Superblonda ya no es un mito

A veces el amor nos atropella.
Nos pasa por encima como una aplanadora y nos deja inutilizables por un tiempo.
Otra veces nos batimos con él a duelo,en una batalla cuerpo a cuerpo, y terminamos tan heridos que pensamos que esa vez es la última, que ya nadie va a poder pegar nuestras piezas.
Algunas veces le ganamos la pelea, y aunque nos queda el cuerpo dolorido y algunas heridas tardan en cicatrizarse, podemos levantarnos y retomar el camino por el que veníamos antes de que el amor nos encontrara.

En ese camino, conocido, repetitivo, monótono y solitario, solemos volver la mirada hacia el pasado y recordar a aquella persona que nos robó el corazón y que aún no se decide a devolvérnoslo.
Es ahí, en ese preciso momento, en que necesitamos que alguien nos sostenga, que alguien nos diga cómo hacer, cómo seguir, qué fichas mover en un último intento por apresar al ladrón.

Se nos hace difícil encontrar la manera de acertar en la elección de las palabras sin quedar al descubierto, de no exponer nuestro alma en un llamado, nuestro corazón cansado en el pedido de un encuentro.

Y cuanto más queremos escaparle al ladrón, más se hace presente en nuestra mente.Lo que era una vaga idea de intentar un acercamiento se convierte en una necesidad, en una convicción de querer merodearlo, de susurrarle al oído que aún lo recordamos, que sigue siendo especial, que su lugar sigue ocupado por el fantasma que dejó.

Fiel reflejo de estas sensaciones, es la ferviente lectora a quien paso a llamar "Ori ".
Si bien hoy fue un día en el que me llegaron varios mails a la casilla de este blog (gracias a los que escribieron), hubo uno muy particular: el de Ori.
En ese mail, Ori me pedía que cumpliera mi primera misión "en serio": enviarle un mail a su amor, a ese que no está pero que de todas formas sigue estando, y que le pasara una información de algo que a él le gusta y que tiene que ver con ellos, con su historia.De esta forma, él la recordaría aunque sólo sea por un instante.

Así que gracias a Ori que me puso en acción, y que le dio un sentido a mi personaje imaginario, Superblonda ha tomado una especie de identidad tangible.
Para poder seguir continuando con su misión de lograr que la gente esté junta y no separada, es que nace una nueva dirección para recibir pedidos de ayuda, consejos, intentos de reconciliaciones, etc etc, (así no tienen que andar chiflando):

estaesmimision@gmail.com


Desde este momento, Superblonda es mucho más que un mito.