¿Cómo contar lo de Ramiro?
¿Por dónde empiezo?
Empiezo por decir que teníamos tanto trabajo que pasamos la visita a la empresa que teníamos programada para hoy, para el próximo Lunes.
Continúo, diciendo que se mostró susceptible y cariñoso toda la mañana, y que festejó la noticia de que a mi mamá le habían dado bien los resultados de los análisis, como si fuera su propia madre.
Sigo por la parte en que como le debía un regalo por algo relacionado con el trabajo (que él se negaba rotundamente a que yo se lo comprara), y yo estaba de tan buen humor, le fui a comprar una corbata.
Después viene la parte en que me dice que lo trato mal, y yo saco del cajón el regalo y se lo doy,y él se emociona y dice:
- Tenés tan buen gusto.Sos una genia. Elegiste la que más me hubiera gustado de todos los locales que venden corbatas.
(No se si exageraba, pero parecía convencido.)
Acá viene la parte en que da la vuelta desde su escritorio,me abraza y me llena de besos.
Vuelve a su escritorio, y levanta la corbata como si fuera un trofeo, y la mira por ambos lados, una y otra vez, mientras sonríe y repite: "No puede ser más linda".
Después pasó todo junto. Así de golpe.
Me cuenta que el gerente lo citó para hablar, y yo pienso que debe ser por elcambio de puesto que yo ya le había anticipado.
Mi supervisor , que además es mi amigo, me llama para contarme que efectivamente la reunión se trata de eso, de avisarle que a partir del lunes lo ascienden.Me lo dice a mí, porque sabe que yo hice mucho para que eso pasara.
Yo vuelvo a donde estaba Rami, y le confirmo que la reunión es para eso, y él sonríe.
Mientras él está contento, yo le digo que tengo algo para decirle.
Me dice: "Ahora.Dale"
Yo le digo: "Ni en pedo, hay mucha gente"
El me repite: "Dale, contame"
Yo respondo: "No, después"
Y acá es donde se acumula todo.
El gerente lo llama, y él entra a la reunión.
Sale, una hora después, y me dice, feliz: "Tenías razón, no lo puedo creer"
Le digo que lo felicito, que lo tiene merecido.
Creo que se vuelve a emocionar.
Ahí, mientras estamos los dos paraditos frente a la máquina de café, aparece Leandro, y dice:
- ¿Viste que me va a tener de jefe tu "pollo"?
- ¿Qué?¿Va a estar con vos? - digo
- Si, le toca en la zona que yo coordino - agrega
- Ah, mirá vos - digo, sin salir de mi asombro - ¿Y en que grupo le toca?
- Con Carla y Carolina - dice Leandro
- Mirá que bueno - digo por decir algo, aunque no lo piense así.
Ramiro escucha, sin emitir opinión, mientras yo pienso en esas vueltas que tiene la vida.
Ramiro y Carla trabajando juntos, bajo el mando de Leandro.
Si me decían hace tres meses que esto era posible, yo apostaba un cheque en blanco a que no, y ahora es la realidad.
Ramiro sigue feliz, como perro con dos colas, sabiendo que va a dejar de trabajar los fines de semana y que además tiene la posibilidad de ganar más.
Yo sigo felicitándolo.
Hasta que empieza a pedirme otra vez que le cuente lo que le prometí antes.
Llamo al ascensor, y le digo:
- Hablemos abajo
Y bajamos.
0 Blondas y algunos rubios no se callaron:
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