Hay una ecuación básica, cuasi elemental.
Ramiro me atrae físicamente, y además me encanta su personalidad.
Desde que lo conozco, no hace otra cosa que sorprenderme con las cosas que hace o dice.
En mucho tiempo,nadie me hizo sentir así de especial, y hasta valorada y querida.
Intento no escuchar lo que el corazón me dice cada vez que me acuerdo de él, pero hay un punto donde se me hace imposible.
No se si me pasa porque sueño con la historia de hadas, o porque me busco un imposible solo para sufrir como de costumbre.
Lo cierto es que ahí está, presente, delante de mis ojos.
Hoy siento que quiero estar con él, no se ni como, ni cuando ni cuanto, pero estar.
Es como abrir una inmensa caja de bombones y mentirme diciendo que voy a comer uno solo, cuando el primero que pruebo resulta exquisito.Voy a querer más, inevitablemente.
No quiero que nadie me robe la felicidad plena y absoluta que siento cuando estoy con él.
Con él es lindo viajar en subte, ir con fiebre a trabajar, tomar un café amargo, sacar fotocopias, compartir un turrón de un peso, fumar apurados porque hace frío.
Es lindo despertarme sabiendo que lo voy a ver, que me va a decir algo lindo que va a mejorar mi día, que me va a preguntar a que hora tengo médico y como me fue, que me va elogiar la camisa que me puse esa mañana.
La ecuación, entonces, es básica y elemental, si no es amor, ¿qué es?
0 Blondas y algunos rubios no se callaron:
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