Ramiro: Ojos que no ven

Hoy, mientras leía la primera historia de amor que llegó a mi casilla, me puse a pensar en que todavía me falta un día entero para volver a ver a Ramiro.

Cuatro días, que a veces pasan rapidísimo, y que cuando uno extraña, se hacen inmensamente largos, como si alguien le hubiera dado más cuerda de la debida al reloj, y cada hora tuviera el doble de minutos.

Se que hay mucho de mi voluntad en esto, porque estoy mucho más entera hoy, que la semana pasada, pero me pregunto si eso alcanza, si eso será definitivo, o si en algún momento puede venir un viento un poco fuerte y hacerme tambalear otra vez.

A veces creo que estoy segura, pero la realidad es que si estuviera convencida de que elijo el camino de olvidarlo, no tendría dudas cuando Renata me pregunta si esto que digo , de que tengo las cosas claras y de que entiendo de que lo nuestro no puede ser, en realidad no es un manejo para seguir esperando "haciendo de cuentas de que lo estoy olvidando". Como si sólo se tratara de decir algo para conformarme, mientras "gano tiempo", mientras le doy tiempo a él de que procese lo que le pasa.Por eso es que no estoy segura, porque cuando ella me dice eso, elijo callarme o cambiar de tema.

Esta de hoy es la fácil, es creer que estoy bien, porque él no está a la vista.

Es como cuando de chicos nos escondíamos debajo de las sábanas para ahuyentar el miedo, o como querer convencernos de que el mago hizo desaparecer el conejo...

Hoy estoy mejor porque Ramiro no está, porque mis ojos no lo ven sentado frente a mí, porque no me habla, porque no me dice que lo acompañe a fumar, porque no me pregunta como estoy.

Como mis ojos no lo ven, mi corazón no siente.Está en pausa.

Pero tarde o temprano, alguien va a apretar play, y es ahí donde se acaban mis certezas.