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martes, 27 de octubre de 2009

Bocanada de amor


Son épocas. Momentos en que uno se sienta a contemplar lo que dejó el vendaval y se entretiene juntando las partes de ese todo que supimos ser.
Y de pronto nos vemos modificados, frente a ese espejo imaginario que nos regala el paso del tiempo y en el que nos obliga a mirarnos de vez en cuando para que podamos maquillarnos las ganas y retocar los errores.


Otra vez volvió el apetito, el deseo irremediable de enamorarme, de abandonar la entrañable soledad que me acurrucó en el invierno y de la que me hice tan amiga que me cuesta abadonarla.

Ando necesitando esos abrazos que trituran los huesos y las penas de la jornada con igual intensidad, que devuelven la sonrisa perdida en un vagón de subte, que sacuden el cansancio de los lunes.


Estuve planchando las viejas arrugas del corazón y mintiéndole al óido, prometiéndole que el próximo que llegara se ocuparía de regarle las arterias para que nunca más tuviera que pasar por la sala de terapia intensiva. Le dije, además, que volvería a latir lleno de asombro frente a un ramo de jazmines, un par de velas encendidas o un beso robado bajo el sol de verano.

No sabe si creerme. Supongo que a esta altura entiende que no puedo garantizarle cuidados de un tercero y que a veces con mi sola voluntad no alcanza.

Calculo que apenas lo vea llegar cambiará de idea, se volverá confiado y vulnerable, como siempre, y que rezará cuando yo no lo vea, pidiéndole a su propio Dios que aquél que vino quiera quedarse, que yo no lo eche, que nadie se canse.


Deben ser los primeros acordes del verano los que me provocan esta sensación de andar extrañando ese ascensor que sube y baja por el estómago ante la mera presencia de alguien amado.
Tal vez sea la calma de mi propio mar, antes revuelto, la que me permite mirar otra vez más allá de mis pupilas empañadas.
Quizás sólo se trate de unas ganas locas de lanzarme por ese tobogán de sensaciones que sólo genera el amor.

Hoy extraño ese mordizco en el aire plagado de magia , esa bocanada de amor que colma el espíritu y llena los pulmones de esperanza .

Hoy añoro esa presencia de alguien que aún no conozco, pero que sin embargo me suena tan familiar...

jueves, 22 de octubre de 2009

Ocupas de la felicidad ajena



El ocupa de felicidades ajenas es un microbio con forma de ser humano que busca apoderarse de los umbrales para ir ganando territorio en el interior de nuestro mundo de cuatro paredes sin vista al mar.
Son seres que pueden esconderse en nuestro círculo cercano, en nuestra propia familia o detrás de un monitor. Seres anónimos o con DNI que, cansados de su propio fracaso, buscan inmiscuirse en nuestra zona para despilfarrar el resentimiento que llevan dentro.

Si atravesamos una mala época, se regocijan y muestran los dientes en una amplia sonrisa.
Si logramos asomar la cabeza otra vez, encuentran un motivo para intentar derribar nuestra pequeña conquista.

Personas de sangre verde, teñida de ira, que buscan atentar contra cualquiera con la simple intención de menguar su propio descontento.
Amebas. Escoria contaminante de nuestras alegrías. Sicarios verbales que creen que con sus palabras pueden degradarnos y volvernos vulnerables.


Ocupas de vidas ajenas que prefieren apoyar su frente en la ventana del vecino en lugar de contemplar sus propias miserias.
Críticos de estirpe, incapaces de tolerar un juicio sobre su propio comportamiento, pero portadores de un dedo acusador con el que condenan de igual forma nuestro éxito y nuestro fracaso.

Parásitos atestados de rencor. Caldo de cultivo para sus propios desechos que se multiplicarán por millones y se irán colando por debajo de la puerta de sus vecinos.
Obreros de la maldad que caminan con un soplete en la mano en busca del momento oportuno para quemar nuestra piel.


Ocupas.
Gente sin propósitos, privados de la capacidad de ver en el otro a alguien que no es necesariamente un blanco para sus dardos llenos de veneno.
Agricultores de huertas ajenas, cansados de contemplar el desierto que los rodea...



Por suerte, también existe mucha gente de la buena, como el querido Etienne, quien en su fugaz paso por Buenos Aires se tomó un taxi desde al aeropuerto hasta mi oficina para que pudiéramos conocernos en ese tiempito entre las conexiones de los vuelos.
¡Gracias Etienne y hasta la próxima! =)

sábado, 17 de octubre de 2009

Crónicas de oficina



La imagen que elegí no es exagerada. Si alguien hubiera inventado un inodoro portátil para oficinistas sin tiempo que perder hubiera sido un éxito, y yo la primera en comprar uno.

Tengo horario de ingreso, pero no de egreso. El horario de almuerzo no existe y lo máximo que pruebo es una taza de café, casi fría.

¿Si me quejo? No, para nada.
Soy feliz. Adoro mi trabajo, a mi jefe y a mis dos compañeros.

Mi jefe ( a quien paso a llamar J) es una persona sumamente obsesiva, despistada y desorganizada. En consecuencia, yo hago casi todo por él, hasta recordarle que compre una exprimidora o que vaya al dentista.
J vive acelerado y por ósmosis, yo también. Pero las corridas de estos quince días representaron que el lunes cayera a mi escritorio con un paquetito.

- Esto es para vos, porque estoy sumamente conforme con tu trabajo - me dijo.

Dentro de la bolsa naranja, un hermoso celular al que todavía no pude ponerle crédito pero que lo uso para musicalizar mis días.

Ya tuve la suerte, en algunos casos, de ver a personajes de la farándula o de hablar por teléfono con otros. Algunos amables, otros subidos a la cima de la fama desde la que no pueden mirar a alguien que no esté a su altura, algunos que llegaron en un estado mezcla de alcohol y estupefacientes en pleno mediodía...
Una variedad de lo más exótica que me hace pensar en lo ajeno que me resulta ese submundo de gente tibia y altiva.

Ya dije que estoy feliz. Lo repito.
Estoy contenta y agradecida. Hago lo que me gusta, con gente que valora mi trabajo, mis ideas y mis ganas.

Y hablando de ideas ya está en elaboración la nota para la revista, que será una mezcla de cine con viajes, dos cosas que particularmente me gustan.
Cuando esté publicada les paso el link para que puedan leerla en la web.


De paso aprovecho el post para pedir disculpas por no estar visitando los blogs, pero llego tarde, muerta de hambre y sueño en iguales proporciones. Cuando me acostumbre al nuevo ritmo, prometo ponerme al día.

Y gracias Willow por acordarte de mí al momento de recomendar a alguien para este trabajo. No hay un solo día en que no venga a mi mente un GRACIAS gigante, por devolverme la sonrisa.


Feliz día para mañana a todas las que son madres, a las que van camino a serlo y a las que aún no saben que lo son.





martes, 6 de octubre de 2009

Maradona por un rato


Mucho antes de ser Maradona fue un pibe de barrio peloteando en un potrero con una sola cosa en su cabeza: jugar al fútbol.
En una cancha con arco improvisado, que se embarraba cuando llovía, Diego hacía lo que sabía y lo que lo gustaba.
Tal vez ese día de diciembre en que se probó en Cebollitas, allá por el año 70 ni siquiera se atrevió a imaginar que alguna vez las voces de un estadio corearían su nombre.
Pero siguió el rumbo que le marcaba su pasión y un día debutó en primera y fue el primer paso en la escalera a la gloria.


Maradona no había ido a la facultad para estudiar la técnica de la gambeta, ni como hacerle un gol inolvidable a los ingleses. Él se guió por su deseo y la devoción por la pelota. Y eso le bastó para seguir...hasta llegar.


Los que me conocen saben que existe una única pasión que late en mi cuerpo con más fuerza que el propio corazón. Podrán decir que no miento cuando digo que si no escribo me falta todo, que pierde sentido lo que veo, escucho y siento si no tengo un papel a mano donde contarlo.
Hace algunos meses decidí que quería tomarme el asunto un poco más en serio y me choqué con una triste realidad. No era fácil que alguien del medio dedicara tiempo a leer algo escrito desde la propia motivación si faltaba el título de periodista. A mi me faltaba. No soy periodista, yo sólo escribo porque me nace y porque no encuentro algo que defina mejor mi vocación.
Pero eso no alcanzaba, al menos para algunos.

Insistí, una y otra vez. Golpeé una puerta, dos y tres.
Y por fin hoy me abrieron.


Alguien detrás de un escritorio me dijo:

- Me encantó tu material, podés empezar a publicar tus notas para la edición de diciembre.

Esa persona era el editor de una revista a quien le envié lo que yo, sin ser periodista, escribo. Esa persona hoy me dio la oportunidad que esperaba, la de ver mis letras impresas en un papel brillante, con olor a tinta y rodeadas de fotos que yo misma elija. Mi nombre al costado de un texto que hable de esos lugares del mundo que quiero conocer y que llegará a las manos de gente con ganas de viajar a través de mis palabras.
Esa persona hoy me dio un motivo gigante para descorchar el champagne que hace casi dos años se enfría en la heladera a la espera de una razón que merezca un festejo.


Después de haber pasado largos meses de color gris, esta tarde la felicidad me chocó de frente y sin aviso.
Tengo el alma abierta a la mitad, desbordando de alegría. Mi mente está ocupada con una sola idea, la de agradecer infinitamente a Dios, a la vida, al destino o a quien haya sido el culpable de devolverme la alegría y de que, al menos por un rato, me sienta un poquito Maradona.






jueves, 1 de octubre de 2009

La dulce espera


Hace nueve meses que me quedé sin trabajo.
Nueve lunas a las que vi desde la ventana del living sólo los días en que el humor me lo permitió.
Doscientos setenta días en los que muchas veces tuve ganas de rendirme y otros tantos en que me enojé conmigo por sentirme vencida.

Nueve meses que fueron gestando el embrión de mi nuevo yo:Una persona que quiere guardar en la memoria el recuerdo de cada momento en que me sentí avergonzada ante un mundo que no entendía que mi billetera estuviera vacía mientras usaba ropa de marca y botas de cuero, ni que por las noches soñara que comía chocolate y tomaba gaseosa como en los viejos tiempos.
Una persona que cambió las prioridades y que reubicó los afectos imprescindibles de su vida para también descartar los que sólo demostraron ser capaces de generar una enorme ausencia en un espacio necesitado de presencias.
Alguien con el espíritu renovado y la esperanza intacta, con la fe más ferviente que nunca, que cree en los milagros de la vida y en los pequeños/grandes gestos de la gente.


Una metamorfosis necesaria para transformar los brazos en remos y las lágrimas en energía.
Dulce ( y larga) espera, para dar a luz a una nueva oportunidad, que comenzó ayer, cuando por fin pude parir a esta nueva empleada en la que de pronto me convertí.

Gracias a que Willowcita se acordó de mí cuando se enteró que había una vacante en una empresa, hoy tengo trabajo.
Y además, no es un trabajo cualquiera. Es un trabajo en una agencia de Relaciones Públicas (¡oh, casualidad, lo que yo estudié!), en un lugar increíble y con gente genial.
¿Podía pedir algo más? Ah, sí sí, podía. Un segundo trabajo que conseguí como encargada de un salón de belleza para los días domingos y feriados.
¿ Y algo más? Sí, claro, que cuando llamé al banco para decirles que había pensado en vender el departamento para cancelar la hipoteca, aunque eso significara achicarme a un monoambiente, el oficial de Casa Matriz me respondiera: " Tranquila, que como fuiste empleada, tu caso ni siquiera pasó a legales. Apenas resuelvas qué hacer avisanos, que en todo caso vemos de refinanciar la deuda en cuotas súper accesibles."

Así que después de la mala racha con que empecé el 2009, y que fue el preludio de una seguidilla de desaciertos y de desconciertos, la rama se endereza lentamente para poder acercarse otra vez al sol.

Recuperé la dignidad que da el levantarse cada mañana para ir a trabajar y no me quejo ni del subte atestado de gente, ni del frío, ni de la suela gastada de mis zapatos.

Poco a poco, este año "para el olvido" se ira convirtiendo en la fotografía de un tiempo que siempre deberé recordar.
Y en el fondo terminaré agradeciendo este desafío del que pude aprender que siempre, mientras exista esperanza, se puede volver a empezar.




Gracias a todos los que me saludaron por mi cumpleaños y a los que siempre estuvieron del otro lado para contenerme y darme aliento.
Y a mis amigas DEL ALMA.
Con todos ustedes, y con ellas, hago un nuevo brindis virtual. ¡Salú!



Este es mi nuevo lugar de trabajo :)