Peor es nada - Segunda parte

Caminamos como dos horas hasta que Ben se cansó y me dijo:

- Puti,¿Vamos a un telo?

- Si,dale.

- ¿Dónde hay uno?

- Ni idea.Vos sos el que viene desde que era chiquito.Yo desde los 14 que no venía, y a esa edad solo me preocupaba por saber donde quedaba Sacoa.

- Jajaja. Yo tampoco se,y en el depto están los pibes.Estaban los dos insolados jugando al truco.

- Uh,que cagada.

- ¿Qué cagada que están insolados o que no sabemos a que telo ir?

- Las dos cosas.

- Preguntemos donde hay uno.

- Dale,preguntá

- No me animo.

- Ben,entrá a algún lado donde atienda un tipo y le preguntás.

Miró alrededor y vió que había un kiosco atendido por un hombre.Cruzó la calle decidido a preguntar.Lo vi entrar,y atrás de él a una señora con un nene de unos cinco años. Salió un minuto después con una paquete de chicles en la mano.

- Entró una mina.No pude,pero te traje unos chicles - Se rió

- Bueno, no se,encima es tarde,ya no hay muchos negocios abiertos.(Después de tanto caminar nos habíamos alejado bastante del centro)

Terminé de decirle eso y me apoyé en la pared de un edificio.Encendí un cigarrillo tratando de que el humo disimulara mi cara de fastidio,que a esa altura era bastante notoria.Ben,en cambio, se ponía cada vez mas cariñoso.

- ¿Te dije que estás re linda puti?

- Si,me lo dijiste apenas me viste.

- ¿Qué tenés abajo? (Me estira el escote para espiar mi corpiño)

- Mmmm, está bueno.Celeste -dice,mirándome a los ojos de una forma que ya le conozco.

- Beeen...(En un tono que él también conoce y que significa: no empecemos)

- ¿Y abajo que tenés puesto? (Mientras dice esto, se apoya contra la pared, me toma de la cintura y me coloca justo frente a él. Acto seguido me levanta sutilmente el vestido)

- ¡Ben! Estás loco.Nos va a ver la gente.

- Vos me ponés loco, y además no hay nadie.¿O vos ves a alguien?

- No,pero bueno.Puede pasar un auto...

- Daleee....si te gusta....(Dice esto pegado a mi oído,casi susurrando,mientras pasa su lengua por mi cuello)

- Ben,si seguís no me voy a poder controlar.

- Es la idea,cuanto más descontroladita estás ,más me gustás.

Por supuesto que lo que había comenzado con besos en el cuello, se fue extendiendo por cada rincón visible de mi cuerpo.Traté de dejar de lado la vergüenza que sentía al pensar que alguien podía vernos, y me dediqué de lleno a corresponder sus caricias y sus besos.A medida que lo hacía,nuestras respiraciones se oían cada vez más entrecortadas, casi convirtiéndose en pequeños gemidos.Sus manos se escurrían por debajo del encaje celeste,y las mías intentaban sorprender su intimidad.La madrugada nos encontró masturbándonos como dos adolescentes que recién descubren su sexo.
La luna había sido nuestro único testigo.