Ramiro: Mirada fija

Recién, mientras sacaba el segundo DVD de Lost que me había consumido, tuve como una revelación interior.
Sentí que estaba bien, aunque fuera sábado, la noche estuviera linda, y yo estuviera sola tirada en mi casa con mis dos gatos, comiendo maní con chocolate y poseída por Lost.

Creo que fue el primer día en que no tuve necesidad de hablar de Ramiro con una amiga, al menos para recordarlo.

De repente pensé: ¿En qué momento se te ocurrió pensar que él podía hacerte sentir completa?

La verdad, es que no encontré respuesta.

Tal vez porque encontrar las respuestas para determinadas preguntas no sea tarea fácil, no sé.

Lo cierto, es que hoy siento que puedo caminar sin que me acompañe el fantasma de Ramiro, puedo programar un fin de semana en el que no haya ninguna reunión en la que pueda ver a Ramiro, y puedo dormirme, sin que la última imagen del día sea la cara de Ramiro.

Hoy leí una frase, que me gustó mucho, y que pienso almacenar en mi disco rígido:

" Basta que miremos demasiado fijo una cosa, para que empiece a resultarnos interesante."

Y sí. Ramiro estuvo ahí, presente, diciéndome cosas lindas, acercándose, no se por cuanto tiempo, hasta que finalmente lo miré, fijo. Y entonces,recién ahí comenzó a resultarme atractivo.
¿Lo habría mirado si me lo hubiera cruzado en plena calle Florida? ¿En un boliche? ¿En el supermercado? Supongo que no.

Tal vez fue el hecho de mirarlo fijo que hizo que terminara convenciéndome.

¿Será entonces la receta para olvidarlo del todo, mirar hacia otro lado?

Para empezar, nada mejor que empezar por mirarme a mi misma.