Fin de semana agotador (parte 1)

Para compensar mi noche de viernes entre melanco y reflexiva, el sábado vino cargado de emociones.

Para empezar, la primera emoción fue en la caja del supermercado.Mi chango contenía solo cosas "indispensables" , pavaditas, no la compra del mes, que al pasar por la máquina registradora se convirtieron en $130.Así que lo único que hice, además de dejar caer mi mandíbula como en los dibujos animados, fue comentar con la vieja que estaba detrás mio "lo que aumentó todo", "lo imposible que está vivir"," y eso que uno no come caviar"....etc.

Después de acomodar (¿Acomodar dije?), o más bien tirar las bolsas del supermercado en la cocina, salí disparada a taller, previa parada en locutorio para imprimir el cuento del perro.

Ahí en taller hubo varias emociones juntas. Una, que mi cuento gustó mucho, y eso es por demás reconfortante.Dos, que empezó un compañero nuevo, que a pesar de sus 30 añitos, ya tiene publicado un libro "en serio" , que se llama "Historia de putas".Eso me hizo pensar, y convencerme, de que el taller no es para nada improvisado, y me sentí más a gusto que de costumbre después de esa observación.

Después, la cerveza oficial post curso, que fue suplantada por exquisito submarino por las condiciones climáticas vigentes al momento de la salida.

A la noche, después de que se me frustraran algunos planes, y de que Ben no diera ninguna señal (cosa que no me perturbó ni un poco), puse una película que la apagué a los quince minutos.No porque fuera mala, sino porque me surgieron unas ganas locas de escribir una historia.

No pude escribir nada porque me puse a chatear con A por el Msn.

A es uno nuevo (iba a decir candidato, pero no se si entra en esa categoría y no quiero pecar de presumida ni de ilusa).Lo concreto es que al menos está, y al parecer demuestra un cierto grado de interés en mi persona.A está separado, tiene una nena chiquita, y anda buscando a alguien que lo saque de la semi soledad en la que se encuentra. Lo que aún no distingo es si en esa búsqueda le da lo mismo cualquiera.Como yo en estos tres años de soltería me volví un poco mañosa, hay cosas que no paso por alto, como entablar cualquier tipo de relación con alguien al que le resulta igual de intersante estar conmigo tomando un café que con la vecina del 2do B.Para eso, mejor sola, sin la molestia siquiera de plancharme el pelo y elegir que ponerme.Así que digamos que A está en la etapa de "observación", en la que automáticamente descreo de lo que me dice y pienso que el mismo verso se lo repite absolutamente a todas (se lo diría hasta alguna amiga mía que le pareciera potable también), que lo que hace es usar una estrategia, como si fuera un molde hasta que consigue alguna que calza, y básicamente, que mientras chatea conmigo o me manda mails, con la otra mano revisa su agenda para ver a quien puede llamar para cubrir el bache del fin de semana.