Ramiro: La foto

Sólo en un momento del día pensé en ir a la oficina.

Creo que no es coincidencia que los últimos tres francos de Ramiro yo me haya quedado en casa, pero la verdad que hoy fue el primero en que me sentí bien.

Estuve desde las diez y media de la mañana en que me levanté,hasta recién escribiendo una historia para taller, y de paso para mandar a un concurso.Me embalé tanto con el cuento, que hasta me olvidé de comer. Sin exagerar, podría decir que me levanté de la silla cuatro veces para ir al baño y dos para servirme jugo o café.

A través de la historia, pude hacer catarsis. Nunca me sentí tan inspirada, y fue tal la fascinación que sentí cuando vi terminado el cuento, que tuve que mandárselo al Nono para que le diera una vistazo, y llamar a Renata y leérselo por teléfono.Más tarde se lo leí a Sami, y hasta a mi mamá. Fue como mostrarles a mi hijo recién nacido,apenas terminado el parto.

Cuando estaba por acostarme, contenta con mi día de claustro, y sin sentir culpa por no haber pasado por la oficina, se me ocurrió entrar al space de Romina, la hermana de Ramiro, como si algo me dijera que lo hiciera.

Lo había actualizado unas horas antes, y entre las fotos nuevas había tres en la que estaba Ramiro, tan lindo como lo tengo en mi mente los días en que no lo veo. Me hubiera encantado estampar su cara en este post, para que los que lo leen pudieran conocerlo.Se que es una locura, pero hubiera sido como cuando uno le señala a una amiga el chico que le gusta...

Además de las fotos de él, había fotos de su novia,pero las pasé por alto, sin mayor detenimiento.La verdad es que aunque suene raro, no me molesta su presencia en la vida de Ramiro.Creo que hasta lo veo normal.

Así que ahora, para que me cueste un poco más olvidarlo, tengo tres fotos de él merodeando en mi disco rígido.
Como si no alcanzara con llevar su recuerdo guardado en mi memoria.