Cuando subo, yo espero encontrarme con un Ramiro silencioso y compungido, pero no.
Enseguida que me ve sentarme, se sienta a mi lado.
Me habla sin parar, de trabajo, del clima, de cualquier cosa, pero me habla.
Creo que es el modo que tiene de tantear cuanto hay de cierto en mi enojo.
Y así, se hace la hora de irnos.
- ¿Vamos en subte? -me pregunta
- Bueno, pero dame dos minutos -digo
- Obvio, te espero - contesta
Voy al baño, me pongo perfume, me peino, y nos vamos.
Cuando estamos por entrar al subte, me dice que mejor terminar de fumar el cigarrillo en paz.Así que nos apoyamos contra un edificio.Ahí es cuando vuelve a sacar el tema:
- ¿Seguís enojada?
- No - contesto -es al pedo.Después de todo el único que se lo pierde sos vos. Lo que si me da bronca es no acordarme mucho - digo a propósito, con la intención de pegarle una bofetada a su ego.
- No me gusta que no te acuerdes, gor (¿¿¿gor???).Además, bueno, seguramente haya otra oportunidad de estar juntos.No va a ser la última... -dice
¡Cómo cambian las cosas en dos horas y media! ,pienso.
- Igual, Rami - digo - hay una realidad muy concreta.Vos me querés hoy.Si seguimos estando juntos como estamos, haya o no sexo, me vas a terminar queriendo más - sonrío
- Y vos a mi - sonríe.
Y nos vamos, hablando de todo y de nada, en la multitud del Subte D en la hora pico.
0 Blondas y algunos rubios no se callaron:
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