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lunes, 30 de marzo de 2009

Colgada del optimismo


Dejé de ser la nueva.

Hoy empezó a trabajar L en la oficina, y relegué con emoción el podio y la corona.
Si bien estoy muy cansada porque aún no me acostumbro a levantarme a las 6.30 de la mañana y regresar casi a las 20 hs, estoy contenta.

Lo que parecía un laburito de cuarta categoría en realidad es algo que promete ser una buena experiencia.Ya me asignaron clientes a los que debo contactar desde mañana mismo, me hablaron de la posibilidad de viajes al interior, y además me encargaron que me ocupe de la imagen de la empresa para las próximas participaciones en eventos de Retail.

Mis compañeras no eran tan malas como parecían, y ya se ríen conmigo y no de mí, y hasta se ofrecen a comprarme caramelos cuando van al kiosco.Todo un avance.

Además, pude negociar un plus en el sueldo y ni titubearon al otorgármelo, recalcando que tenían todas sus expectativas puestas en mí, lo que al margen de hacerme sentir halagada me imprime una leve presión que seguramente me servirá de estímulo.

Por el lado del amor, cada día se afianza más la relación a distancia con el Americanito y me doy el lujo de disfrutar de mails cursis que van y vienen, de dibujos estilo adolescente con corazones flechados y de miles de proyectos para dentro de 100 días que me tienen tan ansiosa que no duermo ni como.

No sé cómo fue que pasó, pero lo que a fines del 2008 parecía ser una nube negra pendiendo sobre mi cabeza, se convirtió de pronto en un arcoiris que conduce a un horizonte muy parecido a lo que siempre soñé y que en el fondo no pensaba que podría ser cierto.

Cuando dije "basta" y cerré la posibilidad de entregar otra vez mi corazón a cualquier incompetente que pasara por la vereda de mi vida, cuando decidí centrarme en mí y preservarme de una buena vez, apareció él, dispuesto a demostrarme que los hombres a veces la pasan mal y que el llanto no es exclusivo de las mujeres, que cuando hay interés en el otro no hay "pero" que cuente, ni siquiera los miles de kilómetros que nos separan.

Por sobre todas las cosas, me hizo entender que en la vida a veces es cuestión de esperar,porque tarde o temprano, y para todos,existe una nueva oportunidad de enamorarse y de apostar a la felicidad.


Así que ando cursi y sonriente, colgada del optimismo.


Les dejo el video que me dedicó, que resume en sus imágenes lo que estamos viviendo y sintiendo.
La canción también es cursi,como cada uno de mis pensamientos, ¡pero no saben cuánto me gusta!


(Para vos)

jueves, 26 de marzo de 2009

"La nueva"


Después de casi tres meses de búsqueda, hoy fue el día del debut en la famosa empresa que después de su examen exhaustivo, se decidió a tomarme.

Anoche, tratando de calzarme el traje de mujer responsable con tremenda pereza, decidí que lo mejor sería acostarme temprano... pero mi vecino confabuló en mi contra.

El malparido saxofonista de medianoche está vez no me aturdió con sus notas improvisadas sino que le delegó la tarea a su celular. Descuidado como es, se lo habrá olvidado en su habitación (que está contigua a la mia) y a algún amigote se le habrá dado por llamarlo a las tres de la mañana.
Se ve que es un telefonito de los nuevos, que gentilmente suena y suena hasta que la llamada se responde, y como en este caso nadie respondía, el ringtone sonó hasta las seis de la mañana en que al señorito se le dio por regresar a su hogar.

Así que comencé mi día con los ojos inyectados en sangre, unas ojeras dignas de vampiro y un humor no apto para establecer vínculos con las mequetrefes de mis nuevas compañeras.

Ya me había olvidado lo que es sentirse la rata de laboratorio puesta bajo la lupa de cada uno que pasa y se presenta, la que tiene que preguntar dónde queda el baño cuando ya están a punto de reventarle los riñones, la que disimula el bostezo mientras lee los manuales de capacitación con términos de software que desconoce y que le parece imposible retener en su mente.

Y ahí estaba yo, muerta de sueño, tratando de que me aceptaran en mi nuevo espacio de 1x1 en una habitación dónde hay 6 boxes como el mío, con cinco arpías dispuestas a sacarme hasta la última pluma, mirándose de reojo y murmurando sobre mí... sobre "la nueva".

Y sí, soy "la nueva", y seguramente lo seguiré siendo hasta que ingrese otro pobre gil que se sienta tan solo como yo en su primer día, con ganas de salir corriendo por la avenida para no volver nunca más a calentar esa silla sin el más mínimo de placer.

Pensaré que es por un tiempo, que el mago Mandrake me convertirá de pronto en lo que quiero ser sin que cueste tanto serlo, y que este día de hoy pasará a ser sólo una anécdota.
Con suerte, esta experiencia se convertirá en un eslabón más de esa pesada cadena hecha de cosas que se hacen por obligación, en una vida que resulta demasiado corta como para sentirse obligado...




Para los que se preocuparon por mi post anterior, y pensaron que estaba triste, les digo que fue un error de interpretación y que con el Americanito todo marcha viento en popa.
Estamos tachando los días que faltan para vernos como los presos de Alcatráz, esperando que nos absuelvan de la condena de estar tan lejos.

martes, 24 de marzo de 2009

"Sana, sana, colita de rana..."



" ... si no sana hoy, sanará mañana."


Pero el mañana parece no llegar nunca cuando nuestro corazón agoniza después de una desilusión.


Y es que tarda en sanar, tiene su propio tiempo de recuperación que nada entiende de calendarios ni de relojes y es un músculo que puede resistir esfuerzos sobrehumanos pero que se vuelve frágil ante el desamor y el olvido.


Todos tenemos un pasado, que duele más o menos. Todos tenemos relaciones enterradas en el cementerio del recuerdo y nombres que se grabaron para siempre en nuestra memoria, en el ángulo entre la oscuridad y la luz, en el espacio que existe entre el sueño y la vigilia.

Historias pasadas que son como bocanadas de amnesia en medio de la lucidez y que vienen a molestar nuestra tarde de té con tazas de porcelana y un nuevo amor que merienda galletas sabor a limón.


Sumatoria de cómplices en la tarea de que aprendiéramos a los golpes el arte de amar y de no amar más, de ser queridos y después reemplazados. Y de tanto acumular adioses y armar valijas, de cambiar de camas y mudar penas, nos volvemos un poco esquivos y otro tanto blindados.


Vamos como un perro apaleado, evitando el manotazo que podría ser caricia, sin detenernos a comprobarlo por miedo a que vuelva a doler.Preferimos la soledad de nuestra cucha improvisada en un baldío y nuestro hueso tantas veces roído, que una promesa de jardines verdes y alimento balanceado.


Pero hay veces que el destino nos toma de la cintura mientras nos hace un guiño y nos dejamos seducir por una nueva posibilidad de felicidad.

Tal vez entonces comprendemos que aquellas heridas eran necesarias para poder descubrir al amor sincero, a aquél que viene dispuesto a sanarlas, de una vez y para siempre.

Y todo el pasado se ve de golpe justificado.



Si no vieron "La vida secreta de las palabras", véanla, porque resume todo lo que uno a veces quiere decir y no sabe como. Acá pueden disfrutar de una partecita y de una canción hermosa.




sábado, 21 de marzo de 2009

El amor siempre duele



¿Cuántos amores nos dolieron en el medio del pecho? ¿Cuántos dejaron pedazos en el lugar en que antes había un corazón? ¿Cuántos nos oxidaron los ojos de tanto llorar?

Por lo general, uno asocia el dolor en las relaciones a la etapa final, a la agónica despedida de alguien que formó parte de nuestra vida y que de pronto hace las valijas llevándose entre la ropa todos los sueños en común. Las palabras de amor y las promesas de eternidad se desvanecen y van a parar a ese lugar sin nombre dónde se juntan todos los amores que no fueron, los besos que quedaron pendientes, las fotografías de un tiempo felices.

Pero el amor no duele sólo en el final, a veces duele en el comienzo.
Son pequeñas agujas pinchándonos las venas, sutiles cuerdas sujetándonos dónde late el pulso, una pequeña mordaza apretada a los labios.

Es la etapa del conocerse, después de ese deslumbramiento inicial. Es el tiempo de preguntar con inocencia, arrebatados por las ganas de saber todo del otro, es el impulso de de celar, de invandir sin cuidado como el soldado más inexperto.

Y ahí vienen las reacciones de la otra parte, que nos dejan vulnerables ante una respuesta que no presumimos, ante un silencio que empaña la noche, que remueve lo peor de nuestras soledades.

Un inmenso signo de pregunta, un manual de interpretación de reacciones que nunca leímos, una necesidad imperiosa de que el otro nos perdone, nos entienda, nos levante la penitencia.

Ahí es cuando duele el amor, otra vez. Un dolor que parece recién estrenado, que no tolera reproches, que sólo se calma con el perdón y una nueva palabra de amor.

Conocerse no es tarea sencilla. Dos vidas juntándose en el camino, después de un largo recorrido por tierras ajenas, con climas adversos, con protagonistas que fueron guionando nuestra historia personal y que nos convierten en un complejo aparato lleno de mecanismos de defensa, de barreras, de mañas y de imperfecciones.


Es cierto que el amor todo lo puede.
Es en lo único que todavía creo.
Por eso, sigo con la idea tatuada en la frente de que un gran amor siempre será capaz de justificar los dolores del pasado y de remendar el corazón que tantas veces quedó descosido.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Cuando la duda es más grande que la felicidad


Hoy tuve la quinta entrevista de la extensa selección.

La cuarta había sido ayer en la consultora, donde me hicieron escribir una lista de razones por las cuales me gustaría pertenecer a la empresa ( ? ).
Si hubiera podido ser sincera, hubiera dicho que ya no tengo ningún motivo, que después de tanta entrevista ya se me fueron las ganas, pero mentí y entonces me convocaron a la reunión de hoy en la compañía

Estaba citada a las cuatro y media, pero me atendieron a las cinco y cuarto.Los tres socios y yo, ultimando detalles en la sala de reuniones.
Me explicaron que todo el análisis que hicieron de mi persona había sido favorable (¡qué suerte, che!) y que pretendían contratarme.

Todo muy lindo, pensé, pero nadie me habló de sueldo, así que pregunté cuánto pensaban pagarme. Claro, soltaron el básico (que no cubre ni la cuota de mi hipotecario) pero cuando pregunté por las comisiones no supieron contestarme. Pensé que me había equivocado al hablar y que mi mente confundida había preguntado algún logaritmo o la fecha en que se inventó el telégrafo, así que reformulé la pregunta: ¿Cuánto serían las comisiones aproximadamente?
La respuesta me la envían antes del viernes por mail. Sí, leyeron bien, aún no sé cuánto puedo ganar vendiendo software.
Como si esto fuera poco, me dieron un "manual" de vestimenta apropiada y de reglas generales de comportamiento en la oficina. Las gorras, los tops y las ojotas están prohibidas. Suerte que me avisaron por escrito porque el miércoles próximo pensaba ponerme jogging y zapatillas para arrancar con la capacitación.

Salí desilusionada, con ganas de mandarlos a la reputamadrequelosremilparió, decirles que se metan el contrato ahí donde no pega el sol, que son unos caraduras que analizaron absolutamente toda mi vida, que llamaron a cinco referencias comerciales y a dos personales para preguntarles qué clase de mina soy y que no son capaces de decirme cuánto voy a ganar... pero no, sonreí masticando el insulto y agradecí por la propuesta, porque lamentablemente necesito un trabajo ya.

Y me siento de lo peor. Transando por un mango hasta que salga algo mejor y a punto de firmar la condena a estar de 9 a 18.30 hs en una oficina de m....

Desde que me mudé a esta casa que tengo un mini champagne esperando para ser abierto en alguna ocasión que merezca festejarse. Pensé que iba a ser ésta. El conseguir un trabajo que me hiciera feliz me parecía un motivo propicio para brindar, pero no, el champagne seguirá tomando frío hasta Julio, en que alzaré las copas con mi americanito y haremos chin-chin por el encuentro.
Ese sí será un buen motivo.



Los que quieran pegarse una vuelta para leer algo más hoy tienen doblete:
Nueva nota en el diario http://www.miradornacional.com/?q=node/5958 y un cuestionario sobre cine en Cinematófilos, dónde respondo algunas preguntitas sobre el séptimo arte. De paso, la página está muy buena para aquellos a los que les gustan las pelis.


Por último, un beso con cotillón para la amiga Capitana del Espacio en el día de su cumpleaños.
¡Te quiero Capi!

lunes, 16 de marzo de 2009

Mi mundo perfecto


Sentada en la galería de mi casa, blanca como la espuma del mismo mar que contemplo mientras desayuno, escribo.

De día siempre hay un cielo soleado y sin nubes, y cuando llueve es siempre de noche y puedo sentir el repiquetear de las gotas deslizándose sin apuro sobre el techo.

A toda hora me siento feliz, como si un arcoiris me hubiera atravesado desde los párpados hasta la planta de los pies.

Tu presencia es lo único que necesito para sentirme completa y la excusa ideal para sonreír las veinticuatro horas del día. Aún cuando duermo.

No hay ruidos de colectivos, ni bocinas inquietas y el único sonido que se cuela por los oídos es el de las olas y el de los besos.

En mi mundo perfecto no se vive para trabajar, sino que se trabaja por placer y haciendo lo que uno ama.

Viajar está al alcance de todos y no exige el ahorro de muchos años. Lo que uno sueña se obtiene sin necesidad de comprarlo y lo que uno ya no necesita lo regala en lugar de venderlo.

La gente dice lo que siente y es siempre la verdad.

La violencia es una palabra desconocida, junto con la miseria y la corrupción.

Las personas mueren de viejas sin sufrir ninguna enfermedad.

El amor es la moneda corriente, el abrazo su expresión más común y el beso el gesto más sincero.

Los más chicos juegan dónde quieren jugar, corren cuando quieren correr y crecen cuando deben crecer.

Se cree en la palabra del otro y no se considera posible la mentira.

Las relaciones son duraderas y lo único efímero es el olvido.


Se ama para toda la vida.

Se sueña con ganas.

Se vive sin miedo.

En mi mundo estás vos, el único responsable de que una mañana cualquiera me haya despertado sintiendo que todo lo que uno imagina puede convertirse en realidad.

Sólo es cuestión de creer y esperar.




¿Ustedes cómo imaginan su propio mundo perfecto?

miércoles, 11 de marzo de 2009

Directo al espacio



Fue una suerte que el otro día me decidiera por no mostrarle mi primer diente de leche y la última placa de tórax al señor que mandaron a hacer el chequeo ambiental... porque finalmente hoy me citaron en la clínica para realizarme el examen preocupacional.

Después de doce horas de ayuno y con mi frasco de pichín, llegué, bajo la lluvia, dispuesta a que me sacaran sangre y pensando exclusivamente en la taza de café con leche que me tomaría apenas saliera. Pero no todo iba a ser tan sencillo.

En la recepción me sorprendieron con un cuestionario de datos personales que iba acompañado de una foto instantánea.Me entregaron una hoja, con una lista de rutinas médicas y me indicaron que tomara asiento hasta que me llamaran por altoparlante.

Por suerte, en menos de cinco minutos me estaban llamando para que me presente en el gabinete número uno.Me arremangué pensando que me sacarían sangre, pero no, era el turno de un electrocardiograma.

El paso siguiente, sí, la extracción de sangre de la mano de un practicante que me dejó los dos brazos agujereados en el intento de encontrar mis huidizas venas.

Entonces el gabinete número tres: Rayos X.
"Quédese sólo con la bombachita", dijo el que me atendió. Así que con mi tanguita celeste tuve que ir rotando sobre una fría cama para que pudieran fotografiarme todos los huesos.¡ Sonrían huesitos!

Todavía faltaba lo más ridículo de la mañana, la consulta con el clínico.
-¿Operaciones?
-No
-¿Antecedentes de diabetes o presión alta?
- No
- ¿Accidentes de tránsito? ( ? )
- No

Después de una serie de preguntas, me subió a la balanza, y no sólo me pesó sino que constató mi estatura.Recién ahí me sentó en la camilla para tomarme la presión, escucharme los pulmones, mirarme las pupilas y los dientes, como si fuera un perro.

Creyendo que ya habíamos terminado, agarré mi cartera.Pero el médico me indicó que tomara asiento. Claro, todavía faltaba.

- ¿Qué colores ve acá? - Dijo señalando una pizarra con círculos multicolores.
- Rojo, verde, amarillo, azul.

- Ahora tápese un ojo y dígame las letras que le señalo con el puntero.
- A, R, Z, O
- Ahora con el otro ojo.
- X, H, T, V

- Por último (¡al fin!) , lea este texto.
- "En una noche oscura María caminaba..."
- Es para ver si usa anteojos - me aclaró ante mi cara de asombro.

Después de una hora y media de estudios, pude huir en busca de mi café con leche, con una extraña sensación, mezcla de desconcierto y fastidio.

Ya llevo tres entrevistas en la consultora, más una entrevista con la empresa, más una visita a domicilio para que controlen todos los recibos de sueldo de mis trabajos anteriores y vean la forma en que vivo, y ahora un examen médico digno de alguien que está a punto de someterse a un transplante.

Cómo si esto fuera poco, el viernes estoy citada en la empresa para "ultimar detalles", así que lo más probable es que en esa entrevista vayan a tomarme las medidas para diseñarme el traje de astronauta y me den un curso acelerado e intensivo de cómo moverme en la gravedad de la luna.



Estuve pensando seriamente que en caso de quedar seleccionada, lo primero que voy a hacer es pedir un aumento de sueldo, creo que a esta altura lo merezco.








sábado, 7 de marzo de 2009

El interrogatorio



Después de haber pasado por muchísimas entrevistas, y no contentos con hacerme dibujar personas bajo la lluvia, escribir una historia de dos carillas, copiar figuras geométricas en un papel y hacer cien ejercicios de lógica,llegó la hora que que me hicieran "la entrevista ambiental".

El jueves, me pasé limpiando como una condenada.
Con lavandina y Cif en mano, comencé a hurgar en cada rincón de mi casita, para que quedara tan limpia como un hospital.Cambié muebles de lugar, enceré los pisos y hasta les saqué brillo con un trapo de lana, lavé acolchados y cortinas y hasta le puse comederos nuevos a mis gatitos.

Claro, no conforme con eso,se me ocurrió convertirme en la más habilidosa de las protagonistas de Utilísima y me puse a retapizar las sillas, todo a pulmón. Busqué una tela rústica que tenía en el placard, y acompañada por tachuelas y martillo, me metí de lleno en la tarea hasta que quedaron divinas. Lo único, que la jodita me costó una curita en un dedo y un golpe en medio de una uña culpa de un martillazo en el aire.

Como si esto fuera poco, hasta cambié las sábanas (cosa que me da tremenda "flojera", diría mi amorcito), como si el señor que venía a realizarme la encuesta fuera a querer acostarse en mi cama ( Disculpe señorita, ¿podré tirarme un ratito que estoy muerto?). A veces soy un poquito exagerada...

Finalmente llegó el señor y se sentó sobre una de mis sillas retapizadas sin siquiera mirarlas ni decirme que eran lindas (¡cuánta desilusión!) , no me aceptó ni un vaso de agua y tampoco se levantó ni para ir al baño que brillaba de tan limpio que estaba.

Así, reclinado sobre mi sillita, sacó un par de hojas de su maletín y empezó con su tarea:

EL- Bueno, acá tengo los aportes jubilatorios de todos sus trabajos,voy a hacerle unas preguntitas

YO- Bueno, digame.

EL-En el año 92 usted trabajó en la empresa Dynamic.¿Qué hizo allí?

YO (después de teletransportarme a casi 20 años atrás) - Ah, era promotora de Turismo Carretera.

EL-Bien.¿Hasta qué fecha estuvo?

YO - ....

YO - ....

YO- Disculpe, no recuerdo, tenía 20 años...y a mi me cuesta hasta recordar lo que comí anoche.


Así, repasamos todos los trabajos que tuve.Hasta aquellos en los que duré una semana y de los que me fui revoleando una percha o insultando a un gerente que me miraba de mala manera.

Después, presentarle el título universitario, mi documento, y algunos recibos de sueldo de empleos anteriores.

Pensé en mostrarle mi placa de torax, mi último análisis de orina y el primer diente que se me cayó de chica, pero supuse que eso estaría incluido en la próxima etapa, así que me callé.

Finalmente, después de una hora y media de interrogatorio, se fue.

La verdad que es extraño. El aviso decía que era para oficiales senior en una empresa de software, y ahora vengo a descubrir que en realidad es una fachada y que voy a ser un agente oficial de la CIA. Yo a veces, tengo esa suerte, aunque no lo crean.
Ojo, que estoy sospechando que en las sucursales de "Sólo Empanadas" y de "Pizza Uggi´s" también se está llevando a cabo esta modalidad. Son sucursales destinadas a reclutar los mejores espías, camuflados por el aviso de lavacopas o chico para delivery.


Por suerte, mi Americanito y sus palabras de amor llegando a través del monitor, me hicieron olvidar que un rato antes me había sentido como un preso asumiendo su culpabilidad en una sala de interrogatorio, y todo volvió a ser corazones, duendecitos bailando alrededor y canciones de Sin Bandera sonando en la noche ( Sin Bandera agradecido, jamás pensé que volvería a escucharlos)


Me volví asquerosamente cursi.Y bueh...

jueves, 5 de marzo de 2009

Amor a la distancia


Ante la presión del público blogger que pide información en los comentarios o vía mail, no me queda otra que escribir este post (bueno, digamos que me dieron una buena excusa para hablar de él).

No sé bien cómo ni por qué, o quizás solamente sea por el destino, me encontré escribiéndole un mensaje a alguien del cyberespacio.Mensaje va, mensaje viene.Chat va, chat viene, empezó a surgir una necesidad mutua de seguir hablando, que con el paso de los días llegó a convertirse en lo que es hoy.

Las horas del día pasaron a ser sólo una espera para saber algo de él y un espacio en blanco para pensar en su persona.

La cursilería que tanto odio se apoderó de mi teclado, y escribo en diminutivo y agrego emoticons de corazones cada dos o tres renglones.
Escucho sólo canciones de amor, y si llueve no me importa mojarme.
La comida que está en la heladera posiblemente se venza sin ser consumida, porque comer ya no es algo de lo que me acuerde.

La cama tal vez la ponga en venta, porque ocupa demasiado lugar y ya no la uso. Dormir es una palabra que se evaporó de nuestro diccionario y ya no recuerdo que era cerrar los ojos salvo para soñar.


Por supuesto, que a esta Blonda las cosas no le salen derechitas, y siempre es necesario que las cosas buenas lleguen a su vida en cómodas cuotas y de una manera distinta al resto.

No es un dato menor aclarar que el galán que conquistó mi corazón vive en otro país, por lo cual tendré que esperar hasta el mes de Agosto para poder verlo.

Sé que habrá muchos que interpreten ésto como una locura, y probablemente sean aquellos a los que nunca les sucedió. Tal vez sea cierto, y estemos locos, pero si la locura es esto, prefiero estar demente, que cuerda.


Quizás, esta historia de cuento, robada de película de Hollywood, sea lo que tanto esperaba(mos), y tenga el final apropiado que sé que merecemos.


Arriesgué tantas veces, que a ésta no voy a negarme.
Sobre todo cuando es capaz de regalarme la sensación de ser otra vez una adolescente trepada a una nube en la que ando de acá para allá.



martes, 3 de marzo de 2009

Como Amelie Poulain






Era plena madrugada, pero no me importó.Ni a mí, ni a mi cuerpo que últimamente se comporta como si no existiera el tiempo.

Hay días así, en que el sueño anda sin ganas de treparse a nuestra cama y llenamos el vacío con caminatas nocturnas a la cocina en busca de esa pócima que nos devuelva la calma.
No hay tranquilidad, sólo hay excusas para estar de pie, para verle la cara a la luna, descalza, junto a la ventana. Para contar estrellas, desplegar las alas, acariciar la distancia con la palma de la mano y cerrar fuerte el puño intentando que nada de eso se escape.

Y vuelta a andar en círculos, al revés que gira el mundo, con la sonrisa dibujada con crayón y las pecas pintadas con esmalte.
Dando giros hasta marearme, como un trompo empecinado en caer en otro tablero y justo sobre el casillero ganador. Tres fichas, una carta y un aplauso de premio... y ya es suficiente.


La noche que se acorta y el día que se burla de mis ganas de saber algo de vos.
La gente que se ríe de mis pasos torpes y de esta ilusión que llevo abrochada en la solapa.

Por inercia camino, sin saber a dónde pero queriendo llegar para la hora del té y los abrazos recién horneados.

Mientras te espero te redibujo, una y otra vez, y te invento una confesión de amor, pespunteada sin cobardías.

En mi ventana, un sol grande y un puñado de lluvias dicen que hoy ya es hoy, que no es mi ayer, ni tu mañana.



Con los primeros suspiros del día se van colando por debajo de la puerta un par de notas y un pentagrama.
Suena entonces el Vals de Amelie, y creeme si te digo que andamos caminado por las calles de París y que no tengo ganas de despertarme.








Como Amelie, pero más rubia.

lunes, 2 de marzo de 2009

¡No me digas que vos también!



- ¿De qué signo sos?

- De Libra ¿y vos?

- No te creo...como mi ex novio.

- Mirá qué coincidencia




- ¿Así que tu mamá es italiana?

- Sí.

- ¡Cómo la mía!

- Mirá qué bueno.Entonces te gustan los spaghettis.

- ¡Claro!

- Ayer cené pastas.

- No te creo, yo también.

- Esto no es casual...


Cuántas veces habremos manteniendo un diálogo que aparenta ser vacío, sostenido en preguntas y respuestas poco profundas pero que encierran un sólo objetivo: encontrar coincidencias.

Esas similitudes que nos hacen suponer que existe un hilo que nos conecta con la otra persona, que ese otro tiene mucho en común con nosotros y que de alguna manera eso va a simplificar las cosas.


Así comienzan a aparecer las semejanzas: gustos compartidos, crianzas similares, intereses, pasiones, sueños, que desembocan en un encuentro fortuito pero que sin duda estuvo digitado por el destino.


De un lado de la moneda el destino, del otro, la oportunidad.

Una chance escondida en la casualidad.
La punta del ovillo, que puede conducirnos a algo bueno, pero que siempre dependerá de dos.

Ser de libra o de escorpio no será lo que sostenga un vínculo, pero podrá ser el guiño que invite a descubrir que hay más allá de una coincidencia.

Una puerta, que abre otra puerta, que nos conduce a un pasillo, que nos lleva a un cuarto con ventana a un jardín lleno de flores dónde se posan las mariposas.


Un paisaje nuevo... y todo porque me preguntaste de qué signo soy.




"La Tana" (Valeria Bertuccelli) en una escena que explica perfectamente lo idiota que a veces me siento cuando busco coincidencias...

domingo, 1 de marzo de 2009

Hay momentos


Hay momentos en que el ojo se transforma en lente, en un zoom improvisado intentando captar la imagen en su máxima expresión, peleándose para retener ese instante y atesorarlo para siempre en un rincón de nuestra mente.

Hay momentos que cambian el curso de las cosas, palabras que modifican un desenlace,silencios que bifurcan los caminos, gestos que mutan las sensaciones.

¿Qué hubiera pasado si Celine no se hubiera tomado ese tren y se hubiera quedado con Jesse en "Antes del amanecer"? ¿ Cómo hubiera seguido la vida de Francesca y Robert Kincaid si ella se hubiera bajado del auto en ese semáforo para irse con él en "Los puentes de Madison"?

Nadie sabe, porque la vida cobró un nuevo sentido a partir de ahí, y lo que hicieron o dejaron de hacer propuso un nuevo destino.

Esos instantes en que sentimos que la vida nos atraviesa, en que pensamos que tal vez todo lo recorrido justificara llegar a ese momento, es lo que da sentido a cada una de nuestras lágrimas, a cada minuto de soledad, a cada punto suspensivo que se produce en la espera.

Esa charla que queremos que se prolongue para siempre, ese abrazo que desearíamos que nos contuviera eternamente o aquellas palabras que detenidas en un papel tememos que vayan perdiendo el significado, son las que rediseñan el paisaje cotidiano.

Y aunque esos fragmentos de tiempo se licuen en la ferocidad de los años y se conviertan en simples postales en blanco y negro, siempre dejarán que percibamos el beso escondido detrás de esa lluvia de invierno, la mano extendida esperando recibirnos, los ojos rellenos de amor que aún nos miran desde algún lugar.

Hay encuentros que arrojan savia a las heridas, que nos devuelven un poco de eso que fuimos alguna vez y que no quisimos dejar de ser, que nos depositan en una esquina del pasado, en el barrio que nos vio crecer, y que nos obligan a pensar que de eso se trata todo, al fin de cuentas.

Son esos momentos que no arrastra el olvido aunque se esfuerce y que perduran aunque nuestra mente se resista.