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miércoles, 31 de marzo de 2010

Te vendo, te alquilo


Vendo monoambiente de 36 años de antigüedad en buen estado.
Requiere algunos detalles de pintura en la fachada, sólo en las mañanas en que el sueño le haya sido insuficiente.
Los zócalos se encuentran un poco gastados de andar en busca del rumbo ideal, y las persianas un poco deterioradas de tanto subir y bajar en busca de un nuevo paisaje.
Tiene la ventaja de no encontrarse en un barrio determinado sino que puede funcionar como un hogar nómade y viajero, adaptable a las preferencias del comprador.
Se encuentra completamente amoblado y con los placares llenos de recuerdos de los que le cuesta deshacerse.
En la habitación existe una puerta secreta que conduce a un altillo muy cerca del cielo al que sólo se accede por una escalera empinada y en forma de caracol. Los inquilinos anteriores no llegaron a descubrirla, por lo que ese sector de la vivienda se encuentra sin estrenar.
En caso de que usted tenga la intención de un alquiler temporario para una estadía breve, se ruega evitar instalar la totalidad de sus pertenencias en la propiedad para prevenir encariñamientos posteriores y filtraciones en las paredes al momento de que se anule el contrato.
Este motivo podría acarrear serios costos de acondicionamiento posterior y una temporada de refacciones a puertas cerradas.
Si usted fuera de aquellos interesados de los que no abundan, con ganas de probar el uso de la vivienda sin ofrecer a cambio más que lo que trae puesto. Si tuviera en mente cuidar lo que es de otro como si fuera suyo y regar las flores de las macetas aunque haya tenido un mal día. Si fuera capaz de creer, al menos por un tiempo, que ese lugar ya fue habitado pero que en realidad siempre estuvo esperando que usted cruzara esa puerta. Si estuviera dispuesto a jugar en el jardín sin hacer preguntas que obliguen a recordar viejas hipotecas y sólo tuviera ganas de recostarse junto al hogar encendido para sentir un poco de calor en el próximo invierno... No dude en contactarse. Seguramente para usted exista una propuesta accesible a sus posibilidades, sin contratos ni garantías, pero con la genuina certeza de que en su estadía procuraremos ofrecerle todo lo que esté dispuesto a aceptar, sin pedir nada a cambio.
Quizás...apenas un trato, un convenio sin legalizar, en que el que usted acepte a esta mujer en la que me convertí en envase retornable.
Siempre a sabiendas, de ambas partes, que así como hoy llegamos mañana podremos partir.

domingo, 28 de marzo de 2010

Medias tintas



Otoño, la media estación.
Y el pobre otoño no se queja de que lo tildemos de híbrido, de que lo consideremos un mero puente entre el frío y el calor. Se ve que la costumbre le ganó la partida y acepta sin chistar que no le demos entidad.
Tal vez le pasó lo mismo que a la media tarde o que al mediodía. O que a la medialuna, el medio tiempo y el medio Oriente.

O que a mi vida y sus mitades.
Medio departamento, medio padre, medios hermanos.
Medio minuto para almorzar en un trabajo a medias.

A medio tejer un proyecto, a medio remendar los recuerdos.
A medio decir un manojo de palabras refugiadas bajo una media sombra.
A medio andar los caminos del destino y a medio batallar los desafíos.

Amores en mitades, pequeños gajos de una media naranja que habrá caído en otro plato.
Silencios fraccionados, esperas menguantes.
Media cama vacía, medio vaso lleno, media emoción de tenerte antes de perderte de nuevo.

Ya no quiero medias tintas. Quiero una pluma que escriba un te quiero sin quedarse en la T.
Un amor que dure de enero a enero y una pasión que se refleje día a día en el espejo.
Quiero una vidriera de emociones en oferta sólo para mí.
Quiero tener a quien escribirle una cursi carta de amor y con quien irme de picnic a la terraza con una sonrisa indeleble en medio de mi cara.
Quiero tener a quien abrazar cuando llegue el invierno, y que sea el mismo a quien despeine en primavera. Quiero a ese alguien que me devuelva las ganas de enamorarme que extravié hace tiempo. Que le pase un plumero a mis miedos y que lustre mi coraza para luego grabar su nombre con un cincel. Que me permita reinagurar mi cuerpo y reestrenar un amor de cuatro ambientes con vista panorámica hacia el norte de la vida. Que me regale la oportunidad de creer.


Media Verónica cansada de esperar.
Ensamblando las mitades,convirtiendo las porciones en enteros.
Medio rota y emparchada.
Medio feliz pero esperanzada.

Media Verónica a medio vestir para asistir a su propia fiesta.



viernes, 26 de marzo de 2010

El chancho no tiene la culpa



El chancho es mi jefe.
Un animalito con suerte que desde su corral de ocho por cinco, con aire acondicionado y vista panorámica de la ciudad, se ocupa de recordarme que el salario que me paga le da derecho a subordinarme, someterme y/o esclavizarme.

El cerdito, que sólo conoce la ley de la selva, olvida que existen ciertas disposiciones que intentan que el trabajador no pierda su condición de ser humano. Una de ellas es el receso para almorzar que, en mi caso, fue modificado a diminutoinstanteparatraerelplatohastaelescritorio, depositarlo frente al monitor y picar algo mientras atiendo el teléfono, abro la puerta, voy y vengo a SU oficina, atiendo reclamos de proveedores, etc, etc.

Pero el chancho no se conforma con eso. En caso de que en un movimiento veloz como el de Speedy Gonzalez haya logrado desplazarme hasta el baño, se ocupará de llamarme al interno con una insistencia enfermiza y patológica, obligándome a salir corriendo como si se tratara de una emergencia, para que al atenderlo me diga: hmmm.....ehm.....ouch....no me acuerdo para que te llamé (?)

La última jugarreta del marrano es delegarme nuevas tareas. Y no una, ni dos. Todas las que pueda. Desde hace mes y medio que, por el mismo sueldo, soy también diseñadora gráfica y contadora de la empresa. No intenten hacer memoria para tratar de recordar si yo había estudiado alguna de esas dos carreras porque la respuesta es negativa. Parece que ahora eso no se estudia en la facultad y, a aquellos que lo hayan hecho, permítanme avisarles que los estafaron. El cochino me designó como tal, y punto. Para él, el que sepa usar la calculadora, sacar porcentajes mentalmente y usar el excel, ya me habilita como contadora. Alguien con dominio de la pc y el photoshop es, automáticamente, un diseñador.
Así que tiene tres empleadas en una y yo el mismo tiempo para ocuparme de todo...



Harta de alimentar al chancho, de dejar que disponga de mis horarios sin consultarme, de que me envíe mails fuera de hora o los fines de semana pidiéndome que trabaje desde la paz de mi hogar sin liquidarme una sola hora extra... es que decidí dejar de tirarle margaritas y revolearle de vez en cuando un par de cascotes a su chiquero.

Hoy, por ejemplo, estoy en la oficina con gripe y unas líneas de fiebre, porque a Mr Pig se le ocurrió llevarme anoche a un evento y me colocó en la puerta de entrada a sonreírle a la gente con la finalidad de recolectar tarjetas personales para su usufructo. Mi pequeña remerita sin mangas no fue suficiente protección para el viento que soplaba en Puerto Madero y, luego de dos horas y media de intemperie, volví a mi casa tiritando como si recién arribara de Siberia.
Claro, de médico ni hablar, porque los empleados en negro que no gozamos de horario de almuerzo, tampoco podemos disponer de una obra social...

Así que, como la línea de tolerancia llegó al punto de saturación, llevo enviados cuarenta y tres curriculums a otros chiqueros que buscan una empleada que alimente a sus puerquitos.

Mientras tanto, cuento hasta cien antes de convertir al cerdo en jamón y, por fin, sentarme a comer.





hoy si que hice catarsis, fiú!

domingo, 21 de marzo de 2010

A destiempo


Llego a las liquidaciones cuando en el canasto de ofertas sólo queda una remera de jersey amarillo.
Me recibo cuando la vocación me abandona y acomodo los muebles cuando debo mudarme otra vez.
Aprendo a nadar cuando ya no hay agua en la pileta y por lo general me enamoro cuando me dejan de querer.

Así, igual de a contramano, llego a tu vida. Despeinada, abrazada al instinto y con el pijama puesto.
No averiguo tu nombre y ya te abrazo, y hasta te acaricio sin que me hayas extendido la mano.
Te doy el beso número diez cuando vamos por el primero y me descalzo justo en el momento en que me invitás a pasear.
Aprendo de memoria tus gestos cuando estás por irte y me escondo sin saber si tendrás ganas de buscarme. Con mi mano derecha escribo una nota para darte algún día mientras con la izquierda saco una foto de los dos que nunca me animaré a revelar.
Me acomodo una sonrisa antes de que me hagas reír. Me cuelgo una lágrima dibujada en tinta china antes de que vayas a herirme.

A destiempo, te narro mil cuentos que empiezan por el final y me recuesto a tu lado para hacerte compañía sin preguntar si te alcanza con tu soledad.




Así.
Así de inconveniente.
Así como soy de inoportuna, le hago cosquillas al recuerdo de vos en mis pupilas y me regalo este espacio para extrañarte un poco, sin tener que pedirte permiso.





lunes, 15 de marzo de 2010

Corazón suicida





Abrí mi corazón y esparcí el contenido sobre la mesa como quien da vuelta una cartera en busca de un peine o un encendedor.
Tanto sentimiento colgando sobre el mantel me sorprendió. Había demasiado desorden en las emociones y caos en los afectos, como si se hubieran ido apilando de manera aleatoria en un rincón del ser, sin pedir permiso.

Lo absurdo fue que mientras más contemplaba la escena más me convencía de que tanta desorganización no tenía remedio. Mi corazón ya estaba acostumbrado al alboroto y quizás, si reacomodaba prolijamente cada sensación en un espacio distinto, corría el riesgo de que se hallara perdido y olvidara sus viejas pasiones.

Así que junté todo y lo volví a dejar como estaba, entendiendo que no hay forma de hacerlo cambiar.


Mi corazón es de los que se estremecen con el vértigo de los amores fugaces y espiralados. Lee historias a las que siempre les falta una página y adora verme el rimel corrido que señala que por allí pasó una lágrima.
No sabe latir de otra manera. Desconoce lo que significa pedir permiso para acariciar o para entusiasmarse.
Tiene un andar impulsivo y frenético que lo obliga a desoír advertencias y a no considerar las limitaciones ajenas. Será porque a pesar de su ímpetu, con sus propios defectos ya tiene bastante...


Es de los que se recuperan de una temporada en terapia intensiva y salen del hospital con renovadas ganas de volver a enfermarse.
No le interesa si es lunes, o si es tarde. Si hay ropa para lavar o si las plantas están pidiendo agua. Para él siempre es prioridad enloquecer de emoción y tener a mano los zapatos de baile.


Muchas veces sospeché que era dueña de un corazón frágil y amnésico.
Otras, de un corazón cobarde.

Hoy confirmo que soy la feliz propietaria de un corazón que no escatima y que es capaz de darlo todo a cambio de un poquito de "eso" que se parece tanto al amor.


Un corazón impulsivo y loco, siempre dispuesto a suicidarse en la asfixia de un abrazo, en la hoguera de nuevos besos o en la emoción de un (especial) encuentro.

viernes, 12 de marzo de 2010

Abracadabra



Me advertiste.
Me dijiste que si te cruzaba por la vida siguiera de largo, que no eras la clase de hombre que hace bien.
Pero cuando te tuve frente a frente y me detuve en tus pupilas, me olvidé de tu consejo.


Te advertí también.
Te dije que ya no pretendo que alguien logre la exclusividad en mi vida. Si al final, todos se ganan un lugar en el purgatorio de ese cielo que pretenden pero al que nadie llega.

Pero cuando me senté a tu lado objetaste mis creencias. Confrontaste mi concepción sobre el amor mientras yo defendía la fidelidad como un credo.

Fue un duelo encantador de madrugada.
Sostuviste mis zapatos rojos y me animé a andar descalza, regando el puente de sonrisas como si me brotaran.
Dejé que la magia se colara entre tu abrazo y mi inconsciencia, y puse sobre la palma de tu mano una caricia envuelta en papel de seda.

Cerré apenas los ojos cuando me regalaste esa escena de Otoño en Nueva York que me convertía en protagonista de una historia de amor sin saber que comenzaba con The End.

Sin querer dejé que la impunidad de tus palabras se colara entre tu abrazo y mi inconsciencia. Pensé: No importa lo que dure, justo cuando me hiciste sentir desnuda con tus besos.Tanto, que tuve miedo de que vieras mis antiguas cicatrices y a mi corazón acurrucado en una esquina de mi cuerpo.
Comí de un bocado todas las estrellas. No dejé ni una que pudiera guiarme en el camino de vuelta.

Y volví al solitario hábito de la rutina sin suspiros. Al hallazgo de una nueva decepción.
A sostener con mis dos manos un enorme signo de pregunta que disipa la magia y que baja el telón.



¡Abracadabra! Todo lo que había...desapareció.




viernes, 5 de marzo de 2010

Hoy por ti, mañana por mí



Un pedido de ayuda atraviesa la cordillera.


Ayudemos a Chile


¿Cómo? Ingresando a http://www.embajada-online.com/Chile-P36.htm

ó

En la Parroquia Santo Tomás Moro (Urquiza 1460 – Vicente López, Buenos Aires) se reciben medicamentos, pañales, frazadas y agua mineral para enviar a Chile. Se necesitan antifebriles, antiinflamatorios y antibióticos.

ó

Contactando a la red solidaria: redsolidaria@fibertel.com.ar. Teléfono: 011 4791 5184.





A veces sobran las palabras y alcanza con ponerse en movimiento.




Mi abrazo sincero para los amigos chilenos.