No fui a trabajar.
No pude, no tenía ganas.
No se si es que cuando me doy cuenta de que él tiene franco no me dan ganas ni de cambiarme o que, pero no fui.
Tampoco hice gran cosa,salvo hablar con Vir por el Msn como en los viejos tiempos.
El resto del día me la pasé haciendo nada con la computadora, como una adicta que soy, o tratando de dormir la siesta.En ese momento fue que me di cuenta que algo estaba mal de raíz.
No pude pegar un ojo.
Estuve en ese estado entre dormida y despierta, en el que mis retinas se llenaron de imágenes a futuro, como si estuviera frente a la bola de cristal.Veía escenas del próximo viernes en el que probablemente nos juntemos en la casa de Orbis.Los dos con copas de mas, los dos mirándonos, e histeriqueando como de costumbre.Yo, acercándome a él para decirle "no aguanto más,volvamos a lo de antes". El diciéndome que todo va a terminar mal, y yo diciéndole que no importa, que vale la pena arriesgarse.
Después pasaba a otra escena, donde lo veía bailando con alguna compañera de su edad, y donde yo me moría de celos y se lo decía, y él me explicaba que justamente por esas cosas es que no quería estar conmigo.Y yo le gritaba en la cocina, ante los ojos de los que entraban en busca de cerveza, y me iba llorando y dando un portazo.
En ninguna imagen él me pedía perdón, ni me decía nada que calmara mi ansiedad ni que menguara la incertidumbre.
Yo le decía que solo quería sus besos.Que podía negarme a tener sexo,pero que no quería resignar sus besos.
Entonces me levanté y fui directo a la heladera a buscar el pote de dulce de leche light.Sumergí la cuchara y me la llevé a la boca, como si fuera santa medicina.
Pero no me sentí mejor más que los cuarenta segundos que tardé en digerirlo.
Y acá estoy.
Me siento descosida, desde el nacimiento del pelo, hasta la planta de los pies.
Como si el titiritero se hubiera olvidado de darme unas puntaditas antes de hacer el show, y me encontrara de repente frente al público perdiendo pedazos de goma espuma.
Descosida.Rota y emparchada como una muñeca vieja con la que nadie quiere jugar.
Yo se que Ramiro no es mi salvación.
Lo se.Lo entiendo, o al menos hago el esfuerzo.
Pero no quiero quedarme sin esas caricias positivas a las que acostumbró a mi espíritu.
Siento que tengo gastada el alma de tanto enjuagarla en lágrimas, y que él viene a ser como un pañuelo grande que me seca, como una aspiradora de mis penas, como un enorme ventilador que me arroja aire fresco.
Me enoja sentirme así, impotente frente al hoy, pero no puedo evitarlo.
Quisiera tener el dominio de la situación, el control absoluto,pero no lo tengo, ni estoy cerca de encontrarlo.
La realidad es que lo extraño todo el día.
Cualquier canción que escucho me trae la imagen de él bailando el primer día que le presté atención, cualquier prenda que elijo para ponerme a la mañana me recuerda el comentario que hace sobre cada ropa que me pongo, cuando me sirvo un café pienso que él lo toma con mucho azúcar, si me tomo un colectivo que pasa cerca de la casa no me dan los ojos para mirar a mi alrededor con la esperanza de verlo volviendo del supermercado o yendo a comprar cigarrillos.
La realidad es que no soporto estar así.
No aguanto andar por la vida con las costuras a flor de piel y con cara de que me falta Ramiro.
0 Blondas y algunos rubios no se callaron:
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