Desorientado

A medida que me acercaba al microcentro mi enojo iba creciendo.

Al llegar a la oficina yo era un cuerpo que respiraba bronca.

Ramiro no había llegado.

Me traje un café al escritorio y leí los mails.

En eso llegó, lo vi de reojo y la rabia se apoderó de mi.

Se acercó a saludarme, sonriendo y mirándome a los ojos.

Yo desvié la mirada y puse la mejilla de manera desganada, como con asco.

- Hola Blonda -dijo

Y yo no contesté.

Durante cinco horas me comporté como si no existiera.

Si bajábamos en grupo a fumar, y él me hablaba, yo mantenía una charla paralela con otro compañero, y él se empecinaba en encontrarme la mirada, y yo me escabullía.

Preguntaron si iba a comer, y dije que no. El tampoco quiso ir, y nos quedamos los dos en silencio trabajando.Cada tanto me interrumpía para preguntarme algo cotidiano, y yo me limitaba a responder con monosílabos sin mirarlo.

En un momento mi computadora se colgó, y tuve que recurrir a la de él.

No le pedí permiso y me acerqué a usarla.

Me agaché para tipear porque él estaba sentado en la silla.

Apoyó su cabeza sobre mi hombro y me preguntó:

- ¿Todo bien?

- Si - respondí lacónicamente

- No, no está todo bien - dijo compungido

No respondí y volví a mi escritorio.

Se la pasó festejando mis chistes, cantando la música que yo escuchaba, tratando de opinar en cualquier conversación en la que yo estuviera.

A las tres de la tarde, aflojé un poco.Solo un poco. Y pudimos intercambiar algunas palabras.

Una hora después me pidió que lo espere para volver juntos.

No pude negarme.

Salimos, y en la primer cuadra me dijo :

- Estás mala

- No.Serán ideas tuyas.

Y me mantuve en silencio como todo el día,sabiendo que en algún punto había logrado desorientarlo.

Improvisó chistes, habló de trabajo, del clima.

Cuando estábamos en el subte sonó mi celular , y curiosamente descubrí que era un mensaje de Romina, su hermana, donde me decía:

"Diosa, estoy con mil cosas, pero no quería dejar de agradecerte todo lo que hacés por Rami.Besotes"

Sonreí y me preguntó por qué.Le dije que había recibido un mensaje de su hermana, y quiso verlo.Me negué.

No podía decirle que lo que me hacía sonreir era el hecho de pensar cuánto le habría dicho a su hermana de mí como para que ella diga eso.

A ella le contesté:

"Nada que agradecerme.Si lo hago es porque quiero.Besos"

Cuando guardé el celular me dijo:

- Hasta con mi hermana te llevás bien.

Después, me preguntó por qué no había comido.

Le respondí que porque no tenía hambre, y le devolví la pregunta.

- Yo no comí por dos razones.Una, porque teníamos trabajo.Y dos, porque...no tenía ganas.

Y nos quedamos mirándonos no se por cuanto tiempo.... esas miradas que dicen mucho más que cualquier palabra.

Antes de que se bajara, le deseé suerte en la reunión de padres.Y me miró orgulloso.

Me saludó, con el mismo beso que me da siempre, que no es ni en la boca ni en la mejilla, y que me deja inmóvil, sin saber como me llamo.

Mañana y pasado no va a la oficina porque tiene franco.

Y yo...yo voy, claro, aunque se que no va a ser lo mismo sin él.