Lunes.Otra vez Buenos Aires y sus subtes llenos.Extraño el sur y sobre todo nuestro desayuno de a tres.
A las once llego a la oficina. No están ni Sandro ni Leandro. Me reciben mis compañeros con una sonrisa y las típicas preguntas sobre el frío y el trabajo.
Me siento en mi escritorio.Abro los mails. Hay más de cien, así que me tomo con calma la tarea de leer y responder los importantes.Al rato, veo una silla que se ubica a mi lado. Es Carla.Se acomoda sigilosa como si fuera a confesarme algo, pero no lo hace. En cambio, pregunta:
Carla
- ¿Cómo la pasaron?
Yo
- Muy bien, mucho trabajo.
Carla
- ¿Y salieron mucho el finde?
Yo
- Poco.Estábamos muy cansados
Carla
- ¿ El hotel qué tal?
Yo
- Lindo,lindo.
Carla
- ¿Y cómo dormían?
Yo
- No te entiendo
Carla
- Claro, ¿Dormías con ellos?
Yo
- ¿Cómo la empresa me va a mandar a que duerma con dos tipos?
Carla
- No,claro,tenés razón. (silencio) ¿ Y Lean qué cuenta?
Yo
- Lo mismo que yo calculo. Ahora cuando llegue se lo preguntás a él.
Carla
- Claro. (silencio) ¿No sabés si me trajo el perfume?
Yo
- No compró ningún perfume.
Carla
- Ah.
Yo
- No lo tomes a mal ,pero tengo muchos mails para leer.
Carla
- Bueno,vuelvo a mi escritorio.Después nos vemos.
Ciertamente ,nos vemos todo el día. Desde que llega Leandro a la oficina, ella está en cada lugar donde él está.Es su sombra.Como yo paso mucho tiempo con él, termina siendo mi sombra también.
No veo la hora de de que volvamos a irnos.
0 Blondas y algunos rubios no se callaron:
Publicar un comentario