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domingo, 22 de junio de 2008

Al compás de la guitarra



Lo mejor que hice en este año fue dejar de ir al cumpleaños que tenía, para ir al de Mariano.
Hacía mucho tiempo que no me divertía así, ni que volvía a las 9 de la mañana a mi casa, mientras la encargada baldea la vereda.

Hoy a la noche toca Charlie.
Estoy entusiasmada por conocerlo, porque es bastante más acorde engancharme con alguien de mi edad, que está buscando otra cosa aparentemente, que con un compañero de trabajo, de 23 años, de novio y con una hija.

En la semana, tuvimos una breve charla por el Msn.
Gretel me lo presentó virtualmente.
Terminamos teniendo una conversación de a cuatro, incluyendo a Renata, y una paralela, en la que solo hablábamos él y yo.
Se acordaba de la situación en la playa, en la que le dijo a Renata que nos presentara, y en que no pudimos coincidir en el cumpleaños de ella.
Dice que esta vez se va a dar si o si, pero que lo perdone si no puede darme mucha bola, porque por lo general, cuando toca está en otra, pero que al menos encontrará la ocasión para que arreglemos para vernos en la semana.
Me parece lógico y correcto.

A la tarde hablo con las chicas para arreglar para ir.
Arreglo con Gretel para ir juntas, así que nos tomamos un taxi y allá vamos.

La banda suena bien, y el recital se hace ameno.
Cuando termina, voy con Renata a saludarlo.
Lo único que alcanza a decir, es "hola" y "gracias por venir".

Como de ahí nos vamos todos a un pub en Avenida Rivadavia, tengo la esperanza de que vaya y tengamos oportunidad de hablar.
Nunca viene.

Por un momento me siento mal.
Cuando llego a casa me doy cuenta que no es por él,sino que lo que verdaderamente me pasa es que no dejo de pensar en Ramiro, y que la única posibilidad de poder sacármelo de la cabeza acaba de evaporarse.

0 Blondas y algunos rubios no se callaron: