Amor fugaz

Aburrida de pensar en Leandro y los rumores de que está con Carla, en Norman que no responde ni el mensaje navideño que le envío y en Ben, con el que se que no puedo llegar a ningún lado, decido volver a mi primer amor: El chat.

Ahí lo conozco a Jonathan, a quien le dicen "Jona".

Pegamos muy buena onda desde el principio, y así es que nos enganchamos.
Por primera vez, creo que él está más entusiasmado que yo, y eso que yo soy siempre la enamoradiza.

Primero fue chat, después mensajes al celular, más tarde, llamadas de 3 horas.

Jona es divorciado, y tiene dos nenas, de las cuales me manda las fotos para que las conozca.

Es pelado por opción, no muy alto, pecoso, parece inteligente y habla hasta por los codos.

La primera vez que me llama, hablamos poco más de una hora.

Me cuenta lo que hizo en el trabajo, la música que bajó de la web, lo que le cocinó a las nenas y un sin fin de cotidianeidades.

Al día siguiente, mientras estoy en el trabajo, llega el primer mensaje de amor:

"No dejo de pensar en vos"

Si bien debería asustarme porque dice eso sin haberme visto ni una vez, me siento feliz, y le contesto que yo tampoco dejo de pensar en él. Ni siquiera me detengo a pensar si es cierto, pero lo envío.

Nos mandamos treinta mensajes del mismo tenor.

A la noche me llama.Dice que quiere verme y le digo que es mejor que esperemos un poco.

Acepta.

Habla, habla, y habla.
Me cuenta mil cosas, de su infancia, de su fracaso matrimonial, de las expectativas que tiene de conocer a alguien y recalca mil veces la idea de que piensa que yo soy la persona que estuvo buscando durante todo este tiempo.

El resto de lo que dice poco me importa.