Fin de semana agotador ( Ultima parte)

(Por si no se entiende: Eat More Chicken)


Domingo de sol, sinónimo de parrilla.
Me despierto a las once de la mañana con la idea del asado que voy a comer en el reencuentro con mi viejo.Hasta que suena el teléfono y se acaba la ilusión. Mi viejo y Liliana están intoxicados por la comida árabe que comieron el sábado.
La veo a Gretel conectada y se me ocurre que sería una buena idea ir con ella y Renata a almorzar a algún lado.Se lo digo, y le gusta la idea de salir.La llamo a Renata, pero tiene plan de almuerzo en lo de la suegra, así que se baja del plan. Gretel acaba de arreglar con los viejos, mientras yo hablaba con Renata, así que gentilmente me invita.
Dudo un par de segundos porque me da cosa aceptar la invitación y que lo esté haciendo de compromiso.No quiero cagarle un posible almuerzo familiar.Insiste tanto que me convenzo de que lo hace porque realmente quiere que yo vaya.
A las dos la paso a buscar.
Baja ella con sus papás, que durante la comida descubro que son dos seres geniales con los que me quedaría hablando por horas.
La parrilla es mas bien un restaurante divino y paquetón, de esos en que te parece que cualquier cosa va a ser un manjar. Pedimos vino del bueno, ensaladas varias, y mientras llega la entraña y el asado, amenizamos con chorizo y pan tierno y crocante, con esos quesitos para untar que son más ricos que comer el dulce de leche directo del pote.
Creo que si nos dejan, somos capaces de comer directo de la parrilla con el hambre que tenemos a las tres de la tarde.
De postre, arremetemos con el volcán de chocolate que necesitábamos la noche anterior.
Una distendida sobremesa que hace que disfrute de un domingo como hace bastante tiempo que no disfruto, como si se hubieran puesto de acuerdo el sol, el destino y mi viejo al cancelar la salida, para empezar un buen domingo.


A las cuatro y media Liliana me manda un mensaje que yo interpreto como que una señal de que se sienten mejor y que podemos vernos, por lo cual tengo que rechazar la invitación de Gretel para quedarme en su casa.Al llegar a la mía y llamar a Liliana descubro que su mensaje es para que hablemos, pero que en realidad están peor que antes, asi que postergamos el encuentro una vez más.
Sola, en casa, un domingo a la tarde en que no quiero estar sola...

Hasta que llamó Lila, que estaba tan aburrida como yo, para invitarme a ver Sex and the City en la comodidad de su sillón.
Volví a las 3 de la mañana, con los ojos asqueados de Carrie Bradshow, pero contenta de haber salido de mi guarida y de estar cansada por algo que no sea el trabajo.