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sábado, 21 de junio de 2008

Noches de saxo y sexo

A las 22.30 hs , mientras estoy en mi casa hablando por el Msn con Renata tocan el timbre de abajo.

Atiendo, y una voz de mujer, aniñada e histérica responde :

- Luliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii


Digo que está equivocada.

A los dos minutos , oigo el abrir y cerrar de la puerta del Departamento A, y luego el ascensor que va hacia planta baja y vuelve a subir.

Murmullo en el pasillo, y ruido de llaves en la puerta de al lado.

Pienso que son los nuevos.

Una pareja.

La peor de las opciones.

A medianoche me acuesto, porque el viernes me levanto temprano.



*****
Dos de la mañana.
Me despierto.
Entre sueños me pregunto si habré dejado la TV prendida y me doy cuenta que no.

Se oyen gemidos de mujer, fuertes, continuos.

Recuerdo a Meg Ryan simulando un orgasmo en la mesa de un bar en "Cuando Harry conoció a Sally", aunque más bien lo que oigo es como una versión clase B de la genial Meg.
Se nota que ella finge, no para de gemir ni un instante y hasta se distingue la frase "Oh, god".

Pienso cuantas horas de pornografía barata habrá consumido "Luli" para llegar a ese punto.


No puedo dormir. En el silencio de la noche parecería que esos dos cuerpos vecinos estuvieran revolcándose en mi propia cama.

Me levanto, voy a la cocina y me preparo un té.
Me siento y enciendo la computadora.
Miro la página de Clarin.
Cualquier cosa para matar el tiempo.
Recuerdo que en 5 horas suena mi despertador y me dan ganas de ir a tocarles el timbre, pero me contengo.
Cuento hasta cien, después hasta mil.

A los cuarenta minutos regreso al cuarto.
Hay silencio, así que me meto nuevamente en la cama.

Cuando estoy cerrando los ojos, un nuevo sonido me despierta.

- tuuuu turruuuu, tuuuu turuuuuuuuuuuu

Del otro lado de la pared, se oyen notas de un saxo.
Suena tan , pero tan mal, que intuyo que está tomando sus primeras clases, y que seguramente el curso se lo dictan por correo.

Mi cara es el fiel reflejo de la ira.

Quisiera atravezar la medianera y sorprenderlos con un cuchillo en la mano para amedrentarlos y que nunca más vuelvan a combinar sexo y saxo a las dos de la mañana de un día de semana.

Malditos nuevos vecinos.

1 Blondas y algunos rubios no se callaron:

Alberto Verdú dijo...

Ja, ja, ja... El "sexofonista"... Muy buen título para una película del género que estamos pensando... je, je... Saludos.