Cuando me levanto, descubro que la idea de posible embarazo dejó de existir.
La naturaleza femenina acaba de informarmelo.
Por obra de la pastilla, confirmo que no hay bebé posible.
Y ahí estamos, en el baño, mi decepción y yo.
En esa hora que permanezco sentada sobre el borde de la bañadera simplemente pensando, descubro que parte de la angustia se debía a esa incertidumbre sobre si la noche de sexo y alcohol terminaba en un embarazo o no.
Ahora que la incertidumbre me abandona, afloran otras sensaciones y en consecuencia, otros pensamientos:
¿Y si realmente quería ser madre?
Y es toda una pregunta.
Desde mi noviazgo con Pablo que esa idea no recorre mi mente, y aparece justo ahora.
Pienso que tal vez hubiera sido algo maravilloso en mi vida, y no importa si de Ramiro o no.
¿O si importa?
Si no importara que sea Ramiro, ¿por qué la idea aparece ahora?
No encuentro respuestas.
Encuentro solamente lágrimas, y más lágrimas.
El llanto es igual al de cuando uno llora por alguien que murió.
Y si, es cierto, lo que muere es toda ilusión inconsciente que podría haber tenido hasta ese momento.
0 Blondas y algunos rubios no se callaron:
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