Tres son multitud

Martes, 8 am.

Mientras estoy desayunando, llega Daniel.Leandro se está bañando.
Viene cargado de pilas;no para de hablar. Yo estoy que me desarmo del sueño y quiero tirarle el agua caliente de la pava en la cara para que se calle.
Cuando Lean sale del baño, los dejo a ellos en plena plática y me meto en la ducha para tratar de despabilarme.
Cuando salgo, están los dos a puro café con leche y tostadas.
Les hago señas de que es tarde.
Tiran las tazas en la pileta.
Leandro y yo agarramos los abrigos y salimos.

Daniel cuenta las últimas novedades de Buenos Aires.Que Robert se quejó porque otra vez viajábamos Leandro y yo, y que no era justo, etc, etc. No me extraña de Roberto porque es un gordo desagradable (y no por lo gordo) que cuando no está comiendo se está quejando.
Cuenta que parece que en Noviembre dan un aumento, pero como falta bastante para Noviembre, la verdad es que me da lo mismo.

Cuando llegamos a la sucursal, lo presentamos a Daniel y enseguida empezamos con la rutina.
La gente en Ushuaia es mucho más amigable que en la capital.
Nos invitan con café, nos regalan yerbas regionales, nos dan excursiones gratis.Encima ,les vendemos.

Como es la bienvenida de Dani, vamos a comer cordero.
Otra vez pienso en el exceso de kilos que voy a traer de regreso, pero igual como.También pedimos postre y como.

La mesa de a tres ya no es lo mismo.
Además,Diego les consiguió una habitación para ellos dos, así que me toca dormir sola.
Desayunar sola.
Bañarme sin que haya alguien del otro lado de la puerta.
Prenderme un cigarrillo solo para mi.
Y un montón de etcéteras que van a encontrarme nuevamente sola.