Viernes 20 de junio de 2008
Ramiro me cuenta que le toca trabajar el domingo.
Como una tonta, me da pena.
Terminamos la semana en paz, y armonía, y nada distinto a lo cotidiano sucede.
Todo es "gor","reina","mamu",etc, etc.
Y sigue siendo todo de a dos.
Termina el día, volvemos juntos , y yo ya me siento triste sabiendo que no lo voy a ver en todo el fin de semana.Son las reglas del juego,pienso.
El sábado, debería ir a taller literario.Es mi tercera clase, y se supone que debería escribir un cuento.No tengo ganas de escribir sobre algo impuesto, así que no voy.Me quedo en casa, debatiéndome entre si ir o no a un recital donde va a estar Charlie, y donde se supone que voy a poder intercambiar con él al menos más de veinte palabras.
Renata está enferma, pero finalmente viene con su marido.Por supuesto que va Gretel, y se suma mi amiga Fernanda.
Por suerte, la banda suena bien.
Desde la mesa en la que estoy puedo distinguirlo a Charlie.
No se si me gusta, o no, o no tanto como quisiera al menos.
La banda deja de tocar, y vamos con Renata a saludarlo.
Para mi sorpresa, la única palabra que me dice es "hola".
Y ahí termina nuestro diálogo.
En toda la noche no hablamos nada más, y eso que me quedo hasta las dos de la mañana con la intención de darme la oportunidad de conocer a alguien soltero y de mi edad, y por que no, para darle la oportunidad a él de que venza la supuesta timidez y se acerque.
Pero eso no pasa.
Harta de la situación, le digo a Gretel:
- Me cansé, es un tarado.Me voy con Fernanda por ahí.
Y así hago.
Terminamos en Belgrano, en una confitería cualquiera, matándonos con una porción de torta de chocolate y dulce de leche.
A las seis de la mañana, congelada, y con un dejo de melancolía, llego a casa.
Pienso que el domingo no me van a sacar de mi departamento ni con una grúa.
Antes de dormirme,inevitablemente, pienso en Ramiro.
0 Blondas y algunos rubios no se callaron:
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