un excelente lugar para hacer "culopatín".
Creo que hace mucho tiempo que no me río como en ese momento.
Para completar el tratamiento anti-stress todavía nos queda un ingrediente: la noche.
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Los días siguientes son cada vez más agotadores.Los clientes surgen de abajo de las baldosas hasta el punto de sentirnos desbordados de trabajo.Dormimos un promedio de cuatro horas y media, por lo que llegamos al Viernes con unas tremendas ojeras negras.
Casi no salimos a cenar, para no perder tiempo, así que me la paso inventando recetas para agasajar a mis compañeros de alguna forma.La convivencia se hace cada vez mejor y va fortificando el lazo de amistad que teníamos en Buenos Aires.Ya no tienen problema en andar en toalla por la habitación, ni en eructar en la mesa.Yo, lejos de horrorizarme,me muero de risa.Creo que el trabajo se aliviana por la cantidad de veces que nos reímos al día.
Al final del día Viernes, el Gerente nos recibe con una picada.Es la primera vez que podemos estar con los integrantes de la sucursal con tiempo como para conocerles las voces.Son uno más simpático que el otro.Cuentas sus vidas,como llegaron a radicarse tan al sur, y como no terminan de acostumbrarse al frío.
La reunión se extiende por dos horas, y nos vamos satisfechos por estar descubriendo un lado más interesante del trabajo: la gente.
Cenamos algo en el apart, y nos acostamos temprano.
Necesitamos dormir, y además el Sábado promete ser un día muy movido.
Una vez que retiramos las valijas, salimos. Estamos ansiosos por ver el paisaje.
Se desliza la puerta corrediza del aeropuerto y nos sorprende un viento gélido que nos obliga a ponernos la capucha de la campera.Hace mucho frío,en serio, pero el paisaje es sencillamente increíble. Está anocheciendo, así que se ven algunas luces en las montañas, y se respira encanto.
Vienen a buscarnos y nos llevan al que será nuestro hogar y no un simple hotel:"Cabo San Diego", a tres cuadras del centro y a cuatro de la sucursal. Nos reciben Diego y Alicia, los dueños.
El apart hotel tiene solo cuatro habitaciones. Lean y Sandro se ubican en una, y yo en otra, justo frente a ellos. Es tan grande que no extraño en absoluto mi departamento.Tengo cocina con barra desayunadora, dos sillones de tres cuerpos, televisor, cama de dos plazas, un baño inmenso, y lo mejor de todo, calefacción central.
Decidimos bañarnos y salir a conocer el centro,como para ir ubicándonos en el lugar.
Salimos los tres, por las calles en subida y cubiertas de hielo tratando de no resbalarnos.Al fondo se divisa el Canal del Beagle.Estamos fascinados, y congelados también.
El centro es similar al de los lugares de playa.Hay locales lindísímos pero con precio para turistas.Es bastante caro.Lo caminamos de punta a punta, sin apuro, hasta que sentimos hambre y nos metemos en el primer restaurante que exhibe el cartel de " Cordero Patagónico" en la puerta (después descubriríamos que todos ofrecen cordero)
La cena es de lo más divertida. Sandro y Lean juntos se potencian y nos reímos hasta el punto en que el resto de la gente nos mira. Siento como si estuviera de vacaciones.Me siento feliz, lejos de todo y con dos personas a las que adoro. Creo que por primera vez en el año alguien me está tocando con la varita mágica.
Volvemos al apart, sin parar de reírnos en todo el camino. Nos juntamos en la habitación de ellos y preparo café. Nos acomodamos en el sillón a ver un poco de tele. Hay un programa malísimo, que de tan malo nos hace seguir riendo.
Pasada la medianoche, me despido y cruzo a mi habitación.
Cuando me acuesto, en esa cama a miles de kilómetros de mi departamento, siento como si siempre hubiera estado ahí.
Cuatro y media de la mañana.
Llego totalmente dormida al Aeroparque Jorge Newbery.
No se como hicieron para llegar antes,pero ahí están Sandro y Lean esperándome en la fila de Aerolíneas.Tenemos pasaje en primera clase, pero así y todo hay gente delante nuestro.
La hilera no avanza y la gente murmulla.
Por alto parlante se escucha un mensaje que avisa que hay paro,por lo cual los vuelos se encuentran demorados.
Nuestras caras reflejan el descontento después de la noticia mientras en los monitores parpadea la leyenda "demorados todos los vuelos".
A la hora, no hay novedades.Bajamos en busca de información y nos encontramos con el hall lleno de periodistas de todos los noticieros que transmiten en vivo.
Comienzan a llamarnos algunos compañeros y hasta nuestro jefe para decirnos que estamos saliendo en la tele con cara de amargados.El comentario nos hace sonreír por primera vez en toda la mañana.
Los periodistas se quedan entrevistando gente.
Los pasajeros que antes murmuraban,ahora se están alterando.
Hay insultos al personal que detrás del mostrador no se digna a atendernos.
Pasan las horas.
Trece horas para ser exacta.
Finalmente,embarcamos,pero el avión no tiene primera clase.
Elegimos los últimos tres lugares juntos que quedan disponibles, para nuestra sorpresa son también los últimos de la fila, así que no se reclinan, lo que significa que después de trece horas de demora ni siquiera vamos a poder estar cómodos.
O sea que pasamos de tener primera clase con cerveza y canapés, a tener clase "Z ", con asiento rígido y pegadito al baño.
Finalmente,despegamos.
Viernes en la casa de Marucha.
Nos juntamos todas las que somos amigas desde la facultad.
Somos cinco.
Beth, que se casó y se fue a vivir a España, y se la extraña (aunque viene de visita bastante seguido ,para nuestra alegría)
Silvana, que está recién casada y que con su marido viven hablándose de amor.
Chuli, que también está casada, y tiene dos hijos, nena y nene (sobrinos del alma) y un bar en Palermo.
Y Marucha, la dueña de casa, que también está casada y que tiene un bebé ( tercer sobrino del alma, sin contar a la nena de Sami que también lo es)
Comemos, hablamos mucho como siempre.Nos reímos otro tanto.
Son esas amigas con las que a veces uno se distancia, y que la vida nos permite recobrar nuevamente.Hoy no entiendo como pudimos estar alejadas alguna vez.
Creo que cuanto más grande soy, más las valoro.Una de las ventajas de envejecer.
El Sábado veo a Renata y a Sami
Nos hablamos todo, como para suplir las charlas que no vamos a tener mientras esté de viaje.
Sami cuenta cosas de su novio nuevo.Parece una relación complicada, pero si está enamorada, como amiga no queda otra que bancarla.
Renata está mejor, al menos cuando la veo.No vienen muy bien las cosas con su marido y tengo miedo de que me necesite justo cuando estoy lejos. Pienso que de allá voy a llamarla ,pero que no va a ser lo mismo que si estuviera acá para poder darle un abrazo.
Con ellas cierro la imagen que deseo llevar conmigo en la valija:
Las amigas, a las que voy a extrañar.
Me quedan cinco días y todavía me falta ver a las chicas, y a mamá para organizar todo.Así que para ellas reservo todo el fin de semana.
El avión sale el lunes a las 6 de la mañana, así que el Domingo no me puedo acostar tarde.
Considero que para irme tranquila, me falta hacer un llamado.Así que disco.
- Hola - digo
- Hola Puti - contesta Ben del otro lado de la línea
- ¿Qué hacías? - pregunto
- Estudio , estoy tapado de exámenes, por eso no te llamé para vernos - contesta
- Ah, que mal. Yo te llamaba justo por eso, como me estoy yendo al Sur... - explico
- ¿Te tomás vacaciones? - pregunta
- No, no, me voy a trabajar - contesto
- ¿Definitivo? - pregunta asombrado
- ¡No! Por unos veinte días - digo
- Ah, que bueno.¿ Y te enojás si nos vemos a la vuelta? Sabés que detesto que me vaya mal - dice
- No te preocupes -digo sinceramente.Se que no me miente porque como no tiene obligación conmigo ,siempre es sincero.
- Bueno, que te vaya super bien entonces, y llamame apenas vuelvas - dice
- Dale,prometo. Y suerte vos, que rindas bien.- digo
- Gracias,bonita.Extrañame,besos -dice
- Vos también.Besotes - respondo y cuelgo
Ben no puede.
Lucho no puede o no quiere.
Mr Shoes quiere pero está en la China.
Norman, ojalá quisiera y ojalá pudiera.
Estoy más libre que nunca, y con un pie en el sur.
"Que pase el que sigue",pienso, y en mi cara se dibuja una sonrisa.
Martes.
Estoy todo el día con Sandro y Lean en la oficina organizando lo de Ushuaia.
Nos repartimos unas cien hojas entre los tres, que contienen un listado de clientes a los que hay que llamar para concertar una entrevista para cuando estemos allá.
Entre llamar a todos y armar la agenda se nos va todo el día.De hecho llego más tarde a mi casa que de costumbre.
Hace frío, y tengo hambre porque no paramos ni para comer, solo tomamos café para no perder tiempo.
Me cocino algo y me siento en la compu, como de costumbre.
Está Kubrick conectado. Me doy cuenta que no volvió a mandar mensaje.Agradezco a Dios.
También me doy cuenta de que no lo eliminé, así que lo hago. Marco su nombre y pulso "eliminar contacto".Lo hago con mucho placer.Ya no figura más en mi lista, ni en mi vida.
El que está conectado ahora es Lucho.Me saluda,lo saludo. Hablamos. Hoy no me pelea, tal vez porque me estoy por ir al sur.
Hablamos un buen rato. Me pide el teléfono de casa y se lo doy.
Me llama. Es raro hablar con él y casi que no le encuentro sentido.
Supongo que la gente que se conoce por el chat y mantiene un vínculo por el Messenger es porque tiene alguna intención de seducirse, pero con él eso no pasa. Si bien en un momento hubo alguna que otra insinuación, la pelea ocupó el lugar que debería ocupar la conquista y lo bélico prevaleció sobre lo amoroso.Entonces es raro que estemos hablando sin un objetivo.Salvo que ese objetivo exista y yo no lo esté notando, así que para evitar cualquier tipo de dudas, aprovecho la conversación y pregunto:
- ¿Querés que nos veamos?
Da vueltas, busca excusas, hace silencios, y el resultado es un "No".
No recuerdo si dice solamente "No", o si lleva aditivos como "no puedo" o "no porque".
La realidad es que es suena a " No".
"No" es una palabrita que detesto escuchar, principalmente porque las hijas únicas no la tenemos muy incorporada y segundo, porque confirmo una vez más que metí la pata.
Como estoy enojada conmigo por abrir la boca de más, le digo a él:
- Okey,olvidate. Nunca más te invito a ningún lado.
Por supuesto,mucho tiempo después, confirmaría que esa vez le mentí.
Yo siempre doy otra oportunidad.
Sigue golpeando con furia las paredes.
Nunca deja de insultarme.
Decido hablar:
- Pedime un taxi por favor - digo, y creo que es lo peor que pude haber dicho.
- ¿¿Qué te pida un taxi?? ¡La señorita quiere que le pida un taxi! Vos no te vas a ningún lado, ¿Me escuchaste? - me dice mirándome fijamente a los ojos
-No seas tonto, no me siento bien, pedime un taxi por favor - insisto
- ¿Pero por qué no te vas un poquito a la mierda? ¿Además de pelotudo me viste cara de sirviente? (podría haberle dicho que le vi cara de cualquier cosa menos de Birabent, pero eso lo hubiera hecho gritar mucho más que hasta entonces, así que lo pensé pero no se lo dije)
Habla solo. Grita.Patea los muebles.Va y viene del sillón verde a la puerta de entrada.
Sigue insultando. Me insulta a mi, a la computadora que hizo que nos conociéramos y creo que hasta a Bill Gates.
Yo por dentro rezo.Pido que si está loco sea un loco bueno, que me deje ir.Prometo que nunca más voy a la casa de nadie que no conozca.Lo prometo,lo juro.Quiero estar en mi casa, con mis dos gatitos,hablando por teléfono con Renata,y acomodando la ropa en la valija.
Creo que Dios escucha mi plegaria porque lo veo ir a la puerta y colocar la llave en la cerradura.
Abre la puerta y me dice:
- ¡Andate puta!
No me dan las piernas para correr hasta el pasillo.
Sigue gritando.Supongo que no le importa que lo oigan los vecinos.
Supongo que está loco y que no le importa nada.
Subimos al ascensor. Traba la puerta con tanta violencia que cierro instintivamente los ojos esperando que me golpee. Por suerte no lo hace conmigo, sino con las paredes del ascensor.
LLegamos a planta baja. Abre y me indica que camine:
- ¡Camina hija de puta! - dice
LLegamos a la puerta de calle. Estoy a un paso de mi libertad.
La abre y me dice:
- Ahí tenés lo que querías, irte. ¡Tomatelá de una vez!
Salgo y escucho el golpe de la puerta al cerrarse.
Huyo de ese edificio, de esa calle. Corro.
Pienso que la pesadilla terminó.
Pero todavía faltaba.
Me da asco cuando acerca su mejilla para saludarme.
Creo que él lo percibe, aunque intento disimularlo.
Quisiera poder mentirle y decirle que se equivocó de persona, que yo vengo a ver a una amiga del cuarto piso, pero recuerdo que él vio muchas fotos mías, así que es imposible. Sabe que soy yo, la misma que le decía que lo extrañaba.
Siento una desilusión inmensa.Todos mis castillos de arena fueron devastados por un gran huracán, en menos de diez minutos.Me siento tonta, ingenua.Una total y absoluta imbécil por haber creído que alguien podía ser sincero detrás de un monitor.
¿Quién pudo haberle dicho que se parecía a Birabent?¿ Un ciego,un enemigo, una abuela internada en un geriátrico?
Tengo que tratar de aguantar media hora y después invento cualquier excusa y me voy,pienso y con eso intento consolarme. Tarde o temprano el martirio terminará y estaré sentada al calor de mi casa enfundada en mi pijama.
Subimos casi sin hablarnos.
Algo creo que él dice, en realidad, pero no lo registro.
Abre la puerta de su departamento.
Es tan feo como él.
Las paredes que según él estaban pintadas de celeste intenso, descubro que son grises. Los marcos de las puertas que en su imaginación eran violetas, son de un marrón tristísimo. El espejo que cubre toda una pared, no es un espejo moderno,sino de esos con manchas que se usaban en los años cincuenta y además está rajado. El sillón es de pana verde oscuro y por algunos sectores se escapa parte del relleno.
Siento naúseas. Quiero vomitar.Mucho más cuando lo miro.
Tiene el pelo largo,oscuro, atado en una colita. Le llega a la cintura.Cuando miro su cabeza descubro que son más o menos cuarenta pelos los que tiene, y que sus raíces acumulan suciedad y grasitud de una semana por lo menos.
Tiene puesto una remera de manga larga color azul marino, con unas manchas en la parte de adelante que imagino que serán del tuco del mediodía.
El pantalón que usa es de jean,con unas costuras color naranja flúo en el costado.
Lo único normal son sus zapatillas. Negras, supongo que para disimular la mugre.
Voy a la cocina a dejar el tiramisú.
Habla:
- Lo pongo en la heladera,para después de cenar - dice
Respondo con rapidez mental:
- No me siento muy bien, no voy a comer - digo (en realidad tengo miedo de que me envenene como Yiya Murano)
- Pero estuve cocinando para vos - dice apenado
- Bueno, lo comés mañana.No me siento bien - repito
Creo que no le cae bien mi comentario,porque deja de sonreír.
Veo pasar a su gata. Es lo único lindo de toda la casa. La agarro, la abrazo fuerte como si fuera mi única protección en ese lugar.
Volvemos al living. Me siento junto a la mesa de vidrio.
El dice:
- ¿Viste lo que me compré para vos? - mientras señala su jean - Es imitación.Lo pagué cuarenta pesitos en La Salada.
Quiero salir corriendo.
Me imagino que si Birabent se enterara de que este engendro anda por la vida diciendo que ellos dos se parecen, mínimo se pega un tiro.
Domingo.
Amanezco nerviosa.
Ansiosa.
Al mediodía ya me manda un mensaje.
- Faltan pocas horas - escribe
Más nerviosa me pongo.
¿Y si no me gusta? ¿Si por más que se parezca a Birabent , no siento que haya piel?
¿Y si no me gustan sus gestos o como me trata en persona?
¿Por qué no consideré estas opciones antes?
Ya es tarde.El debe estar cocinando para la noche y yo tengo el tiramisú en la heladera.
Faltan horas para el encuentro,como él dijo.
A las siete empiezo a arreglarme.
Tengo un taxi pedido para las nueve menos veinte ,porque vi que la distancia no es poca entre mi casa y la suya.
Elijo la ropa.
Vestido negro,informal. Medias negras. Botas del mismo color.Campera, porque hace frío.
Me maquillo,poco,porque no quiero parecer una loca de cabaret.
Timbre. El taxi que me viene a buscar.
En el camino, fumo sin parar para calmar los nervios.
El taxista me mira. Voy sentada, con el cigarrillo en una mano y la otra sosteniendo el tiramisú que llevo envuelto sobre mi falda.
Creo que intuye que voy al encuentro de alguien que no conozco, o al menos de alguien del cual no conozco su casa,porque cuando estamos en la zona me avisa que faltan pocas cuadras.Pienso que tal vez me lo dice como para que pueda arrepentirme. La zona es fea,muy fea y bastante oscura.
De pronto estaciona frente a un edificio viejo, gris, lúgubre.
Dice: " Es acá, señorita"
Le pago y me bajo.
Miro como se aleja el taxi y me siento sola.
La cuadra está desierta y hay pocas luces encendidas.
Levanto la vista. El edificio es realmente feo.
Digno de una película de terror.
Tomo coraje, y toco timbre.
- LLegué - digo
Toda la semana me dedico a planear mi viaje.
Tengo que dejarle todo organizado a mi vieja que para poder cuidar a los gatos se va a instalar en casa mientras que yo no esté.
Reconozco que es una santa, porque desde mi casa tiene el doble de trayecto a su trabajo que desde la suya, así que soy consciente de que estoy complicándole la vida. Creo que a ella le gusta que se la complique porque así tiene algo de que ocuparse.
Hago una lista de todo lo importante, de aquello que tengo que hacer si o si antes de irme.
La lista incluye:
- Despedirme de mis amigas (elemental)
- Dejar todo ordenado y bajo llave para que mi vieja no se vea tentada de revisarme nada en el tiempo ocioso (no creo que lo haga pero mi neurosis se queda más tranquila si escondo todo (cartas de ex novios,fotos comprometedoras,etc) en algún lugar seguro)
- Depilarme (allá no conozco a la depiladora y no puedo depilarme con cualquiera)
- Ir a la pedicura (idem a la depiladora)
- Ver a Seba (Kubrick) ,porque no pienso irme con la intriga
- Avisarle a Norman que me voy (tengo la esperanza de que suceda como en las películas, y que el hecho de saber que me voy al fin del mundo lo haga recapacitar y venga corriendo hasta mi puerta con un ramo de flores y tres mariachis a decirme que me ama)
Supongo que todos los items son probables,menos el último.
Así y todo ,creo que vale la pena intentarlo.
Carla se resigna a dejarme libre cuando escucha que suena mi celular y le hago señas de que voy a atender.En realidad es un mensaje de texto pero ella no lo sabe, así que lo abro y hago de cuenta que hablo con alguien mientras me alejo de ella.
Al llegar a mi escritorio leo el mensaje. Es Seba (Kubrick). Dice:
- ¿Cómo empezó tu semana?
Por un momento me acuerdo de Norman y su mensaje de buenos días. Es solo un momento.
Respondo:
- Aburrida. Quiero que sea tarde para que hablemos.
Suena el celular.Es él.
- No hace falta que sea tarde para hablar. Acá estoy - dice
- Qué lindo escucharte -digo
Hablamos media hora.
Yo sentada en mi escritorio,garabateando una hoja en blanco, él caminando por Flores.Me lo puedo imaginar. Con su pelo lacio, sus ojos oscuros, y su cara similar a la de Birabent,caminado con gracia por la Avenida Rivadavia.
Tengo ganas de verlo.La intriga me supera.Se lo digo.
- Quiero verte. No aguanto más.
- Ya nos vamos a ver, bonita. Falta cada vez menos - dice
Cortamos.
Me paso la mitad del día pensando en él.
Supongo que a él le pasa lo mismo y eso me hace feliz.
Cuando estoy volviendo a casa me manda un mensaje Mr Shoes.
- Me voy a China por negocios por unos días - dice
- ¡Que bueno! - respondo
- No tanto. Quería verte antes de que te fueras al sur pero parece que no va a ser posible - escribe
- Lo dejamos para la vuelta - digo
- Ok. Besos - dice
- Beso y buen viaje - respondo
Podría haberle dicho que nos veíamos ese mismo día,pero no.
En mi cabeza solo hay lugar para Seba.
Más tarde descubriría que hubiera sido una decisión acertada verlo a Mr Shoes, en lugar de seguir enganchada con alguien que no conocía.
Lunes otra vez.
LLego a la oficina. Desganada como cualquier otro Lunes.
Saludo,como siempre y me siento en mi escritorio a chequear los mails.
Voy a buscarme un café,repitiendo el ritual de cada mañana.
En la cocina me encuentro con Carla, la nueva.
Cuando me ve entrar sonríe y me saluda.
- Hola, buen día -dice
-Hola.¿Todo bien?- respondo casi por obligación
-Si,genial- dice , mientras sonríe mostrando su diente negro
- Me alegro -digo por compromiso.En realidad mi cara dice que me da lo mismo como le va.
Me pasa el edulcorante en un gesto de gentileza.
Luego de que revuelvo el café me pregunta:
- ¿Estás de novia?
- No - contesto
- Que raro que una mina como vos esté sola.Te hacía re de novia - dice
-Mmm,mirá vos, parece que las apariencias engañan -contesto
- En serio.Sos linda e inteligente,no deberías estar sola - dice
- ¿Tengo que tomarlo como un halago? - le pregunto
- Claro,che. Tengo buena onda con vos -dice (Que extraño que alguien que no me conoce pueda tener buena onda conmigo,sobre todo cuando un par de días atrás la vi espiarme con cara de mujer asesina detrás de un monitor,pienso)
- Qué loco - digo, mientras bebo mi café
- ¿Qué cosa? -pregunta
- Nada - respondo
- Che... - dice buscando generar una complicidad que no tenemos ni tendremos jamás - Pero debés estar con alguien. ¿No? (No va a darse por vencida hasta no obtener la respuesta que busca)
- Algo hay - respondo
- Estás enamoradaaaa - dice, como si quisiera sacarme de mentira,verdad.
- Si,bueno, es una larga historia - contesto, rogando que no me pida que le cuente
- ¡Yo sabía! - dice - ¿Es de la ofi? (Esto es lo único que le interesa saber desde el momento en que dijo "hola". Pienso que podría habermelo preguntado directamente en lugar de hacerme perder tiempo)
- Noooo - respondo. Puedo ver como sus ojos brillan de la alegría
- Me imaginaba - dice
Supongo que si se lo imaginaba (como dice) no hubiera tenido la necesidad de someterme a un interrogatorio, digno del FBI, para comprobarlo.
Lo que no entiendo es por qué yo dejé que me preguntara.
¿Será que realmente me volví tan solidaria con la gente que no me interesa hasta el punto de que me preocupe por brindarle un poco de tranquilidad?
¿Será que lo hago por un instinto"feminista", porque no me gusta ver a una mujer que está desesperada por amor?
¿O será que en mi inconsciente guardo la idea de que en algún momento puedo llegar a ser su rival y lo único que trato es de tener lista una coartada?
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