Efecto dominó

Julián se fue como a las ocho de la noche,porque la novia lo llama siempre a eso de las nueve. Si hay algo que no extraño en absoluto de estar en pareja es la rutina;aunque hay muchas otras cosas que sí.De eso me doy cuenta cuando Julián se va de casa y pienso que lo más probable es que no vuelva a verlo (con el tiempo comprobaría que no me equivoco y que además Julián serviría para confirmar otra de mis teorías...).Si pienso que no voy a volver a verlo no me siento mal ,lo cual es raro en alguien como yo que padece de "sensación de abandono repentino".

Yo no soy, o al menos no era, de la categoría sexo sin sentimiento, más allá de la atracción lógica necesaria.No.Yo siempre fui desprejuiciada en relación a ese tema, pero sin embargo no me motiva el sexo por el mero acto en si.Salvo hoy en que mi conducta fue distinta,instintiva,rudimentaria. Evalúo la posibilidad de que de tanto trabajar con hombres me haya contagiado una gran dosis de testosterona y que por eso asuma comportamientos masculinos.

Tengo una sensación extraña,un malestar,una pena y se que no proviene de Julián.Proviene de mi.

Hay cosas que se obtienen al estar en pareja,de las que yo carezco.

Yo no tengo a nadie para abrazar los domingos por la mañana, ni nadie que me diga lo lindo que me queda el vestido nuevo, ni que se enoje porque tardo mucho tiempo secándome el pelo, ni que reniegue si le hago ver Utilísima.

Eso es lo que me duele cuando cierran la puerta, saber que "este tampoco es", porque uno se da cuenta cuando es o cuando al menos puede ser, y cuando no lo será nunca.

El tema es que si sumo Julianes + Norman+ Ben no voy a conseguir nunca alguien que salpique el piso cuando se baña ni que me destape por las noches.

Se produce lo que llamo un efecto dominó.Empiezo por Julián y termino recordando al primer novio que me dejó.Creo que todos fueron como una prueba (ensayo y error),y lo que no reclamé en su momento, lo que toleré de uno o de otro,lo que perdoné, me convirtieron en la que soy hoy.

Esta que soy hoy parece conformarse con momentos de cariño fugaz como el de recién, pero todavía cree en el amor.