Pude dormir, y hubiera seguido durmiendo a pata suelta si no hubiera sonado el despertador a las ocho y media.
Quería seguir durmiendo para poder seguir soñando con Ramiro.
¡Cuantas cosas me dijo en sueños!¡Cuantos besos me dio,y cuantos abrazos!
No me levanté de luto,ni con sabor a pérdida.
Me levanté con una sonrisa de oreja a oreja.
Siento que lo quiero, y que lo que siento me desborda por las pupilas y las manos.
Estoy feliz.
Una felicidad chiquita, que cabe en un frasquito,pero que puedo llevarme en el bolsillo en los momentos en que no estoy con él.
2 Blondas y algunos rubios no se callaron:
Una felicidad chiquita es una gran cosa.
Respecto a tu comentario en mi blog, gracias, pero te cuento que no me pasó. Solo me gusta contar pequeñas historias, con mis limitaciones, pero no es un diario personal. un beso
Pablo: Una felicidad chiquita,es mucho más que nada al menos.
Lo de tu historia, está tan bien contada que pensé que era cierta.
Bien por vos!
besos
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