Ahí estaban los tres candidatos de turno:
1- Lucho: 33 años,vive solo,se dedica a la informática (rubro que detesto), trabaja en un laboratorio fotográfico.Soltero.
2- Julián:26 años (tengo esa debilidad,me gustan menores que yo), vive lejos, en un barrio que desconozco.Tiene novia,pero parece que no es celosa (igual no lo quiero para casarme)
3- Toto: 29 años,vive por zona sur.Recientemente abandonado,en proceso de recuperación (similar al mío).Me cuenta sus penas (también similares a las mías).
De una extensa selección (los fines de semana hay superpoblación en la red), fueron los tres seleccionados.Mi trabajo es casi como el de un enólogo que selecciona las uvas para producir un buen vino (he comprobado que para mí ,ésta es una época de mala cosecha).
Los tres me hablan al mismo tiempo,en ventanitas separadas, lo que me genera un cierto grado de stress porque cuando intento responderle a uno ,con dedicación y esmero, el otro ya está preguntando algo nuevo, y así.
A veces mezclo las conversaciones y cuando Toto pregunta donde vivo le respondo que en el Microcentro,respuesta que iría para Lucho que se interesa por saber donde trabajo.Así que en mitad de la noche y del diálogo intuyo que no saben demasiado de mi, o mejor dicho, que tienen una información falsa y distorsionada.
Los tres tienen algo que me atrapa.Lucho su ironía, Julián su desfachatez y Toto su sensibilidad.En mi mente hago una ingrata ecuación:
Lucho + Julián + Toto = 1/2 Norman
Me reto a mi misma por hacer comparaciones que solo me conducen a seguir encerrada llorando como la Magdalena.
"La idea es divertirte y recomponer tu ego" - me digo a mi misma.
Y entonces sigo,tipeando hasta las cuatro de la mañana.
Antes de dormirme hago el recuento de lo que gané:
- Matar el aburrimiento
- Tres teléfonos y tres direcciones de correo electrónico
- Extirparme por un rato el mal humor
- Reírme, por momentos
- Descubrir que además de mi,hay gente que también está sola un Sábado por la noche.
0 Blondas y algunos rubios no se callaron:
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